El nombre de Sergiy Stakhovsky se ha convertido en uno de los más importantes del deporte ucraniano en los últimos meses. El tenista se ha convertido en uno de los altavoces de su país para mostrar la realidad que sacude a su tierra mientras está siendo azotada por Rusia en la guerra.
Gracias a su papel, Stakhovsky fue homenajeado en las ATP Finals que se disputaron en Turín. En ellas, Novak Djokovic se impuso en la final a Casper Ruud por 7-5 y 6-3 para igualar a Roger Federer como maestro de Maestros. El serbio completó un gran torneo que le hizo auparse con el título.
Sin embargo, la gala que despedía en las ATP Finals reunió a varios jugadores que han cerrado su etapa como tenistas profesionales contó la presencia del ucraniano, que acaparó gran parte de los focos. Después, en una entrevista con la Gazzeta dello Sport, se mostró muy contundente. "¿El día que conozca a Putin? No tendría mucho que decirle, ojalá yo esté armado", fue su principal frase.
"Estoy vivo. Todo es surrealista, pero te acostumbras. He llegado a Turin desde Budapest, donde se ha refugiado mi familia. Dejé el frente oriental y conduje desde Kiev hasta Hungría. Tengo previsto volver a la guerra el jueves", relató sobre su regreso al combate.
"Estamos en una nueva fase en la que los rusos están rompiendo nuestra infraestructura eléctrica, y Kiev ahora mismo está con frío y a oscuras. Ha disminuido la intensidad de los bombardeos, los rusos se retiran y nosotros avanzamos, pero empieza a llegar la nieve y no tenemos el equipo adecuado. Es muy simple: cuanto más rápido liberemos Ucrania, menos gente morirá", añadió sobre la actual situación que se vive en el frente.
Experiencia en la guerra
Stakhovsky quiso también contar sus experiencias en la guerra, desde que se unió al ejército al comienzo del enfrentamiento hasta su primera vez como soldado. Años antes, ya fue militante con todo lo sucedido alrededor de Crimea.
"No tuve dudas de cambiar el tenis por el Ejército. Soy ucraniano y seguí mi instinto. Mi mujer no estaba contenta... En 2014, cuando Rusia invadió Crimea pasé un breve tiempo en el frente. El estrés me hizo volver al tenis, pero con un instructor privado en Bratislava aprendí a usar una pistola o un rifle para saber defenderme. Aún no he matado a nadie, no he llegado tan lejos. Pero sí he temido por mi vida", refrendó.
"En Donetsk nos llegó una ofensiva y por suerte el tanque estaba blindado y aguantó los golpes. Y en Kiev también estuve a punto de morir en el ataque a la estación central. El silbido de los misiles se queda en tus oídos y es un sonido que nunca olvidas. He visto morir a civiles, gente inocente que no tiene nada que ver con la guerra", terminó.