Más de 30 años después, una de los mayores trampas de la historia del tenis ha sido reconocida por su artífice. No fue un tenista, no estaba en la pista, pero desde fuera influyó de manera crucial en el desenlace de un partido de una de las mayores leyendas del deporte de la raqueta, John McEnroe.
Los hechos se produjeron en el Abierto de Italia de 1987. La presencia del tenista estadounidense en aquel torneo revolucionó por completo la ciudad de Roma, ansiosa de poder ver a uno de los mejores jugadores de momento. McEnroe, aparte de tener su genio reconocido, era muy poco amigo de la tierra batida y en escasas ocasiones se dejaba ver en competiciones de este tipo.
Sin embargo, en aquel año decidió hacer una excepción, en gran parte convencido por su mánager el italiano Sergio Palmieri. El jugador norteamericano quedó emparejado en la primera ronda con el argentino Franco Davin, un joven de 17 años que llegaba casi directo desde la categoría júnior. El público y el propio torneo esperaban una exhibición fácil de McEnroe pero Davin se impuso en el primer set y saltaron todas las alarmas.
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Entonces, se produjo un apagón de luz en la pista central. Nadie entendía que había ocurrido, salvo el propio Davin que lo entendió a la primera. Ahora, tantos años después el artífice de todo aquello ha confesado en una entrevista en el diario argentino La Nación. Sergio Palmieri, el mánager de McEnroe le pagó 100.000 liras a un operario para que cortara la luz y el partido se detuviera. Todo le salió a pedir de boca porque tras el parón, el estadounidense regresó a la pista con otra mentalidad y le dio la vuelta al encuentro para evitar un gran fracaso.
La insólita confesión
El resultado en el primer set fue de 6-3 favorable para el argentino Davin, un joven que se veía a las puertas de derrotar a toda una leyenda del tenis. La situación era desesperada para McEnroe, que también comenzó cediendo un break en el segundo set. Fue ahí cuando las luces se apagaron y el partido tuvo que detenerse. Los jugadores se marcharon a los vestuarios y media hora después regresaron a la tierra batida.
McEnroe parecía otro. Ganó el segundo set por 6-2 y se llevó la victoria en el tercero para obrar la remontada por 6-3. Todos, menos Davin, respiraron, incluida la organización del torneo, que consiguió aguantar a su gran atractivo durante varias rondas más.
"McEnroe tiraba las pelotas a cualquier lado. Entonces le digo a uno de los técnicos de mantenimiento: 'Si cortas la luz, ¿cuánto tiempo se necesita para que vuelvan a funcionar?'. Me respondió que un cuarto de hora o veinte minutos. Entonces le dí 100.000 liras para que apagara las luces", confesó recientemente Sergio Palmieri, que actualmente es el organizador del torneo.
El mánager charló y abroncó al jugador estadounidense en el vestuario para que se centrara y terminara ganando. Eso sí, Palmieri reconoció que hubo un segundo corte de luz intencionado: "Para hacer la cosa creíble, también hice cortar la luz una segunda vez y en el partido siguiente", dijo Palmieri.
El italiano apuntó además que tardó un tiempo en confesarle a McEnroe lo que había sucedido realmente aquel día: "Sí, se lo dije, pero no enseguida. Se lo conté después de un tiempo, después de algunos meses". Para finalizar, comentó que no se arrepiente de haber hecho aquello: "Son cosas que pasan".