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Fue una noche de muchas emociones en el Martín Carpena de Málaga. España cayó eliminada a la primera de cambios en la Copa Davis tras caer ante Países Bajos, pero lo importante fue que Rafa Nadal puso punto final a su carrera como tenista profesional. El mejor deportista español de la historia se despidió en un mar de lágrimas, las suyas y las de muchos de los presentes en el recinto.

Nadal estuvo rodeado de todo su entorno más cercano. Familiares y allegados colmaron las primeras filas de la grada del Carpena justo detrás del banquillo español. Allí se podían identificar caras conocidas que rodean a Rafa en su día a día. Estaba su mujer Xisca, junto al pequeño Rafa Jr. También sus padres, Ana María y Sebastià, y Maribel, su hermana. 

Del equipo de trabajo de Nadal también había bastantes rostros: su agente, Carlos Costa; su jefe de prensa, Benito Pérez-Barbadillo; dos de sus entrenadores, Marc López y Gustavo Marcaccio, y uno de sus exentrenadores, Francis Roig; su preparador físico, Joan Forcades; su fisio, Rafa Maymò; y su nutricionista, Nuria Granados. También estaba Carlos Moyà, pero en el banquillo con Rafa y el resto del equipo español de la Davis.

El gran ausente fue el tío Toni, según explicó semanas atrás, por compromisos laborales. La figura más importante en los inicios de la carrera de Nadal y gran parte de ella, ya como profesional, no estuvo en Málaga: "Voy a faltar porque esos días tengo trabajo y tengo que estar en Roma", decía en declaraciones recientes en Radio MARCA.

Toni Nadal no pudo presenciar el momento del adiós de su sobrino Rafa, aunque ya venía haciéndose a la idea de que el camino llegaba al final: "Sabía que en un momento u otro tenía que llegar ese día de retirada final. Saber que nunca más le vamos a ver en una competición pues la emoción estará ahí, pero ya llevo tiempo haciéndome a la idea", señaló también en la citada entrevista.

Y la emoción 'estuvo ahí'. Mientras Nadal vivía con absoluto nerviosismo los últimos juegos del partido de dobles de Alcaraz y Granollers, que certificó la derrota de España, en la grada de familiares ya se percibían algunas lágrimas. Como las de la madre, Ana María Parera, que no podía contener el llanto. Ya en el homenaje final se sumaron las de la mayoría, incluidos Xisca, Maribel y Sebastià.

"Lo único que puedo decir es que estamos muy contentos con la trayectoria que ha tenido, muy agradecidos a la vida y a empezar otra etapa", dijo luego Ana María en el micrófono de COPE.

Los VIPs llegaban el viernes

Muchos iconos del tenis y del deporte en general participaron en un emotivo vídeo de homenaje que preparó la organización de la Davis para despedir a Nadal. Estaba preparado para este martes o el viernes, se ganara o se perdiera ese día. Lo que Rafa no quería era que su retirada eclipsara una potencial final, a disputarse el domingo, con el equipo español.

El adiós de España a la competición fue prematuro y sorprendió a muchos que esperaban, al menos, ver una vez más a Nadal en las semifinales, fuera en la pista o en el banquillo. Esto provocó también que no se viera a muchos VIPs en el Carpena para despedir presencialmente a Rafa. La llegada de estos invitados estaban previstas, sobre todo, a partir del viernes.

Fue el caso de Novak Djokovic y Andy Murray, dos de los grandes rivales en la carrera de Nadal, que ya habían confirmado a la organización su asistencia en el fin de semana. Del que no había noticias, y sí muchos rumores, era de Federer. Al suizo tampoco se le vio este martes, aunque madrugó para compartir en sus redes un sentido mensaje para su gran amigo. "No sé si vendrá. Lo va a intentar, pero tiene una agenda muy apretada", había dicho Rafa a principios de semana sobre la posible presencia de Roger.

Seguramente, Rafa Nadal no tuvo el adiós que se merecía. Como bien dijo, su cuerpo ya "no quería" más tenis. En el partido que jugó en el Carpena y que abrió con derrota la eliminatoria ante Países Bajos, se evidenciaron todas esas limitaciones que le venían castigando en la pista desde hacía tiempo. Pero Rafael sí estuvo rodeado de los suyos, con ausencias puntuales, haciendo de su despedida también un momento íntimo.