La vida continúa en el circuito ATP, nostálgico estos días tras la retirada de Rafa Nadal. Aunque en el tenis se lleva dibujando desde hace tiempo un nuevo perfil de dominadores. Sobre la grada, el pasado, y presente y futuro lo humanizaron Federer y Alcaraz, asistentes premium a la otra representación, la que protagonizaron Sinner y Djokovic sobre la pista dura de Shanghái. El italiano, imponente con el servicio y acertado en la táctica, se impuso al serbio (7-6, 6-3) y levantó su tercer Masters 1.000 de la temporada. [Narración y estadísticas del partido].
A Sinner y Djokovic les separan 14 años, pero ambos se retan en un partido de supervivencia en el primer set. Novak, a sus 37 años y con rodillera incluida, se niega a entregar el relevo generacional, pero se dio de bruces con una versión rejuvenecida de sí mismo. Jannik, alto y espigado, suelta la derecha con la misma violencia que el serbio. Comparte técnica y táctica. Mantiene el intercambio cuando el punto lo reclama y demuestra determinación para elevar el ritmo en el momento exacto.
Fue el segundo intangible lo que permitió al italiano desnivelar en la segunda manga el equilibrio reflejado en la primera. Porque Djokovic enciende el modo ganador en las finales. Entra en ebullición. Y pesó durante medio partido. Sinner se apuntaba con facilidad su servicio, pero no encontraba la manera de hincar el colmillo cuando restaba.
Se lo negó el serbio, que con dos bolas abajo y 5-4 en contra, se sacó dos derechas potentes y ajustadas que obligaron a Sinner a buscar otra fórmula para llevarse el primer set. Antes del tie break, recibió de parte de su equipo una tolla que desempaquetó, se la frotó por la cara y aclaró sus ideas. Castigó los ángulos, se multiplicó en el fondo de la pista y puso su nombre al primer parcial.
Un punto en la red, idéntico al que segundos antes se apuntó, condenó al serbio que resignó con una sonrisa irónica tras su fallo. Sinner no falló al saque. Punto, juego y set. Y para colmo de Novak, el italiano volvía a sacar en el inicio de la segunda manga, momento en el que subió revoluciones y ya no las bajó hasta el final del partido.
Sinner, versión rejuvenecida de Djokovic
Seguía castigando con el servicio, pero sus golpes llevaban una marcha más. Ritmo que no pudo igualar el balcánico, encomendado a su aura de ganador para sacar adelante una situación convertida en irreversible con la rotura a favor de Sinner. Claudicó entonces Djokovic, que encadenó varios errores no forzados fruto de la frustración. Nole centró sus esfuerzos en lograr el oro olímpico y no guardó gasolina para el final de curso.
A excepción de la gloria en París, sigue sin estrenar su palmarés esta temporada. Por primera vez en blanco. Sigue a las puertas del título número cien. Aunque se mantiene en el circuito y recuperará la voracidad, pero en Shanghái reina Sinner, que vive en estado de gracia. Séptimo trofeo del año para el tenista que cerrará el año en lo más alto del ranking ATP. Por primera vez un italiano en las alturas.