Carlos Alcaraz es ese genio del tenis que tan pronto puede ganar dos Grand Slam en la misma temporada y colgarse la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París, como caer en la segunda ronda del US Open en un partido en el que ni siquiera consigue ganar un solo set.
No es infalible, y seguramente en eso esté la virtud del deporte, que no siempre responde a la lógica y deja momentos impredecibles. No en vano, hay que recordar que el tenista murciano tan sólo tiene 21 años, y eso quiere decir que en el deporte todavía tiene mucho margen de mejora y varios aspectos por pulir para ser todavía mejor.
Parece que todo eso se olvida cuando se repasa su prematuro palmarés. Cuatro Grand Slam a esa edad está al alcance de muy pocos, por eso, cuando protagoniza algún pinchazo inesperado llama tanto la atención.
Había muchas dudas sobre cómo llegaría Carlos Alcaraz a la Copa Davis después del grave traspié del US Open. Aquel golpe fue duro, aspiraba a conseguir su segundo título en Nueva York y apenas pudo avanzar una ronda. Descansó, se tomó su tiempo para recuperar y se plantó en la competición que premia al campeón con la histórica ensaladera.
Más sombras que luces marcaron la aparición del de El Palmar en el primer día de competición en la Davis. Ganó su partido individual ante Machac, es cierto, pero es que el checo tuvo que retirarse cuando había ganado el primer set con autoridad. Sin embargo, su actuación en la eliminatoria contra Francia para dar el punto definitivo vino a despejar cualquier incógnita y a recobrar el mejor nivel de Carlos Alcaraz.
Primero, las dudas
Estaba claro que, tras el oscuro capítulo del US Open, no iba a ser fácil el regreso a las pistas de un tenista acostumbrado al éxito. Había mucha inquietud y expectación por ver qué cara mostraba Carlos Alcaraz en la Copa Davis, y si daba síntomas de fatiga, como mostrando que la temporada tan cargada se le está haciendo larga.
Su primer contendiente fue Thomas Machac. Alcaraz jugó el segundo partido de la eliminatoria ante la República Checa con la tranquilidad que da saber que previamente Roberto Bautista había hecho los deberes y había conseguido encarrilar la eliminatoria.
Sin embargo, aquello no jugó en favor del murciano. Su rival salió con todo y consiguió que Alcaraz no terminara de encontrar sus mejores sensaciones sobre la pista. Con la moral lejos de su mejor momento, el primer set cayó en contra del español en el tiebreak, así que la montaña se hacía un poco más grande.
Carlos Alcaraz no es alguien que se rinda fácilmente o que dé su brazo a torcer cuando las cosas le vienen mal dadas, así que resucitó en el segundo set, en el momento más difícil. El doble campeón del Wimbledon empezó a sentirse más a gusto sobre la pista, conectó alguno de esos golpes que le hacen llevarse la mano a la oreja y llegaron los breaks a favor.
El partido, eso sí, no acabó de la forma en la que él hubiera deseado. Cuando estaba empezando a coger carrerilla, Thomas Machac notó unos problemas físicos y tuvo que pedir la asistencia médica. Volvió a la pista, pero no pudo hacer sino arrastrarse a duras penas. No había vuelta atrás. Una vez que el segundo set cayó del lado de Alcaraz, se retiró antes de tiempo.
Pese a que la eliminatoria estaba resuelta, David Ferrer quiso mantener al murciano en la pareja de dobles junto a Granollers. Quizás esperando que aquello, en lugar de cargarle más físicamente, le ayudara en el plano mental a seguir recuperando sensaciones. Al fin y al cabo, una victoria más no le amarga a nadie.
El gran Alcaraz
Todavía con la mosca detrás de la oreja, Carlos Alcaraz volvió a hacer su aparición en la pista de la Fuente de San Luis. Dos días después, se enfrentaba a Ugo Humbert, y el escenario seguramente estaba más cargado de tensión porque podía ser el hombre que le diera el punto definitivo a España para llegar a la final a ocho de la Copa Davis.
En esta ocasión, todo fue muy diferente a lo visto dos jornadas atrás. Se vio a un Alcaraz disfrutando sobre la pista, llegando con facilidad a cualquier pelota cuando tenía que defender y atacando con notable solvencia.
"Sonríe", le han dicho en alguna ocasión para que saliera del bache. Esta vez tenía el gesto marcado en la cara y no tenía que forzarlo, Alcaraz se divertía jugando al tenis y barriendo de la pista a un Humbert que no encontró la manera de contrarrestar lo que tenía al otro lado de la cancha.
Sólido con su saque, Alcaraz empezó presionando al resto y eso le fue dando confianza. Tuvo que salvar alguna situación complicada, pero ahí fue cuando más valiente jugó y menos se arrugó.
Tuvo golpes de mucha calidad, reveses cortados que dejaban la bola muerta, derechas que corrían como el diablo sin que el francés pudiera alcanzarlas. Tan sólo tuvo un pequeño momento de duda. Cuando servía para cerrar el partido, Humbert llegó a tener tres bolas de break. Pero Alcaraz ni se inmutó y las fue salvando una tras otra.
De nuevo el galo amenazó con una cuarta oportunidad de rotura, pero hasta ahí llegaron las contemplaciones de Alcaraz, que terminó cerrando el partido por todo lo alto.
El murciano quiere a la Copa Davis y quiere llevarse la ensaladera a casa. Para él era importante rendir bien en esta competición y ha terminado con muy buenas sensaciones. Eso le dará mucha confianza para sus próximos objetivos en lo que todavía queda de temporada, entre ello, la final a ocho de esta competición.