El extenista Boris Becker fue puesto en libertad después de haber pasado ocho meses en la cárcel y será deportado próximamente del Reino Unido. El que fuera tres veces campeón del torneo de Wimbledon fue condenado a dos años y medio de cárcel por haber ocultado activos y préstamos por valor de cerca de 3 millones de euros para evitar pagar sus deudas.
El alemán, de 55 años de edad, recibió su condena el pasado mes de abril, y no ha llegado ni siquiera a cumplir la mitad de la pena ya que ocho meses después de su ingreso en prisión ya está de nuevo fuera de la cárcel.
El que llegara a ser número 1 del mundo y que es recordado como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, llegó a declararse insolvente el pasado 21 de junio de 2017 alegando una deuda de 50 millones de libras, es decir, unos 58 millones de euros, relacionada con un préstamo que no había podido pagar de más de 3 millones de libras, cerca de 3,4 millones de euros por una propiedad que tenía en la isla de Mallorca.
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Según la agencia británica PA, Becker había sido trasladado desde la prisión de Wandsworth, situada en el suroeste de Londres, a la de cárcel de Huntercombe, cercana a la localidad de Henley-on-Thames, en el condado inglés de Oxfordshire. Este último se trata de un centro penitenciario de menor seguridad para delincuentes extranjeros, y ahora se encuentra a la espera de su deportación.
Culpable de cuatro cargos
Boris Becker llegó a ser declarado culpable de cuatro cargos por un jurado en Southwark aunque también llegó a ser absuelto de otros 20 más. De hecho, en el año 2002 vivió un episodio similar y fue condenado a dos años de libertad condicional y a pagar medio millón de euros por evasión fiscal entre los años 1991 y 1993.
Becker, que también fue comentarista en la televisión pública británica BBC, fue el pasado mes de abril condenado a dos años y medio de prisión y, pese a que parecía que el primer año y medio en la cárcel iba a ser innegociable, finalmente ha logrado salir antes de tiempo tras cumplir 8 meses de castigo.
El tenista alemán fue un mito durante las décadas de los 80 y los 90. Ganador de seis Grand Slam, su torneo fetiche fue el de Wimbledon, precisamente en el país donde terminó siendo condenado a prisión, ya que ganó tres ediciones sobre la hierba londinense. Lo hizo en los años 1985, 1986 y 1989.
Además, el germano también llegó a proclamarse campeón del Abierto de Australia en los años 1991 y 196, mientras que también ganó el US Open en 1989. Su única espina le quedó clavada con Roland Garros, ya que en la tierra batida de París jamás llegó a triunfar. Su tope fueron las semifinales, que alcanzó hasta en tres ocasiones, pero jamás llegó a poder jugar una final de este torneo.