De nuevo contra Medvedev, de nuevo semifinales de Wimbledon y de nuevo victoria de Alcaraz. Como si nada hubiera cambiado en el All England Club de Londres en los últimos 365 días. El puño arriba del murciano volvió emerger para aplacar al tenista ruso (6-7,6-3, 6-4 y 7-6) y tendrá la oportunidad de revalidar su corona en Wimbledon el próximo domingo ante el triunfador de la otra semifinal, Musetti o Djokovic. [Así hemos vivido la victoria de Alcaraz sobre Medvedev].

Medvedev siempre está ahí, al acecho, peleándose contra todos para escribir su nombre en un Grand Slam. Contra los que estaban, el Big Three, y los últimos en llegar, la generación de Sinner y Alcaraz. El ruso se encuentra en medio de la hornada llamada a derrocar a Federer, Nadal y Djokovic y la nueva que cada torneo se asienta con más fuerza en la élite. 

Ante Alcaraz amenazaba con el saque, su principal arma, y por momentos cumplió su advertencia. En la primera manga acumulaba un 73% de puntos ganados con el servicio que tumbaron a Carlos en el tie-break, pero reaccionó el murciano que no sufrió desconexiones a lo largo del partido y acabó desdibujando al ruso. 

El murciano, que defiende corona sobre la hierba del All England Club, está cerca de alcanzar su mejor versión. De hecho, en bastantes fases de sus últimos partidos la ha encontrado. Tan solo sus pequeñas desconexiones le han hecho bajar algo las revoluciones a una derecha que echa fuego en Wimbledon.

En todo el torneo no ha bajado de 36 winners anotados en cuartos de final ante Tommy Paul. Ante Medvedev aglutinó 55 ganadores para tumbar la resistencia del ruso que no ha encontrado respuesta para detener a Alcaraz una vez que mete sexta. El murciano se siente cómodo llevando la iniciativa de los partidos. "Siento que los encuentros dependen de mí", aseguró en la previa. 

Carlos Alcaraz, durante el partido frente a Tommy Paul de Wimbledon. REUTERS

Había sucedido a lo largo de todo el torneo y en semifinales se mantuvo el guion. Cuando Carlos acelera no hay quien pueda frenarlo. Tras perder una igualada primera manga en el tie break, se llevó el siguiente punto tras más de 20 intercambios que le valió para asentar la confianza necesaria y encarar el partido a la velocidad que deseaba. 

Dicta así la dirección de una nueva semifinal una hora después del inicio del partido. Le funcionan los cortados, las dejadas, eleva el porcentaje de acierto con el primer servicio y se mantiene sólido cuando se ve obligado al segundo. Y por si fuera poco, su derecha comienza a hervir y echar humo. 

Derecha ganadora

Estableció en 55 su mayor número de golpes ganadores del torneo. Medvedev dio un pasito atrás y Alcaraz se comió la pista entera hasta remontar el set inicial y ponerse en ventaja. El partido está dónde quería y cuando él quería. Alcaraz ha aprendido a dominar el tiempo de los partidos de Grand Slam. Un juego más elaborado cuando se ve en dificultades y directo cuando huele la sangre. 

La última manga fue una mezcla de ambos intangibles. El primero, más por cocción que por complicaciones. Así lo dictaba su estrategia. Ningún tenista cedía su saque, pero se veía a un Medvedev entregado y a un Carlos a medio gas. Fue en el ecuador del set cuando Alcaraz miró a Ferrero y recibió el toque de corneta. "Ahora", le gritó su entrenador. 

Elevó todavía más la velocidad de sus piernas y el fuego de su derecha. Inapelable para un Medvedev que se resignaba. "Si estoy jugando igual", barruntaba a su banquillo. Alcaraz le quebró el saque y no falló en el suyo. Set, partido y final el próximo domingo. El murciano es inevitable cuando se siente cómodo y sobre la hierba encuentra comodidad. Musetti o Djokovic, que pase el siguiente.