El mundo del deporte es ciertamente caprichoso. Acostumbrados a ver la cara agradable del éxito, muchas veces hay detrás una historia mucho más oscura que atormenta a los atletas. Esto es lo que le ocurre a Lucas Pouille, jugador presente en esta edición de Roland Garros y que se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas.

A sus 29 años, Pouille había tenido una carrera relativamente destacada. Había sido top ten de la ATP en el año 2018 tras lograr varios títulos en el circuito y se mantuvo en posiciones destacadas a lo largo de su trayectoria. Sin embargo, todo cambió con los problemas reiterados de lesiones en 2019.

Como a muchas otras personas en el mundo, las secuelas de las mismas le afectaron. El francés vivió uno de los episodios más oscuros de su vida mientras se relacionaba con la bebida para superar los contratiempos derivados y eso le causó serios estragos en su día a día, sumiéndole en una espiral ampliamente negativa que le provocó un descenso a los infiernos.

El mal momento por el que pasaba Pouille se vio reflejado sobre las pistas. El jugador francés comenzó a bajar de manera considerable en el ranking, lo que hizo que se quedase fuera de los primeros puestos y se hundiese de una forma escandalosa. Llegó a estar en el puesto 678. Una situación que tiene su explicación, puesto que sufrió de depresión y alcoholismo.

Así lo reconoció el propio Pouille durante una entrevista en L'Equipe previa a su desembarco en el cuadro final de Roland Garros. El jugador local pudo estar en el torneo gracias a una invitación para la fase previa del Grand Slam y la ha aprovechado a la perfección, puesto que ya ha sumado su victoria en primera ronda frente al austríaco Jurij Rodionov.

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Ahora, esa situación ha cambiado drásticamente y el tenista parece ir recuperando poco a poco la normalidad, demostrando de nuevo esa calidad presente en su muñeca en Roland Garros. Un regreso que ha provocado que sea ovacionado por todos los presentes en su primer partido sobre la arcilla parisina.

Depresión y alcoholismo

Lucas Poullie se vio sorprendido por la llegada de las continuas lesiones. Una situación, que como el mismo ha reconocido, le ha llevado a pasar los peores momentos de su vida. Tras más de un año luchando contra los problemas de depresión y de alcoholismo, el jugador francés parece haber recuperado ese espíritu ganador.

A través de una entrevista en L'Equipe, el francés reconoció cómo le afectó y cómo se sumió en esa espiral negativa que le llevó a apartarse del circuito de la ATP durante un largo periodo. La obligación de parar para mantener su salud fue el motivo por el que tuvo que decir adiós al tenis durante junio de 2022, regresando con más fuerzas en este comienzo de año.

"Entré en una depresión que me llevó a dormir solo una hora por la noche y a tomar alcohol solo. Me sentía en un lado oscuro. Después de una semana sin dormir, tiré todas mis raquetas a la basura y le pregunté a mi familia: ¿Les parece normal que a los 28 años, y siendo padre, llore todas las noches en mi habitación de hotel cada vez que pierdo?", explica en su entrevista al citado medio.

"No hablaba sobre lo que me pasaba con nadie. En un momento dije basta. Por mi salud mental, tuve que parar", incide Pouille sobre la necesidad de dejar atrás los torneos. "Los tenistas estamos como en una burbuja. No necesariamente te das cuenta de lo que es la vida. Fue súper interesante salir de todo eso, no hablar más de tenis, me hizo mucho bien a la cabeza", resalta.

Ovacionado en su regreso

Tras haber dejado atrás esos durísimos momentos, Poullie ha vuelto a recuperar la sonrisa en Roland Garros dejando atrás siempre complicada fase previa y recibió todo el cariño de los aficionados presentes en su último partido de la misma frente a Jurij Rodionov. Se deshizo del austríaco en tres sets (1-6, 7-5, 6-0), lo que provocó que las gradas estallen en un sonoro aplauso para él tras darse a conocer su historia de superación.

Mientras tanto, Pouille, sabedor de todas las dificultades que había pasado, se echaba las manos a la cara y la cubría con una toalla. Estaba llorando, un momento de felicidad marcado por la superación y por haber dejado atrás todos esos problemas que le habían azotado.

Curiosamente, en su primer partido del cuadro final de Roland  Garros, Pouille se vio las caras de nuevo contra Rodionov, al que volvió a vencer de manera contundente. Tras lograr esa victoria, el francés, exultante de alegría, entonó el himno nacional de su país, La Marsellesa, mientras recibía todo el apoyo de su público.

Durante su entrevista, también dejó claro su próximo objetivo en su carrera tenística. "Vuelvo con ganas de jugar, de ganar partidos, con el objetivo de darlo todo para intentar vivir un sueño y disputar los Juegos Olímpicos de París", desarrolló. Ahora, Pouille ha dado un paso de gigante para luchar por su presencia allí, solo falta que mantenga este nivel.