Pasan las 3 de la madrugada en París. El sábado ya ha muerto y la noche cerrada contempla las primeras horas del domingo. Aunque parezca mentira, a esas horas todavía se escuchan golpes de raqueta, gritos y aplausos en la Philippe-Chatrier, la pista central de Roland Garros.
La culpa de ello la tiene el partido que enfrenta al número 1 del mundo, Novak Djokovic, contra el italiano Lorenzo Musetti. Aunque parezca mentira, al que todavía sigue siendo mejor jugador del mundo le están haciendo jugar en plena madrugada cuando es quien defiende el título conseguido el año pasado.
Son las cosas del nuevo tenis, del deporte moderno en general, que hace tiempo parece haber perdido la cabeza y lanzarse a la deriva con medidas que carecen de sentido o que al menos al espectador medio le cuesta mucho entenderlas. Porque parece de todo menos cabal poner a jugar a las tres de la madrugada al mayor reclamo del torneo en un partido casi clandestino.
Hace unos años que el turno nocturno llegó a Roland Garros. El torneo francés, uno de los cuatro Grand Slam de la temporada, era uno de los que más se aferraba a la tradición y al tenis de antaño, pero terminó sucumbiendo. Se modernizó con la iluminación artificial adecuada en sus pistas principales y hasta cubrió la Philippe-Chatrier y la Suzanne-Lenglen para evitar la lluvia. Esto último parecía necesario.
Sin embargo, Roland Garros ha adquirido todos los vicios a los que está llegando el tenis actual y que tanto enfado ya han levantado incluso en los propios jugadores. El turno nocturno, además, ha contribuido a que Novak Djokovic haya tenido que abandonar el torneo por lesión.
El turno nocturno
El principal foco de discusión y de crítica se centra en el turno nocturno. Roland Garros se unió en los últimos años a la tendencia y pasó a albergar partidos una vez que el sol se había escondido, pese a todos los riesgos organizativos que ello conlleva.
Este ha sido el principal quebradero de cabeza de torneos y sobre todo de tenistas en los últimos años en algunos Grand Slam. De hecho, en el pasado Abierto de Australia las quejas ya se reprodujeron. Fueron varios los jugadores que alzaron la voz por tener que estar disputando sus partidos de madrugada, algo que en esta edición de Roland Garros ya ha sucedido en varias ocasiones.
Por increíble que parezca, el mismo Novak Djokovic ha sufrido en sus propias carnes lo exagerado que puede llegar a ser el turno de noche. Más bien de madrugada, de hecho. Su partido de dieciseisavos de final ante Lorenzo Musetti ya comenzó tarde, y por si fuera poco el choque se fue muy largo.
El italiano plantó cara al número 1 del mundo y forzó incluso el quinto set. El resultado fueron 4 horas y 32 minutos de encuentro y un partido que terminó pasadas las tres de la madrugada. Era fin de semana, pero aún así la hora no parece muy adecuada para atraer a un gran número de público.
Es decir, que el mayor atractivo que tenía el torneo, su mejor tenista por ranking, disputó un partido casi clandestino en la madrugada, ante una Philippe-Chatrier semivacía y con un seguimiento por los suelos, al menos en el continente europeo.
Similar fue la situación que vivió todavía más recientemente Alexander Zverev, otro de los grandes aspirantes al título, en su choque ante Holger Rune. Este partido se marchó hasta las 4 horas y 15 minutos y finalizó a las 1:41 horas de la madrugada. En esta ocasión ni siquiera era fin de semana, era la madrugada de un lunes a un martes que hizo que fuera aún más complicada la presencia de público en la grada.
Roland Garros, señalado
El horario nocturno no es, sin embargo, el único motivo de queja por el que está siendo noticia Roland Garros. La lesión y el consiguiente abandono de Novak Djokovic han puesto todavía más el punto de mira en la organización, especialmente por las palabras del serbio.
El todavía número 1 del mundo tuvo que marcharse sin poder jugar ni siquiera los cuartos de final que tenía planeados para este miércoles ante Casper Ruud. Un "desgarro del menisco medial en su rodilla derecha" tiene la culpa de que ni siquiera pueda saltar a la cancha para defender su título.
El abandono no se puede decir que cayera por sorpresa. Nada más terminar su partido de octavos de final contra Cerúndolo, Djokovic ya avisó de que no tenía buenas sensaciones e incluso puso en duda su presencia para el próximo partido.
Pero sobre todo se quejó de la pista: "Me he caído muchas veces en mi carrera, pero no me he resbalado tantas en un mismo partido, como en esta ocasión. La lesión ha pasado exactamente por eso. Nos ayudaría que trajeran algo más de arcilla en cada partido".
Y fue más allá al hablar del turno nocturno: "Mi lesión podía haberse evitado. No había tenido problemas en otros torneos hasta hoy. Acabar tan tarde el anterior partido no me ayudó a dormir, para los biorritmos, la recuperación...". Demasiados líos para un torneo de tanto prestigio como el francés.