Carlos Alcaraz, la joven promesa del tenis mundial, ya ha conquistado Europa y América, estableciéndose como una de las figuras más prominentes en estos continentes. Con 21 años, ha ganado cuatro Grand Slam y se ha posicionado como un ícono del deporte, pero hay una región del mundo donde todavía tiene terreno por explorar: Asia. A medida que su influencia crece globalmente, el murciano ha puesto sus ojos en un nuevo y ambicioso objetivo, hacerse un hueco en este lucrativo mercado.
Alcaraz ha dejado huella en Estados Unidos, el país con el mercado deportivo más poderoso del mundo. Su exhibición programada en el Madison Square Garden el próximo 4 de diciembre como parte de The Garden Cup será un claro reflejo de su estatus en Norteamérica. Compartirá cartel con tres estrellas del tenis estadounidense: Jessica Pegula, Emma Navarro y Ben Shelton. Esta exhibición marcará el regreso del tenis al icónico escenario neoyorquino, por primera vez desde 2018.
Este evento en Nueva York subraya el fenómeno en que se ha convertido Alcaraz, una estrella brillante en un país que consume deporte de manera voraz. Netflix, reconociendo su ascenso meteórico, ha apostado por él con una serie documental que se centrará en su histórica temporada 2024. La docuserie retratará los triunfos de Alcaraz en Roland Garros, Wimbledon y su medalla de plata en los Juegos Olímpicos. Promete ofrecer una visión única del campeón.
El impacto de Alcaraz no solo se mide por sus logros deportivos. El tenista ha acumulado una fortuna de casi 38 millones de euros en los últimos doce meses, según un informe que fue publicado por Forbes antes del US Open. De ese total, solo 9,2 millones provienen de premios en torneos; el resto lo ha generado a través de acuerdos comerciales con marcas de prestigio como Nike, BMW, Rolex y Louis Vuitton. Alcaraz se ha convertido en una de las figuras más codiciadas por las grandes empresas.
En este 2024, Alcaraz ha consolidado aún más su liderazgo en la escena mundial al ser el héroe de la Laver Cup en Berlín, donde lideró la pasada semana al equipo europeo hacia la victoria en ausencia de Djokovic y otros grandes nombres. Sin embargo, tras su dominio en Europa y América, Alcaraz ha puesto la mira en el único mercado que le queda por conquistar: Asia.
Segundo año en Pekín
En 2023, tras cuatro años sin tenis en el gigante asiático, Pekín volvió a acoger el China Open, y Alcaraz fue el gran reclamo del torneo. Aunque su debut en dicho continente terminó en las semifinales ante Sinner, fue una primera muestra del impacto que puede generar en esta región.
Durante su estancia en Pekín, Alcaraz ya ha aprovechado la oportunidad para sumergirse en la cultura local, visitando este miércoles la Ciudad Prohibida junto a Coco Gauff. Ambos tenistas participaron en la actividad Beijing Experience, organizada por el torneo, vistiendo trajes tradicionales chinos. "El año pasado no pude viajar mucho. Para mí es genial ver un poco de la cultura aquí en China, ver cosas diferentes. Estar aquí ha sido una gran experiencia para mí", comentó Alcaraz tras la visita, demostrando su interés en conectar con el público asiático más allá de su desempeño en las pistas.
Aunque su preparación para el torneo no ha variado significativamente respecto a la temporada anterior, Alcaraz asegura sentirse en mejor estado tanto físico como mental. "Mi nivel de energía es bueno. Estoy motivado para jugar un buen tenis", comentó en la rueda de prensa previa al torneo. Con esto en mente, su enfoque en Asia parece más fuerte que nunca, y está decidido a hacer de este mercado un nuevo bastión en su carrera.
Este acercamiento al mercado asiático no es una novedad en el mundo del tenis. Grandes figuras del deporte, como Roger Federer y Rafa Nadal, ya supieron capitalizar la importancia de Asia en sus respectivos momentos de gloria. Federer, por ejemplo, rompió con Nike en 2018 para firmar un acuerdo multimillonario con la marca japonesa Uniqlo, asegurándose un contrato de 100 millones de dólares durante 10 años. Este movimiento estratégico permitió a Federer aprovechar el creciente interés por el tenis en Asia, especialmente en Japón.
Por su parte, Nadal optó por una vía diferente, enfocándose en la creación de academias y centros de tenis en diversas partes del mundo. En 2020, Nadal abrió su primer Rafa Nadal Tennis Centre en Kuwait, expandiendo su influencia en Oriente Medio. Asimismo, planea llevar su modelo de academias a otras partes de Asia, con ciudades como Shanghái, Dubái y Singapur en su punto de mira.
Con la retirada de figuras icónicas como Federer, y Nadal en el ocaso de su carrera, Alcaraz se perfila como el nuevo rostro del tenis global, capaz de conectar con las audiencias asiáticas. En un país donde el deporte y el espectáculo generan inmensas ganancias, Carlos tiene la oportunidad de afianzarse como el nuevo referente, sin el peso del Big Three en el horizonte.