En la misma semana en la que anunciaba su retirada Andrés Iniesta (Fuentealbilla, 1984), sólo un día después, Rafa Nadal (Manacor, 1986) decidía seguir el mismo camino y poner fecha a su punto final como profesional del tenis. El para muchos mejor deportista español de todos los tiempos dirá adiós a finales de noviembre en la Davis, que cerrará su edición de este año en Málaga.
Nadal se retira porque su cuerpo ha dicho basta. "Han sido años difícil, especialmente los últimos dos", reconocía en su vídeo de despedida Rafa. Este 2024 lo ha dedicado a probarse, a ver si era capaz de sentirse competitivo y seguir disfrutando en la pista. En Bastad (Suecia), tras haberse negado a tener una despedida en Roland Garros y justo antes de acudir a los Juegos Olímpicos, terminó de darse cuenta de la realidad.
En la Davis, Nadal tendrá su adiós soñado: ante el público español y luchando en lo alto por otro título más para su palmarés. Su idea es jugar tanto individualmente como en dobles, así se lo ha transmitido al capitán David Ferrer, y tratar de liderar el camino hasta la que sería su sexta Ensaladera. Un broche dorado a una carrera "mucho más exitosa" de lo que, reconoce Rafa, "jamás podría imaginar".
Tanto el adiós de Iniesta, ya consumado, como el de Nadal, a un mes vista, son dos golpes directos a la nostalgia. Para los mayores que se ilusionaron como niños viéndoles triunfar y para los niños que se hicieron mayores a la par que celebraban sus éxitos. Para los más forofos que no se perdieron ninguna de sus actuaciones y para aquellos que sólo se asomaron por la ventana cuando se acercaba una victoria. Para todos, al fin y al cabo. Porque quién no dijo alguna vez aquello de 'soy español, ¿a qué quieres que te gane?'.
La Davis tendrá un significado superior a lo que ya de por sí supone el adiós de Nadal. Será el epílogo de la era de oro del deporte patrio. El cierre a una bonita historia que tiene su principio y fin en la figura de Rafa. Porque aquel chaval que conquistó en 2005, con sólo 19 años, Roland Garros -el primero de sus 22 Grand Slam- abrió el camino para una serie de deportistas, tanto a nivel individual como colectivo, que hicieron tantas veces sonar el himno español por todo el mundo.
La historia del deporte en España tiene sus precursores, como Manolo Santana o Seve Ballesteros, como Arantxa Sánchez Vicario o Blanca Fernández Ochoa, pero no fue hasta la 'generación Nadal' que nos acostumbramos a la victoria. En ese 2005 en el que todo París descubrió a Rafa, también la selección de balonmano de Barrufet, los Entrerríos o Rolando Uríos se proclamó por primera vez campeona del mundo y nació la leyenda de Fernando Alonso con su primer campeonato de Fórmula 1.
Las conquistas de Nadal fueron siempre acompañando los éxitos de otros, como los de la selección de baloncesto liderada por Pau Gasol que en 2006, en Japón, tocó la cima mundial. Después llegaron siete metales europeos (cuatro oros), tres medallas olímpicas (dos platas y un bronce) y un oro mundial (2019) más. O los del combinado de fútbol, que en 2008 inició una hegemonía gloriosa siendo el primer equipo en ganar dos Eurocopas y un Mundial consecutivos. Del vestuario que lideró Luis Aragonés hace ya 16 años, tras la retirada de Iniesta, quedan sólo en activo Albiol, Cazorla, Sergio Ramos y Pepe Reina.
El punto álgido de esta generación bien pudo ser 2010. Nadal, Gasol e Iniesta protagonizaron ese año un anuncio de la marca deportiva Nike bajo el lema "Brilla, ilumina tu país". Una campaña icónica en la que estos tres ídolos del deporte español hacían un exhausto repaso a todos los logros conseguidos en los doce últimos meses. Del Dakar de Carlos Sainz al triplete en motociclismo con Jorge Lorenzo, Toni Elías y un jovencísimo Marc Márquez.
Los protagonistas del anuncio lograron los mayores éxitos de aquel año. Rafa ganó Roland Garros, Wimbledon y US Open, Pau conquistó su segundo anillo de la NBA junto a Kobe Bryant en los Lakers y Andrés marcó 'el gol de nuestras vidas' para dar a España, en Sudáfrica, su primer Mundial de fútbol. "Trabaja y esfuérzate. Con humildad y respeto. Lucha contra la oscuridad, sé la luz que dicen que hemos perdido", eran los valores que estas figuras dejaban a la sociedad española en un momento tan dulce.+
La lista de grandes campeones españoles de la generación de Nadal es extensa: los ciclistas Óscar Pereiro, Alberto Contador y Carlos Sastre, campeones de cinco Tour de Francia seguidos entre 2006 y 2010, junto al eterno Alejandro Valverde; los nadadores David Meca y Mireia Belmonte; la halterófila Lydia Valentín; los pilotos Toni Bou y Marc Coma; piragüistas como David Cal, Saúl Craviotto o Maialen Chourraut; los triatletas Javier Gómez Noya y Mario Mola; la estrella del bádminton Carolina Marín; boxeadores como Kiko Martínez o Joana Pastrana; y las selecciones de hockey patines, de waterpolo, de futbol sala y de natación artística.
Todos ellos, más los mencionados anteriormente y algún nombre más, fueron los mejores del mundo en algún momento de las últimas dos décadas, y hoy están retirados o en la recta final de sus carreras.
La generación que viene
El adiós de Nadal supone el paso del testigo definitivo a otra generación, la que afortunadamente capitanea el heredero natural de Rafa. Carlos Alcaraz, a sus 21 años, ha conseguido lo que parecía inimaginable: que en un espacio de tiempo tan corto apareciera un tenista español que pudiera compararse al manacorí. El pupilo de Juan Carlos Ferrero -otro héroe de tiempos pasados- necesita de compañeros de viaje para marcar otra época dorada.
Hay talento. Por ejemplo, en el fútbol donde ya son campeones y campeonas con nombres conocidos mundialmente como Lamine Yamal o Aitana Bonmatí. O el fenómeno protagonizado por Ilia Topuria, abanderado en un terreno casi desconocido en España como Alonso lo fue un día en la F1. Nombres como el saltador Jordan Díaz, el nadador Hugo González o el piloto Pedro Acosta también forman parte de una lista de deportistas que aún debe crecer más, pero que promete éxitos. Y quien sabe si lograrán que algún día se vuelva a exclamar con orgullo por todo el país aquello de 'soy español, ¿a qué quieres que te gane?'. La 'generación Nadal' enseñó el camino y ahora forma parte de la eternidad.