La Copa Davis, uno de los torneos de tenis por equipos más antiguos y prestigiosos del mundo, ha sido objeto de múltiples críticas en los últimos años debido a los cambios implementados por la Federación Internacional de Tenis (ITF) y la empresa Kosmos, presidida por el exfutbolista Gerard Piqué.
El intento de modernizar la competición, con un formato que eliminó las eliminatorias tradicionales a favor de una fase final más corta y centralizada, terminó fracasando.
Este modelo, lejos de revitalizar el torneo, terminó por alejar a los aficionados y generó controversias entre los jugadores. Tras tres años de esta experimentación fallida, la ITF ha decidido volver a modificar el formato de la competición para 2025 y 2026, buscando un equilibrio entre la tradición y las demandas del tenis moderno.
La desaparición de Kosmos, que abandonó el proyecto prematuramente en 2023 debido a dificultades financieras y operativas, dejó a la ITF en una posición delicada. Con la necesidad de restaurar el prestigio de la Copa Davis y atraer tanto a jugadores como a aficionados, la federación ha presentado un nuevo plan que pretende solucionar los problemas del formato actual, según ha relevado The Times.
La clave de este cambio será la eliminación de la fase de grupos, que será reemplazada por eliminatorias directas desde los octavos de final, recuperando parte del formato clásico del torneo.
Vuelta a las raíces
Uno de los elementos más criticados del formato impulsado por Kosmos fue la fase de grupos, que dejaba a menudo imágenes desalentadoras de estadios semi vacíos y un ambiente frío, muy alejado del fervor que caracteriza a la Copa Davis.
Las gradas vacías en varios encuentros y la pérdida de la emoción propia de las eliminatorias locales y visitantes fueron señales de alerta para la ITF. Por ello, a partir de 2025, la competición se estructurará de manera más tradicional.
El nuevo formato prevé la disputa de eliminatorias directas desde los octavos de final, con un equipo actuando como local y otro como visitante. Este formato permitirá que los partidos se desarrollen en casa de una de las naciones, lo que, en teoría, debería devolver la intensidad y la emoción a las gradas.
La estructura se dividirá en varias etapas: en febrero se disputarán los qualifiers, una ronda preliminar que dará acceso a los octavos de final, programados para septiembre. Los ganadores de esta fase se enfrentarán en una fase final que incluirá a los ocho mejores equipos en noviembre, lo que se ha denominado 'Final a 8'.
Cambio de sede
Uno de los grandes puntos de debate en este nuevo formato es la sede de la fase final. Desde 2022, Málaga ha sido la ciudad anfitriona de la 'Final a 8', ofreciendo una localización accesible para muchos jugadores europeos que terminan la temporada en el continente tras las ATP Finals en Turín.
Sin embargo, China ha emergido como un candidato muy fuerte para albergar este evento a partir de 2026, con la ciudad de Zhuhai como principal aspirante. Las ofertas económicas presentadas por las ciudades chinas son cuantiosas, y la ITF se encuentra en negociaciones para trasladar la fase final a este país asiático.
El cambio de sede, sin embargo, ha generado una gran controversia, especialmente entre los jugadores. Muchos de ellos, como Carlos Alcaraz o Jannik Sinner, que compiten en las ATP Finals, podrían verse obligados a viajar a China apenas unos días después de concluir la temporada en Europa.
Este desplazamiento representa un desafío físico y logístico considerable, especialmente en un calendario que ya es extremadamente exigente, con pocas semanas de descanso para los tenistas de élite. Además, el hecho de que la final de la Copa Davis podría disputarse en un país que aún está bajo la sombra de la polémica por el caso de Peng Shuai, ha generado inquietud en ciertos sectores.
El traslado del torneo a China plantea una serie de problemas para los jugadores, no solo por la lejanía, sino también por el calendario. La temporada de tenis ya es una de las más largas y extenuantes en el mundo del deporte profesional, con apenas un mes de descanso entre el final de la temporada y el comienzo de los torneos del año siguiente. Para muchos jugadores, añadir un viaje largo a China al final de la temporada sería excesivo.
Jack Draper, uno de los jugadores que ha expresado su frustración con el calendario, ha señalado que la actual estructura del tenis hace muy difícil que los tenistas puedan mantener una carrera larga y saludable.
Las demandas físicas y mentales son enormes, y cada vez más jugadores alzan la voz en contra de un calendario que parece no dar tregua. Para mitigar estas preocupaciones, la ITF ha propuesto incrementar de manera significativa los premios en metálico, lo que podría atraer a más jugadores.
El retorno a China
El hecho de que Zhuhai pueda convertirse en la sede de la final de la Copa Davis también marcaría el regreso de China como un actor importante en el mundo del tenis internacional.
Tras la polémica en torno a Peng Shuai en 2021, tanto la Asociación de Tenis Femenino (WTA) como la ATP decidieron cancelar sus eventos en China. Sin embargo, en 2023, la WTA volvió al país, aunque sin haber obtenido una investigación clara sobre las acusaciones de la tenista china contra un exviceprimer ministro del gobierno.
Ahora, con la posibilidad de que la Copa Davis traslade su fase final a Zhuhai, el tenis internacional podría volver a tener una presencia significativa en el país.
La Copa Davis está en un punto de inflexión. La ITF, en su intento por corregir los errores del pasado y devolver al torneo su prestigio, ha tomado decisiones que pretenden equilibrar la tradición con las demandas modernas del deporte.
Sin embargo, el posible traslado de la fase final a China ha generado una gran controversia. Para los jugadores, el dinero no siempre es suficiente para compensar los sacrificios físicos y mentales que se les exige.
Queda por ver si la ITF optará por la solución más lucrativa o si tomará en cuenta las preocupaciones de los tenistas y aficionados que, al fin y al cabo, son quienes hacen que la Copa Davis sea un torneo especial.