Alcaraz ya no se disgustará cuando eche mano de su móvil y observe el cara a cara con Aliassime después de su victoria (6-3/6-3/6-1) en la Philippe Chatrier. El que fuera su ogro, uno de los únicos cinco tenistas que tenía ganado el head to head contra el murciano, acabó encerrado en la mazmorra. Mejor dicho, lo encerró un Carlos soberbio que dio continuidad al gran nivel mostrado el pasado viernes ante Korda. [Así vivimos la victoria de Carlos Alcaraz ante Aliassime].

"No paramos, sigue ahí", vocifera Ferrero desde la grada. Alcaraz, alumno ejemplar, sigue la directriz de su entrenador y no baja la intensidad. Cuando está a este nivel, el español es inevitable. No importa el plan trazado por su rival porque el triunfo será del murciano. "Más continuidad a la intensidad", le pedía Ferrero, nadie de su staff quería que se desconectase del encuentro y reviviese viejos fantasmas que, de paso, permitiesen a Félix meterse en el partido.

No obstante, el choque empezó entre incertidumbre e igualdad. Había inquietud por ver cómo sería un partido entre ambos tenistas sobre la arcilla, ya que el resto de veces que se habían visto las caras fueron sobre pista dura. Alcaraz arrancó algo estático, sin descifrar el juego de Aliassime, cuya combinación de dejadas y golpes profundos provocó la rotura a las primeras de cambio.

El canadiense, sabedor de las dudas de Carlos en el primer servicio, decidió empezar restando. Viejos fantasmas sobrevolaban la cabeza de Carlos, aunque los espantó aplicando la misma medicina: otro break. Como en rondas anteriores, ese primer patinazo le hizo despertar y no perder el equilibrio. Se mantuvo estable gracias al saque que ha ido evolucionando a lo largo de los últimos meses y al intercambio de reveses del que salía victorioso.

Alcaraz, durante el partido contra Aliassime. EFE

Aliassime le buscaba y Alcaraz, que no rehúye ninguna tentativa de reto, se dejaba encontrar. Liberado de las molestias en el brazo, se ha olvidado de restricción alguna y ha podido dar rienda suelta a su derecha. Indomable para el canadiense, que se limita a ir ganando su saque como buenamente puede, hasta que cede al tercer intento y Carlos precinta la primera manga. 

Se rompe mentalmente Aliassime que, tras esa rotura, poco tiene que ver con el que puso a Nadal contra las cuerdas en 2022. El actual Aliassime, el del sgeundo set, es más inconsistente. Duda a la hora de subir a la red y Carlos lo lee y castiga. Practica derechas al límite, cruzadas, dejadas y está rápido de piernas. Pese al resultado favorable, no escatima esfuerzo alguno y consigue 16 puntos ganadores. Eso termina por sellar la segunda manga y hundir a un Aliassime que no tiene un mal gesto, pero anda lejos de la intensidad imprimida por el español.

El canadiense, con la mirada perdida en el horizonte, no encuentra respuestas ante el tenista al que ganó los tres primeros partidos en los que se enfrentaron, pero que no ha sabido cómo hincar el diente en los últimos tiempos. Alcaraz no baja el listón y sigue apretando, corriendo cada bola como si del inicio del partido se tratarse. Así cierra el partido y consigue mantener al tenis español, sumido en una crisis de resultados, con representación en cuartos de Roland Garros por 28º año consecutivo. Alcaraz es inevitable.