Cuando Rafa Nadal se preparaba para debutar en el torneo de Brisbane frente a Dominic Thiem existía una sensación de nostalgia y también de expectación. Un año, para un jugador de 37 como los que tiene Rafa, son muchos. Y eso es lo que ha estado parado sin competir.

De ahí la nostalgia y ganas de volver a ver competir a uno de los mejores tenistas de la historia. También cierta expectación por ver si iba a volver por todo lo alto o si nos íbamos a topar con un jugador bajo mínimos. Ha quedado claro que Rafa Nadal todavía tiene tenis en sus manos.

El balear cayó en los cuartos de final del ATP de Brisbane. Lo hizo en tres sets ante Thompson y quedándose así sin la opción de conseguir su primer título de la temporada. Sin embargo, la primera semana de Nadal ha dejado varias cosas que permiten ser optimista con él.

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Sin duda, una de las más destacadas es la frescura en su juego. Si esperábamos ver a un Rafa con un ritmo lento nos equivocábamos. El partido ante Thiem de primera ronda era propio de hace unos años. No se notaba que llevaba 12 meses fuera. Dejó puntos increíbles y una sensación muy positiva tanto al servicio como al resto.

Lo mismo ocurrió en su segundo partido, esta vez frente a Kubler. Al igual que frente a Thiem, Nadal demostró ser muy superior y barrió de la pista a su contrincante en apenas una hora de juego. 

Le quedaba probarse ante un rival que le exigiera más y eso ocurrió en los cuartos de final frente a Thompson. Acabó perdiendo, pero tuvo tres bolas de partido en el segundo set que pudieron haber servido para darle el triunfo por 2-0. El choque duró casi tres horas y media y durante prácticamente todo el tiempo el tenista español mostró mucha entereza física.

A la espera de las molestias

Cuando estaba por detrás en el marcador en el último set, Nadal fue atendido por los médicos por unas molestias cerca de la cadera. Tras el choque, el propio tenista habló de su percance físico, en una zona similar de la que se lesionó el año pasado. 

"El dolor es en el mismo sitio, pero siento que es algo más muscular por el cansancio. La pasada temporada era el tendón y la sensación fue completamente distinta porque lo noté mucho más. Hoy no sentí nada, lo que pasa es que al ser el mismo sitio te asustas más", dijo el balear.

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"Espero que sólo sea que tengo el músculo cargado después de varios días jugando y de un partido duro como el de este viernes con Thompson. Yo ya dije que mi objetivo era ser competitivo en un par de meses", añadió.

Tocará esperar y ver la evolución de Rafa Nadal. Hasta el momento del percance, incluso después, se mostró muy entero físicamente. Quedan menos de diez días para que arranque el Open de Australia y todo el mundo espera ver al balear.