Novak Djokovic ha hecho historia en el tenis. El deportista serbio encabeza listas, gana títulos y su carrera parece no desfallecer, a pesar de la irrupción de nuevas figuras como Carlos Alcaraz. Sus éxitos no están libres de polémica: durante la pandemia fue llamativa su negativa a vacunarse y, por tanto, la inhabilitación en varios torneos.
Aparte, se habla bastante de su preparación para enfrentarse a la pista. Entre otras cosas, de su cuidado a la hora de comer o de intolerancia a ciertos alimentos. Esta semana, un usuario de Twitter ha detallado ese régimen al que se somete. Justo cuando levantó la copa del Masters 1000 de Cincinnati y confesó que había sido uno de los partidos "más complicados" de su vida.
Según José Morón, creador del hilo sobre su dieta, el profesional lleva años cuidando al detalle su estado físico. Así mantiene su rendimiento a tope y evita lesiones. Esa alimentación ya ha sido pasto de debates. Ahora, al aclarar cómo se organiza los platos a lo largo del día, ha suscitado aplausos y comentarios de sorpresa por parte de seguidores o quejas por parte de algunos nutricionistas.
El día de Djokovic, indica el usuario, empieza con un vaso de agua caliente. Le añade "un chorro de limón y gotas de plata". El agua está templada: no la toma fría "para no gastar energía calentándola". Más tarde, en el primer tramo de la mañana, se prepara un batido verde. Pasa antes entre 14 y 16 horas de ayuno. Este 'smoothie' contiene "apio, espirulina, espinacas y algas, además de varios tipos de frutas que le añaden el valor energético para el entrenamiento".
Djokovic no cambia el desayuno ninguno de los 365 días del año, advierten. El serbio toma todas las mañanas un tazón que contiene "muesli orgánico sin gluten, avena, frutas y dos cucharadas de miel de Manuka" (un tipo producida por abejas que se alimentan de una flor que nace en Nueva Zelanda y Australia).
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Para almorzar tira de carbohidratos. Vienen en forma de algas, verduras, quinoa, arroz, patata, boniato, ensalada... Y la proteína, a la cena: "El tenista decidió hace años eliminar de su dieta tanto el pescado como la carne, la cual consumía dos veces al día. En cambio, ahora introduce proteínas gracias al tofu, plantas, verduras, sopa o crema", escriben.
Acompañado de fotos que atestiguan este régimen y de un mensaje con alguna de las fuentes utilizadas, el hilo se ha llenado de comentarios. Algunos valoran esa rigidez y perseverancia o se atreven a dar consejos. Otros, lo ponen en duda, aludiendo a la genética y al entrenamiento. También hay quien la alaba, pero tira del humor para describirla: "Ahora entiendo por qué está siempre cabreado".
Críticas profesionales
Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos, ha rebatido cada apartado. "El gasto calórico que se produce cuando bebemos agua fría es insignificante. No tiene repercusión sobre el rendimiento físico ni sobre el peso. Ojo con esto: algunas personas se obsesionan con ello. Por ejemplo, algunas personas que sufren anorexia", dice en relación al agua templada. "Lo de beber agua con limón en ayunas tampoco tiene fundamento. Y de la plata ya ni hablamos Oro parece, plátano es", bromea.
"Tomar batidos verdes no aporta beneficios extraordinarios; más bien al contrario: puede suponer un riesgo para la salud por su aporte de nitratos y de ácido oxálico", comenta, discutiendo lo de la "energía": "Si lo que quiere es energía para su entrenamiento, la fruta no es la mejor opción".
Vuelve a la carga cuando habla del desayuno o la comida. "Erre que erre con la energía. Lo del ayuno puede resultar útil en determinadas circunstancias, bajo supervisón. Pero no es el milagro que muchas personas piensan: no es para todo el mundo, ni mucho menos. Además, no está exento de riesgos". "Lo de la energía que se gasta en la digestión, viene a ser como lo del agua fría: el ahorro del perejil", apunta.
Hablando de sus elementos a primera hora, dice esto: "Lo del desayuno parece más una poción mágica de Harry Potter que otra cosa. Que oye, si gusta, allá cada uno, pero no busquemos milagros donde no los hay: el gluten solo es perjudicial para quienes sufren trastornos relacionados con él". Y los alimentos 'orgánicos' o 'ecológicos' no son "necesariamente más saludables/seguros/nutritivos/sabrosos que los convencionales (pero normalmente sí más caros)".
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"Y la miel no hace milagros. Esa si acaso puede provocar alguna risa por la rima fácil (y soez)", añade. "Lo de hacer dieta disociada (por un lado hidratos de carbono [comida] y por otro, proteínas [cena]) no tiene fundamento y es absurdo: la mayoría de los alimentos están compuestos por ambos nutrientes (aunque es cierto que las proporciones son diferentes)", añade.
En cuanto a las algas, relata, "su consumo habitual no es recomendable porque la mayoría contiene cantidades altísimas de yodo, lo que puede provocar trastornos relacionados con la tiroides". "Lo de no comer carne ni pescado, allá cada cual. Se puede seguir una dieta saludable sin consumir estos alimentos (planificándola bien). Pero no hacerlo 'para no consumir mucha energía en su digestión' no tiene mucho fundamento", alega.
"Se puede seguir una dieta vegetariana o vegana y mantener un buen estado de salud, pero leyendo eso parece que se podría hacer al tuntún: unas verduras por aquí, otras por allá y ale. No es así: es imprescindible tomar suplementos de B12 y planificar", relata, zanjando: "La alimentación influye sobre el rendimiento deportivo, pero hay factores mucho más importantes, como el entrenamiento, la genética, etc. La comida no hace milagros".
No todo depende de la dieta
El experto compara la dieta con otros logros: "Si aprobaste aquel examen no fue por hacerlo con ese boli Bic 'que tanta suerte te daba'. Quizá te dio confianza y te ayudó a escribir de manera más cómoda, cosas que sí influyen, pero si aprobaste fue sobre todo porque habías estudiado y conocías las respuestas", señala.
"Por cierto, la alimentación no se reduce a sumar y restar calorías, ni a ahorrar o acumular energía. Nuestro cuerpo no es un radiador ni una lavadora A+++ La cosa es un pelín más compleja y no tan matemática como a menudo se da a entender", explica. "Además, tomar como referencia esta supuesta 'dieta de Djokovic' o la de cualquier otra persona es absurdo: cada persona tiene sus propios gustos, posibilidades, necesidades (sobre todo si se trata de un deportista de élite), etcétera", zanja.