Rafa Nadal volvió a ganar un partido oficial 351 días después. Su regreso al circuito tras casi un año sin jugar no pudo ser más dulce: victoria contra Dominic Thiem en dos sets (7-5 y 6-1) que le llevó apenas hora y media. Un primer set apretado y un segundo mucho más dulce marcaron el debut del tenista manacorí en el ATP de Brisbane.
La verdad es que Nadal impresionó a todos con la versión que ofreció este martes. Físicamente se le vio bien, mentalmente imbatible y con la raqueta demostró que el toque no se pierde cuando uno es leyenda. Rafa batió a Thiem, que no se esperaría un rival así y que, además, venía con el rodaje de disputar la fase previa.
Fue un buen partido, sobre todo durante el primer set en el que ambos se dieron con todo en sus saques. Nadal pasó a la ofensiva en el último juego antes de pasar al tie-break y pilló por sorpresa al austriaco, contra el que ha disputado a lo largo de su carrera dos finales de Roland Garros (2018 y 2019). La segunda manga fue mucho más tranquila por el hundimiento de Thiem.
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El partido dejó algunos puntazos. Con el foco puesto en Nadal tras casi un año sin jugar, Rafa superó las expectativas protagonizando golpes de la categoría de los que han marcado su trayectoria de más de dos décadas. Brilló especialmente en el saque, pero también dejó destellos tanto desde el fondo de la pista como subiendo a la red.
La actuación de Nadal da para reunir sus mejores puntos y armar unos highlights que nadie diría que son tras pasarse todo un año sin competir. De hecho, en su primer punto del partido ya dejó al público su clásico golpe ganador de derecha. Estas fueron las mejores acciones de Rafa en un día cargado de emociones:
Rafael Nadal regresó como siempre. Atrás dejó, arrinconado, aquel mal momento de la segunda quincena de enero del pasado año cuando perdió un partido del Abierto de Australia que terminó de mala manera ante el estadounidense Mackenzie MCDonald.
Lo acabó dañado, lesionado en el psoas ilíaco de la pierna izquierda. Nada hacía pensar que ya no volvería a pisar una cancha en todo el 2023 y que en cada entrevista recibiría más preguntas sobre su retirada que sobre sus objetivos.
"Es un día muy emocionante para mí por todo lo que he pasado. Me siento muy feliz. Todo ha salido bien. Han sido muchas cosas. Estoy agradecido por todo", dijo Nadal sobre la pista tras su victorioso regreso al circuito.
No dio la sensación durante muchos momentos de que el tiempo hubiera pasado para el jugador de Manacor, de 37 años, que con la prudencia necesaria advirtió en su día que este 2024 podría ser el último de su exitosa trayectoria.
El choque fue un cara a cara serio, sin tregua, ante un adversario reputado, de prestigio. En su día considerado uno de las grandes irrupciones del tenis. Llamado a heredar el dominio del 'Big Three', con un título Grand Slam, el US Open 2020 en su currículum y otras tres finales perdidas.
Un viejo conocido para Nadal este vienés de 30 años que llegó a ser el tercer mejor tenista del mundo y que ahora está decaído, hundido, más allá del 90. La de Brisbane era el decimosexto cara a cara entre ambos. Nueve los había ganado el balear pero los dos últimos, los más recientes, fueron para Thiem.