Rafa Nadal rompe todos los esquemas. Nadie podía imaginar meses atrás que el tenista nacido en Manacor estaría así de bien en sus primeros partidos de 2024, tras casi un año sin jugar. Este jueves se metió en unos cuartos de final por primera vez en 559 días. Para la última ocasión en la que esto ocurrió hay que remontarse a Wimbledon 2022.
Pero Nadal, a sus 37 años, vuelve a demostrar que es un deportista galáctico y que pocos en la historia han tenido su capacidad de superación. Hasta ahora ha ganado a dos tenistas situados en torno al Top 100 de la ATP: Thiem (98º) y Kubler (102º). En cuartos le tocará afrontar un desafío mayor: contra Thompson, número 55 del mundo.
Lo verdaderamente importante está en lo que dijo Nadal a pie de pista tras el partido: "Estoy feliz, por volver después de un largo tiempo y por sentirme competitivo". Rafa ha superado, incluso, sus propias expectativas y las de su equipo e ilusiona a todos por su altísimo nivel demostrado ahora.
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Ya ante Thiem, Nadal dejó un repertorio de puntos que recordó a sus golpes de siempre. Contra Kubler repitió, sobre todo en un primer set en el que se encontró especialmente cómodo. Rafa machacó a su rival desde la línea de fondo y también regaló a los aficionados algunas acciones en las que la raqueta se convirtió en una varita mágica.
En concreto, hubo un golpe que hizo las delicias de todo fan del tenista manacorí. Fue en la primera manga, en una subida a la red de Nadal que primero arrancó para llegar a la pelota y luego remató de espaldas el globo que le intentó lanzar Kubler.
Durante todo el partido, Nadal se impuso desde el fondo de la pista a un Kubler sin recursos. Rafa sigue dando síntomas de mejoría, tanto a nivel técnico como en su movilidad en la cancha, y se mostró más sólido con su 'drive' que en el día contra Thiem.
Nadal se anotó buenos puntos con golpes de derecha y del revés, golpeando con contundencia ante un rival que pasó por molestias físicas en su brazo derecho (hasta tres veces pidió la asistencia médica).
Pero si hay un aspecto que destacar de Nadal en estos dos partidos desde su regreso está siendo su saque. Ante Thiem ya deslumbró con un 90% de puntos ganados con su primer servicio (28 de 31). Este jueves, registró cuatro aces y salvó todas las bolas de break que tuvo Kubler (4). Rafa todavía no sabe lo que es perder un juego al servicio en Brisbane.
Otros de los números reseñables de Nadal fueron 20 winners y sólo ocho errores no forzados. En el resto, Rafa ganó 9 de los 11 puntos que Kubler tuvo que jugar con su segundo saque.
Este Nadal se parece al de siempre más de lo que cualquiera podía imaginar. Disfruta en la pista, que era uno de los objetivos claros que tenía con su regreso a las pistas. Y hasta deja algún que otro momento divertido, como el que ocurrió cuando se retrasó de su regreso del baño en un cambio de set.
Eso le costó un 'warning' del juez de silla, aunque se lo tomó de buena manera. Tras el partido contó lo que le había ocurrido: "Brisbane es muy húmedo, me he tenido que cambiar entero. Veía cómo pasaba el tiempo y que entré 10 segundos más tarde. Pensaba que venía en tiempo, voy a mi ritmo, pero tengo que mejorar en eso", dijo con una sonrisa en su rostro el de Manacor.
Nada parece haber cambiado y Nadal ha logrado hacer sentir a la gente en dos días que nunca se fue. Más de 500 días sin verle en unos cuartos de final, pero este viernes tendrá una oportunidad de redención. Rafa se siente competitivo antes de lo que podía imaginar y eso carga de razones al público para ilusionarse de cara al Abierto de Australia.