Un vídeo se hizo viral en las redes sociales hace unos días entre los amantes del tenis. Sin el contexto adecuado, no parecía gran cosa. En él, durante dos minutos se podían ver varios momentos de un partido correspondiente a un torneo ITF, la categoría más baja de este deporte, y uno de los dos jugadores perdiendo casi todos sus puntos y fallando golpes aparentemente 'sencillos'.
Lejos de ser motivo de burla, aquel vídeo levantó una serie de reacciones de admiración. Y no era para menos. El gran protagonista era Joey Dillon, un jugador amateur norteamericano que lucha por sus sueños y que de vez en cuando consigue un pase para un torneo ITF. Lo suyo es una historia de superación, de insistencia y de pérdida de complejos que le ha llevado a jugar torneos profesionales, por mucho que estén lejos de los grandes focos.
Todo cobra más sentido al conocer que hace apenas dos años Dillon pesaba 90 kilos más que ahora. No se resignó a su estado y peleó por tener una mejor salud, así que gracias a un programa de control de peso de la WTA el norteamericano cambió su vida por completo. Se sometió a una cirugía de bypass, pasó de nuevo otras dos veces por el quirófano para eliminar la piel sobrante y tan sólo gracias a su fuerza de voluntad consiguió cambiar por completo su apariencia.
Sin saberlo, dos tenistas cambiaron por completo la vida de Joey Dillon. El norteamericano se convirtió en un gran admirador de las hermanas Williams y él, a ser también gemelo, pensó que quería imitarlas. Con esa meta instalada en su mente comenzó un duro camino que todavía hoy está por recorrer y del que ya disfruta como el que más.
Una mejora constante
Para participar en un torneo ITF de baja categoría no hace falta ni siquiera ser un tenista profesional. Es suficiente con pagar una licencia anual que cuesta cerca de 65 dólares al año y registrarse en un sistema que permite apuntarse a este tipo de competiciones menores. Aún así, la presencia no está asegurada porque ese jugador aparece con el rol de alternativo y tendrá que esperar bajas de última hora o falta de tenistas para completar el cuadro.
Eso es lo que hace Joey Dillon con una gran paciencia y entusiasmo. En el ITF de Colombus pudo formar parte del cuadro final, su séptimo torneo desde que empezó esta aventura. Él es consciente de que está lejos de un gran nivel y de hecho no ha ganado ni un solo juego en todos los partidos que ha jugado, pero sabe que puede mejorar poco a poco.
"Ellos no me ven como un rival, creo que lo ven como una oportunidad para probar cosas diferentes y para practicar para el siguiente partido. Ninguno de mis rivales ha sido maleducado, todos han sido majos y alguno incluso me ha escrito después al ver mi historia. Yo sé que no estoy al nivel, pero escuchar todas esas bonitas palabras me ayudan mucho y me quitan las inseguridades", comentó Dillon recientemente en declaraciones a la agencia EFE.
Confesó, incluso, que le da vergüenza pedir a otros jugadores profesionales con los que coincide en los torneos que calienten con él. En su lugar, se acerca al club donde se dispute el torneo con antelación y ve el resto de partidos, después calienta un poco y termina saltando a la pista. Después, como se graba sus encuentros, se analiza para tratar de mejorar.
"A veces he visto a otros chicos como yo que han salido a un partido de estos pensando que van a poder estar al nivel, competir e incluso ganar. Yo no soy así. Yo sé que es solo una oportunidad para probarme a mí mismo y para tomar una nueva lección de vida", dice con toda la filosofía del mundo.
Ganar un solo juego
De hecho, las aspiraciones de Joey Dillon son muy modestas pero también realistas por el nivel que él mismo sabe que tiene. Su pequeño gran sueño es el de poder ganar un juego algún día en un torneo profesional, ya que hasta ahora todos sus encuentros han quedado con un doble 6-0.
Para el norteamericano poder sumar un juego a su casillero sería todo un éxito que le daría todo el sentido del mundo a los sacrificios que ha hecho para llegar hasta aquí: "Me encantaría ganar un juego. De hecho, un juego en cada set sería perfecto. O dos en un set, así no parecería tan terrible. Para ganar un partido... Tendría que tener la suerte de mi vida en el sorteo".
De hecho, en su último encuentro se sorprendió de lo bien que arrancó: "En el último partido comencé con un golpe ganador, lo que me dejó sin palabras, porque solo en otros dos partidos había conseguido pegar un golpe ganador".
Por el momento Joey Dillon sigue una mejora constante y cada vez está más cerca de cumplir su modesto sueño. Paralelamente, también participa en el circuito amateur GLTA, para la comunidad LGTB, donde sí que consigue mejores resultados.
Para él, ahora mismo, lo importante son los puntos que consigue en cada torneo, pero espera poder pasar de contar puntos a juegos próximamente. En este precioso camino, mientras tanto, se ha ganado a cientos de fanáticos y admiradores alrededor de todo el mundo.