En la planta -1 de la Caja Mágica de Madrid hay un corrillo de jugadores. Lo forman algunas estrellas de la ATP como Stefanos Tsitsipas, Andrey Rublev o Dominic Thiem. También está Martín Landaluce (Madrid, 2006), con su imponente 1,91 de altura que a la vista disimula lo que verdaderamente es, un adolescente de 17 años.
Trata de aprender de todos esos 'monstruos' y de hacerse un hueco entre ellos poco a poco. Es el primer Masters 1.000 que juega, invitado por la organización del Mutua Madrid Open a la misma edad que tenía Rafa Nadal también en su estreno. Igual que habría ocurrido con Carlos Alcaraz, de no haber sido por la pandemia que retrasó el proceso un año.
A Landaluce le acompañan su entrenador, Óscar Burrieza, y su agente, Albert Molina. Ellos miman a la nueva joya del tenis español. La exposición ha crecido tras unos meses en los que se coronó campeón del US Open júnior y ascendió al puesto número 1 del ranking de la misma categoría. "Intento estar con los pies en el suelo", dice en conversación con EL ESPAÑOL sobre su despegue mediático.
Martín, o 'Tintín', como le llaman cariñosamente en su círculo, debutó este miércoles en el Mutua Madrid Open. Jugó en la pista Manolo Santana y perdió en dos sets contra el veterano Richard Gasquet. El objetivo no es ganar ya, como tampoco lo era para Nadal en 2003 cuando fue derrotado por Àlex Corretja en su primera vez en el torneo, que entonces todavía era de pista dura.
"El objetivo es sacar lo máximo posible de estos torneos. Aprender de los grandes jugadores es una experiencia única. Este año me viene genial ir teniéndolas, el perder partidos, el afrontar momentos difíciles con mucha gente. Creo que es muy positivo eso. Me intento exigir lo mismo que el año pasado en cuanto a resultados, pero al final soy consciente de que este año es más para disfrutar e intentar sacar lo máximo posible para mirar al futuro", decía Martín un día antes a este diario como si supiera lo que le tocaba.
Landaluce compartió pista el martes con los tenistas citados al inicio del texto y otras cuatro estrellas más (Feliciano, Tiafoe, Korda y Ruud). Fue en la pista Arancha Sánchez Vicario, donde se celebró el innovador evento Red Bull Bassline. El formato parecía venido del futuro: partidos rápidos al mejor de tres tie-break, con DJ de fondo, sin jueces...
Su presencia en esta velada, así como en el torneo como wild-card, demuestra el aumento de atención que recae sobre él. La gente ya le conoce, como se ve en las gradas: "Al final intento estar lo más presente posible, con los pies en el suelo y no estar pendiente de las redes sociales y de todo esto. Porque al final, tanto en lo positivo como en lo negativo, es algo que al jugador no le aporta demasiado. Necesita seguir su camino, seguir trabajando y que no le condicione lo que puedan decir los medios, las redes sociales... Intento apartarme un poquito de esto y seguir trabajando", señalaba sobre el ruido que ya genera en el circuito y entre la gente.
La decisión de su vida
Todo forma parte de un "proceso", como repiten en su equipo. En octubre de 2022, poco después de ganar en Flushing Meadows el US Open júnior, el entrenador de Landaluce, Burrieza, confesaba a EL ESPAÑOL que su pupilo todavía tenía que decidir qué hacer tras acabar Bachillerato (está en 1º): dedicarse al 100% al tenis profesional o irse a estudiar una carrera a Estados Unidos como hicieron sus hermanos.
Seis meses después, le preguntamos a Martín si la decisión ya esta tomada y responde esto: "Todavía no. Todavía seguimos en el proceso de aprendizaje, de seguir trabajando para ver hasta dónde puedo llegar hasta ese momento. Sí que es verdad que al final me estoy metiendo en torneos más profesionales dentro del ATP Tour y apetece seguir. Pero el hecho de renunciar a una opción... todavía no. Hay que seguir así, con el proceso. Y cuando llegue a la edad, ver qué hacer".
De sus palabras se puede deducir una lógica inclinación a apostarlo todo por el tenis. Desde que ganó el Grand Slam júnior, Landaluce ha debutado como profesional en un ATP 250 (Gijón), ha ganado su primer partido en un Challenger (Madrid), fue invitado al Godó y esta semana al Masters que se juega en la Caja Mágica. Entremedias alcanzó el número 1 júnior y, antes de eso, se unió a la Rafa Nadal Academy.
Junto a su entrenador, Landaluce se trasladó durante una temporada a Manacor. Allí pulen su juego y su físico. También le ha permitido entrenar más veces junto a Rafa Nadal, aunque ya lo había hecho antes. Del mismo modo, conoce bien a Carlos Alcaraz, que solo le saca tres años. Ambos comparten representante y entre los equipos hay buena sintonía.
"En cada punto, en cada 'rally' que hacen, todo es súper intenso en un entrenamiento con Nadal o Alcaraz"
Haber practicado con una leyenda como Rafa y el tenista del momento que es Carlos es un privilegio para alguien como Martín. De ambos tiene muchas cosas que aprender, pero ve detalles comunes entre uno y otro como "el trabajo en el día a día de los dos": "En cada punto, en cada rally que hacen, todo es súper intenso. Están siempre preguntando e intentando comunicarse con el equipo, que es algo que debería aprender bastante e intentar imitarles".
"Alcaraz igual fluye un poquito más, se divierte un poquito más en la pista. Rafa yo creo que ya después de todos los años que lleva en el circuito, igual se ha vuelto algo más correcto, más profesional", cuenta sobre cómo se comporta cada uno cuando entrena con ellos.
Sobre el Masters de Madrid no llegó a hablar con ninguno, pero sí charló con Alcaraz en el Godó. Son momentos, con Carlos o con Rafa, en los que sabe que tiene que sacar la libreta para apuntar sus indicaciones: "Ellos hablan, sobre todo, de que disfrute. Alcaraz me lo dijo en Barcelona y tengo que intentar seguir un poquito ese consejo".
Verse en Madrid a la edad a lo que lo hizo por primera vez Nadal o a la que debió hacerlo Carlos llena de orgullo a Martín: "Al final parece que vamos por el buen camino. Son dos referentes. Nadal me ha marcado toda la vida y ahora Alcaraz también está haciéndolo. Parece que estamos en el camino correcto y eso hace que sigamos trabajando con muchas ganas", analiza en EL ESPAÑOL.
Todo el futuro por delante
Una vez puesto el check a jugar como profesional en la Manolo Santana, con familiares y amigos también en las gradas, el resto del 2023 trae muchos más torneos para Landaluce. También derrotas, como la de este miércoles ante Gasquet, porque de ellas aprende mucho. Aunque en un futuro idílico ya se imagina un partido soñado: "Contra Alcaraz. En una pista grande. Lo podríamos pasar muy bien, disfrutaríamos muchísimo".
Pero volviendo a lo de 'los pies en los suelos', sus metas no son excesivamente ostentosas: "Diría que durar muchos años en el circuito. Igual 10-15 años más. Pero no soy de objetivos y no podría decir un torneo o una meta concreta. Yo creo que eso: aguantar mucho tiempo, que me respeten las lesiones, cuidarlo lo máximo posible y seguir disfrutando de este deporte". 'Tintín' Landaluce. Apunten su nombre.