Había aroma a despedida. Se palpaba en el ambiente que cada punto, cada servicio y cada golpe iban a ser especiales. Se olía un posible 'hasta siempre' de Rafa Nadal al tenis profesional, y seguro que no habrá nadie más triste que él por no haber podido ganar el que ha podido ser su último partido como profesional. [Así vivimos la derrota de Rafa Nadal ante Van de Zandschulp]
Botic van de Zandschulp se presentó en la pista del Martín Carpena dispuesto a aguar la fiesta ya no sólo de la afición española, sino de un tenis mundial que estaba en vilo pensando que podría ser la última vez que viera a un mito como Rafa Nadal sobre una cancha.
El balear lo peleó hasta la extenuación, hasta que no le quedó ni un gramo más de fuerza en el cuerpo. Sabía que, esta vez sí, podría ser el esfuerzo final, que ya no habría más, pero no fue suficiente para hacer frente a un rival que se creció con el paso de los juegos mientras encauzaba el marcador a su favor.
Tampoco sirvió el empuje de una afición volcada con un Rafa Nadal al que casi se le escaparon las lágrimas antes del inicio del choque mientras escuchaba el himno español. Emociones a flor de piel.
Van de Zandschulp sacó el aguijón en el momento más crítico de un primer set muy igualado que hasta el noveno juego no había visto ni una sola bola de break. Ahí rompió el neerlandés, y con el viento a favor supo aprovechar la debilidad de Nadal en el primer juego para cimentar su victoria al no dar opciones al resto al español.
En el momento crítico
El partido tenía dos vertientes completamente diferentes. Por un lado, la importancia de una eliminatoria en la que se jugaba el acceso a las semifinales de la Copa Davis. Pero por otro, y seguramente en lo que estaban pensando la mayoría de los aficionados, la emoción de estar ante el posible último partido de Rafa Nadal como profesional.
En medio de esta mezcla de sensaciones empezó a cabalgar el partido con un ritmo vertiginoso, lejos de esos choques interminables que otrora disputaba Rafa cuando estaba en plenitud de condiciones y mandaba en el circuito.
El intercambio de juegos fue constante. Implacables ambos al servicio, siempre dio la sensación de que el neerlandés conseguía salir del paso con más facilidad. El número de aces así lo reflejó, pero es que Rafa siempre sufría un poco más para sacar adelante sus saques.
Sin llegar a ceder ninguna bola de rotura, sí que atravesó algún momento delicado Rafa a medida que el set fue avanzando. Algún 0-30 por parte del neerlandés obligó al balear a tirar incluso de algún ace, una faceta en la que no se prodigó en exceso. Como en los viejos tiempos, el puño izquierdo de Rafa cargado de rabia para celebrar salió a pasear en algún momento.
Sin embargo, con el 4-4 en el marcador llegó el momento crítico de esta primera manga. Rafa cedió aquí sus dos primeras bolas de break. Salvó la primera, pero no pudo hacer lo mismo con la segunda y Van de Zandschulp aprovechó las circunstancias para ponerse en una situación muy favorable. Con su servicio, acto seguido, cerró la primera manga.
A contracorriente
El golpe fue duro. El resultado del primer set cayó con fuerza sobre los ánimos de Rafa y del público, y por si fuera poco el shock se prolongó durante los primeros compases del segundo set. Nada más arrancarlo, Nadal cedió su servicio para darle al neerlandés la oportunidad de ponerse en ventaja y empezar a ver la victoria más cerca.
A Nadal le faltaban golpes ganadores. Su rival vivía con cierta comodidad en la pista y hacía valer su envergadura para llegar prácticamente a todas las bolas, un mal síntoma cuando Rafa se veía en la obligación de tener que remontar.
El desastre se consumó con un segundo break que puso el 4-1 a favor del neerlandés en el segundo set. Ahí parecía todo perdido. Set y dos breaks abajo en la segunda manga, el abismo estaba muy cerca, pero Nadal jamás perderá esa garra que le ha caracterizado durante tantos años.
Fue capaz de resurgir de sus cenizas y por primera vez en todo el partido le rompió el servicio a Van de Zandschulp. Otra vez el brazo de Rafa a paseo. Otra vez el público del Martín Carpena enloquecido y de nuevo la puerta abierta para la esperanza.
Rafa llegó a presionar al neerlandés con el 4-3. Un 15-30 al resto hizo soñar a todo el mundo, pero ahí el neerlandés volvió a activar su cañón al saque y firmó dos aces consecutivos para apagar cualquier fuego.
Todo quedó reducido a cenizas poco después. Nadal sobrevivió un juego más con su servicio, pero Van de Zandschulp no estaba dispuesto a hacer ni una sola concesión con el suyo. El Martín Carpena, su rival y el mundo entero fue consciente en ese momento de lo que estaba viviendo. Todos despidieron a Rafa por todo lo alto por si hubiera sido la última vez. Todo tiene su principio y su final, y este ha podido ser el de uno de los mejores tenistas de todos los tiempos.