El Abierto de Australia ha prohibido las banderas de Rusia y Bielorrusia entre los aficionados que asistan al torneo. Los tenistas de dichos países ya jugaban sin bandera, pero una polémica durante un partido del cuadro femenino ha acabado en veto "inmediato" en medio de las tensiones políticas.
El lío tras lo que ocurrió en un partido de este lunes que enfrentó a la rusa Kamila Rakhimova y a la ucraniana Kateryna Baindl, que se llevó la victoria por 7-5, 6(8)-7(10) y 6-1 y en segunda ronda se medirá a la estadounidense Caty McNally. El partido se celebró con normalidad hasta que un aficionado colgó una bandera rusa en un arbusto anexo a la pista 14 de Melbourne Park.
El embajador ucraniano en Australia, Vasyl Myroshnychenko, estalló y condenó "enérgicamente la exhibición pública de la bandera rusa" durante el partido. "Hago un llamado a Tennis Australia para que haga cumplir de inmediato su política de 'bandera neutral', exigió el político.
La presión creció para Tennis Australia, organizadora del torneo, que se vio obligada a tomar medidas. "Como australiano, estoy profundamente avergonzado por esto. Qué demonios. La mejor de las suertes para Kateryna", denunció un aficionado en redes. "Eso es vergonzoso, echarlos y vetarlos de por vida", escribió otro.
La organización emitiría un comunicado anunciando el veto de las banderas rusas y bielorrusas: "Nuestra política inicial era que los aficionados podían traerlas, pero no usarlas para causar interrupciones. Ayer tuvimos un incidente en el que se colocó una bandera en la cancha. La prohibición es efectiva de inmediato. Seguiremos trabajando con los jugadores y nuestros aficionados para garantizar el mejor entorno posible para disfrutar del tenis".
Tensión en el circuito
El tenis mundial condenó desde el principio la invasión rusa a Ucrania. Las principales organizaciones (ATP, WTA e ITF) permitieron a los tenistas de Rusia y Bielorrusia seguir compitiendo, pero solo pueden hacerlo sin utilizar el nombre y las banderas de sus países. El caso más significativo es el de Daniil Medvedev, exnúmero 1 del mundo.
Aún así, sigue habiendo ciertas tensiones en el circuito. Otra ucraniana en el Grand Slam, Marta Kostyuk, ganó a Amanda Anisimova, de origen ruso, y declaró que no saludará a ninguna rival rusa o bielorrusa contra la que juegue: "No he cambiado mi forma de pensar sobre la guerra y lo que está pasando en el circuito. No es suficiente con que digan que no quieren la guerra, nosotros tampoco. El que hable claro, tiene derecho a estar aquí, pero quien no lo haga… no creo que sea humano".