Rafa Nadal (Manacor, 1986) no se encuentra listo "para jugar al máximo nivel". Con esa abrumadora sinceridad se pronunció para anunciar su renuncia a Indian Wells. Quería volver en este torneo -de los más especiales para él de pista dura- pero no se siente capacitado. No hay una lesión de por medio. Son las sensaciones con su cuerpo las que le impiden jugar.
No era la noticia que los fans del tenista balear esperaban después de su exhibición ante Carlos Alcaraz. Nadal no jugaba desde el torneo de Brisbane y fue capaz de ganar el primer set al último campeón de Wimbledon, 17 años menor que él, en Las Vegas. Pero la exigencia de un Masters 1.000 es otra cosa y Rafa cree que no está preparado.
Su cabeza está ya puesta en la gira europea de tierra batida. Es el momento de la temporada para el que se estaba preparando y en el que quería sentirse totalmente competitivo. Es difícil decir que esto último lo haya conseguido, pero Nadal no se rinde. Eso sí, se hace complicado imaginar a Rafa compitiendo más allá de este 2024.
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Tras sólo jugar uno de los cuatro torneos que tenía pensado disputar en pista rápida (se bajó también del Open de Australia y del torneo de Doha), a Nadal se le presentan muchas citas que tienen significado para él y, por tanto, en condiciones medio normales le gustaría jugar. Pero igual le toca elegir.
Primero viene Montecarlo, el Masters 1.000 que más veces ha ganado (11). Nadal ya expresó su deseo de jugarlo. El problema es que no tiene mucho tiempo por delante para prepararse, ya que el torneo arranca el 7 de abril. Tiene que sentirse bien físicamente y, sobre todo, sentirse cómodo sobre la tierra batida. Ya que, aunque sea su superficie preferida, es la que más exige en todos los sentidos a los tenistas.
Después de Montecarlo viene Barcelona (15-21 de abril). El Godó es de los pocos torneos que anunciaron la presencia de Nadal cuando este empezó a trazar su plan para este año. Allí es el rey con 12 coronas. Sólo ha ganando más veces Roland Garros (14). Hará todo lo posible para estar en el Real Club de Tenis Barcelona.
No hay nada confirmado para Madrid (24 de abril - 5 de mayo) y Roma (8-19 de mayo), los dos últimos torneos previos a Roland Garros. En el torneo que se celebra en la Caja Mágica, la promoción de este año ha girado en torno a la figura de Nadal, pero nunca ha habido una decisión firme al respecto del tenista. Su presencia significaría mucho en un torneo que crece en reconocimiento año tras año.
Desde Paris con amor
Por último, París. Nadal quiere permitirse decir adiós al torneo que le convirtió en leyenda como mejor sabe: jugando. Ya anunció que comunicará su decisión definitiva sobre retirarse o no en 2024 antes de jugar en Roland Garros. Así, en caso de ser su último año en activo, todos lo sabrán cuando salte a la pista Philipe Chatrier. La estampa sería historia del deporte.
Aunque Nadal quiere darse el lujo de pisar una vez más la tierra de París. No puede dejar pasar la oportunidad de no competir en unos Juegos que se celebran allí. El doble oro olímpico cerraría su ciclo en el escenario más especial de todos y que mejor puede representar su carrera, ya que no parece realista pensar en que siga jugando más allá tal y como le está costando encontrar buenas sensaciones. En octubre tiene un evento en Riad (Arabia Saudí), el Six Kings Slam, pero no tendría por qué jugarlo siguiendo en activo.
Nadal y sus problemas
Nadal volvió a las pistas en enero, en Brisbane (Australia). Allí, tras ganar dos partidos, perdió el tercero ante el local Jordan Thompson y acabó lesionado, con una microrrotura muscular en la zona de la cadera, y ya no ha vuelto a jugar un partido oficial.
Llovía sobre mojado. Cuando saltó a la pista en Brisbane, Nadal llevaba 349 días sin hacerlo. Una grave lesión en el psoas izquierdo, que se reveló en el Open de Australia de 2023 y que le hizo pasar por el quirófano, le tuvo casi un año en el dique seco. Las nuevas complicaciones surgidas en Brisbane no tienen, de momento, fecha de alta.
La carrera del exnúmero uno del mundo ha estado marcada casi de tantas lesiones como prodigiosas recuperaciones. Una de las más inesperadas fue la que protagonizó a comienzos de 2022, cuando se sobrepuso a un triste 2021, en el que sus problemas crónicos en el pie izquierdo y dolencias en la espalda le tuvieron ocho meses y medio de baja.
Pero reapareció a lo grande en el Open de Australia de 2022, en el que pulverizó los pronósticos y acabó ganando su vigésimo primer Grand Slam, con una final inolvidable en la que remontó dos sets al ruso Daniil Medvedev tras 5 horas y 20 minutos de juego.
Cuando se apuntó también el siguiente Grand Slam, su decimocuarto Roland Garros, nada hacía prever lo que vendría después: la retirada en semifinales de Wimbledon por la rotura de un músculo abdominal y un nuevo parón de cinco meses.
Aquellas victorias en Australia y París de 2022 fueron un fogonazo de luz en unas últimas cuatro temporadas repletas de problemas físicos para Nadal, que este año cumplirá 38 años y que dijo que quizá este será el último curso de su carrera.
Pero ya antes había sufrido lesiones importantes y pasado por largos periodos de baja. Cinco meses y medio en 2018 por una suma de lesiones abdominales, tendinitis en la rodilla y problemas en el psoas; dos meses en 2016 por culpa de la rodilla derecha y de la muñeca izquierda, la misma que le había apartado de las pistas el año anterior; tres meses en 2014 por la muñeca derecha y la espalda; o siete meses en 2012 por una rotura de tendón de la rodilla derecha.
Durante su carrera se ha perdido por lesión quince Grand Slams y se ha retirado de otros cinco. Ahora sólo pide sentirse listo para competir y despedirse sintiendo con su raqueta y sus zapatillas el polvo de ladrillo.