Nadal se quita la cinta de la frente y resopla aliviado tras saludar a Navone en la red. No es para menos. Hacía tiempo, años mejor dicho, que el balear no supera las cuatro horas devolviendo los intercambios de su rival. Ante el argentino selló su pase a semifinales de Bastad (6-7, 7-5 y 7-5) y se llevó el segundo partido a tres sets más largo de su dilatada carrera.

Se le ve feliz al balear tras su victoria, al fin y al cabo, pese a su maltrecho físico, ha resistido la exigencia de Navone (número 26 del ranking y 15 años menor) y ha hecho prevalecer su poderosa mentalidad para, remontar primero, sostenerse en la montaña rusa de erros no forzados (79 en total) del partido y precintar la victoria en un partido largo, intenso y en el que fue a remolque desde el inicio.

Un guion de partido que encandilaba al Nadal de años anteriores. Con Navone retomó lo que significa un partido desgobernado, en el que cada tenista manda por momentos, y largo, en los que el joven Nadal se movía cómodamente. Eso no lo ha perdido. Nadal se está preparando físicamente, pero su persistencia y la capacidad de darse otra oportunidad y no dejar de insistir son capacidades innatas.

Si el rival le quiere ganar debe pasar por encima de un Nadal, irregular en sus virtudes, pero sólido con sus capacidades. Y eso es mucho para este Navone, bravo, valiente, que tuvo al balear contra las cuerdas, pero que no pudo asestar el golpe definitivo. El triunfo de Nadal en Bastad se une a los conseguido ante Tsitsipas en Barcelona, Verdasco en Cincinnati, Djokovic en Madrid, Moyá en Chennai y Davydenko en Roma. 

Todos ellos gestados bajo un denominador común. Eran partidos a tres sets, superaron las tres horas y media de partido y todo cayeron del lado del tenista español. "Durante el partido he tenido momentos de desconexión, pero he conseguido mantenerme físicamente hasta el final. Significa mucho para mí superar a un gran rival como Mariano, que luchó hasta el final", señaló Nadal tras su última maratoniana victoria con remontada incluida. 

Nadal volvió a ganar a lo Nadal para regresar a las semifinales de un torneo dos años después. No lo hacía desde Wimbledon 2022, cuando decidió abandonar el torneo británico debido a una lesión abdominal que inició la plaga de lesiones que el apartaron durante más de un año de las pistas. Volvió a quedarse a dos pasos de la gloria. Otra vez tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. 

Ese intangible podría repetirse en Bastad, pero por precaución en lugar de lesión. "A ver cómo me levanto mañana, ya no soy joven. Incluso si lo fuera tendría que hacer mucha recuperación. En función de cómo esté mañana tomaré la decisión de jugar o no la semifinal. No sé cómo me levantaré, pero sigo vivo". Nadal necesita horas de pista e ir recuperando sensaciones. 

Rafael Nadal celebra una victoria en el troneo de Bastad EFE

La proximidad del siguiente partido, apenas 24 horas después de su maratoniana victoria sobe Navone, y la cercanía de los Juegos Olímpicos que arrancan en seis días, podría inclinar la balanza a favor de ausentarse. Rafa ha quemado etapas en Bastad para su puesta de largo en París. 

Tras superar el ensayo ante el desarmado Leo Borg y la prueba de envergadura contra Norrie, siguió engrasándose y reincorporando las sensaciones que todo tenista necesita sobre la pista en cuartos de final. Con Navone retomó un partido largo, de esos en los que el Rafa de unos años se movía cómodamente y siempre culminaba la remontada. Nadal gana a lo Nadal cuando resta menos de una semana para inicien los Juegos sobre la arcilla París, sobre la que se ha retozado en tantas ocasiones.