Rafa Nadal cayó derrotado este lunes en la primera ronda de Roland Garros frente a Alexander Zverev. El tenista español realizó un gran partido, pero no fue suficiente para derrotar al número cuatro del mundo y reciente ganador del Masters 1.000 de Roma.
El duro sorteo condenó las opciones de un Nadal que soñaba con hacer un buen papel en su torneo preferido, el Grand Slam que ha conseguido levantar en 14 ocasiones. Sin ser cabeza de serie, su futuro estaba abocado a una primera ronda muy complicada de superar frente a jugadores como Alcaraz o Sinner.
Finalmente, su camino se cruzó con Zverev, otro de los aspirantes al título en París. Y a pesar de que Nadal mostró una gran versión de sí mismo, seguramente la mejor en los últimos dos años, no le alcanzó para doblegar al alemán. Sin embargo, la derrota no ha minado la moral del manacorí, que tras las buenas sensaciones se siente con fuerzas de seguir dando pasos hacia delante en su recuperación y aparcando la retirada. Ahora, la duda es qué hará con el calendario de 2024 y si acudirá a Wimbledon.
¿Jugará Nadal en Wimbledon?
Tras su prematuro adiós a Roland Garros, Rafa Nadal ha puesto punto y final a su aventura en la gira de tierra batida esta temporada. El balear se saltó el Masters 1.000 de Montecarlo por lesión y después ha conseguido dejarse ver por el resto de torneos importantes. En alguno de ellos incluso ha tenido las esperadas y merecidas despedidas.
Desde el Conde de Godó de Barcelona hasta el Mutua Madrid Open. Después llegó su preocupante paso por el Masters 1.000 de Roma y ahora, esa dura, pero reconfortante derrota frente a Zverev en Roland Garros. En condiciones normales, el siguiente paso sería abandonar el polvo de ladrillo y dar el salto al césped para llegar a Wimbledon previo paso por torneos preparatorios como Queen's.
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Sin embargo, nadie tenía este escenario en la cabeza hasta hace tan solo unos días. Nadal ha ido paso a paso desde su retorno a las pistas y por ello, muchos veían en la temporada de tierra su final de curso e incluso el de su carrera. Pero ahora, todo ha cambiado. Nadal se encuentra entre los inscritos para disputar el torneo de Wimbledon.
Esto no quiere decir que su presencia en Londres sea segura tal y como él mismo ha reconocido. Esta decisión responde a que Nadal quiere ir eligiendo paso a paso su futuro. Que nada ni nadie lo haga por él. Y por eso, si todos piensan que Wimbledon es imposible, él abre una pequeña ventana a la esperanza. Sin cerrar ninguna opción, podrá elegir las que pueda y las que más le apetezcan.
No obstante, el propio Nadal reconoce que lo más probable, con un alto porcentaje de posibilidades, es que no vuelva a jugar en el All England Tennis Club de Londres. Un complejo y un torneo que son importantes para él, pero que no han vertebrado su carrera como si lo han hecho París, Roma, Montecarlo o Madrid.
Por eso, aunque le gustaría tener también la oportunidad de regresar al certamen que ganó en dos ocasiones, las ediciones de 2008 y 2010, no es ahora mismo una prioridad para él. Eso sí, el handicap para él sobre todo de cara al sueño de llegar en mejor forma a los Juegos Olímpicos, es que si no disputa Wimbledon podría acumular alrededor de un mes y medio sin competir. Un hecho contraproducente para sus intereses.
Volver a tierra batida
Con su derrota en Roland Garros, Rafa Nadal ha puesto el punto y final a la gira de tierra batida. Al menos, a la primera de la temporada, ya que este curso se presenta de una forma muy particular. Los Juegos Olímpicos de París, que se disputarán en el complejo de Roland Garros, obligarán a muchos jugadores a reformar su final de temporada.
Tendrán que volver a tener una toma de contacto con la tierra batida antes de acudir a París, por lo que muchos podrían olvidar la gira de hierba e incluso la posterior de pista rápida por Estados Unidos y Canadá. Así pues, Rafa medita no jugar sobre césped este curso y pasar directamente por varios torneos de tierra.
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Ahí, las opciones son varias. La primera nos lleva hasta la semana del 15 al 21 de julio, cuando se disputan tres torneos sobre tierra batida. El más importante de todos ellos es el ATP 500 de Hamburgo, ciudad que hace ya algunos años albergaba un Masters 1.000 y que después fue sustituido por Madrid. A la vez se disputan también los torneos 250 de Gstaad (Suiza) y Bastad (Suecia).
Y una semana más tarde, del 21 al 27 de julio, están los torneos ATP 250 de Umag (Croacia) y Kitzbühel (Austria). Estos serán los últimos dos eventos que habrá como posible preparación de los Juegos Olímpicos de París. Por ello, será frecuente ver en ellos más estrellas de lo habitual. Y muchos tenistas optarán por no pisar la hierba para no tener que hacer varios cambios de superficie en apenas unos meses.
El sueño de París y el 2025
Tras su eliminación en Roland Garros, Rafa Nadal lo ha dejado claro: el gran reto del año, y de su futuro más próximo, es llegar a los Juegos Olímpicos de París de este verano. La cita comienza el 26 de julio, por lo que quedan más de dos meses para el gran evento.
Nadal tiene claro que quiere estar en París salvo que su cuerpo y su mente le indiquen lo contrario. Y tal y como tenía previsto hacer en Roland Garros, está dispuesto a morir, deportivamente, por ello. Así se lo dejó claro tanto en la rueda de prensa posterior a su eliminación como al público de la Philippe Chatrier que le despidió tras caer contra Zverev.
El reto de Nadal es volver a ponerse delante de todos ellos en esos Juegos Olímpicos y después decidir qué hacer. Y es que el balear no le cierra la puerta a seguir jugando más allá de París e incluso a tener otra temporada más en 2025. Mientras disfrute y se vea competitivo dentro del sufrimiento que padece, quiere seguir dando pinceladas de su juego y de su magia.
Por ello, el único sitio en el que no volverá a jugar será en Madrid. Montecarlo y Roma ya le esperan en 2025 y él mismo juega con darse una nueva oportunidad en París. Además, le ha abierto la puerta a volver a competir en España en la Copa Davis y hay torneos como el Abierto de Australia que sueñan con hacerle una despedida en activo.
No obstante, todo eso son incógnitas que ahora no se pueden resolver porque como el propio Nadal decía, a lo mejor vuelve en dos meses y dice que se acabó. O no. Lo único claro es que Nadal quiere ser dueño de su destino y que nada ni nadie decida por él.