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A las 00:02 horas del miércoles 20 de noviembre, el reloj se paró para siempre en la carrera como tenista profesional de Rafa Nadal. Aunque su retirada es ya una realidad, su futuro se vislumbra igual de apasionante. "Espero seguir siendo un gran embajador del tenis. Siempre he intentado hacerlo desde el respeto y la humildad, valorando todas las cosas buenas que me han pasado", fue su alegato final en una emotiva noche en Málaga que tardará en olvidarse.

El legado de Nadal trasciende las pistas. Convertido en icono global, el balear ha encontrado nuevas formas de aportar al mundo del tenis y expandir su influencia en el ámbito empresarial. Un claro ejemplo es su papel como embajador de la Federación Saudí de Tenis, un rol que desempeña desde enero de este año.

Este acuerdo incluye la apertura de una sede de su prestigiosa academia en Arabia Saudí, que se sumará a las ya consolidadas en Manacor y Kuwait. "Quiero ayudar al crecimiento del deporte e inspirar a una nueva generación de tenistas en Arabia", declaró Nadal en su momento. Arabia Saudí, decidida a convertirse en epicentro del deporte, ya alberga eventos como las WTA Finals y las Next Gen Finals. El país busca organizar un torneo de categoría Masters 1.000 para 2028, consolidando su apuesta por el tenis con la presencia de Nadal como figura clave. 

En el horizonte de Nadal también brilla la posibilidad de una gran exhibición en el nuevo Santiago Bernabéu, donde podría compartir pista con Roger Federer, su eterno rival y amigo. Este encuentro tendría el potencial de superar el récord de asistencia a un partido de tenis, establecido por ambos en Ciudad del Cabo con 51.954 espectadores. Otra alternativa sería volver a reunir a Nadal con Carlos Alcaraz, su sucesor natural, como ya ocurrió en un encuentro amistoso en Las Vegas el pasado marzo.

El balear no solo se proyecta como protagonista de grandes eventos, sino también como futuro líder desde los banquillos. Cada vez son más las voces, incluido David Ferrer, que lo imaginan al frente del equipo español de Copa Davis. Dotes como capitán tiene, tal y como se le ha visto en sus últimas apariciones en competiciones de equipos cuando él no estaba en la pista. Además, la Laver Cup, creada por Federer, le abre las puertas para desempeñar este mismo rol en un escenario diferente.

Un legado empresarial sólido

Lejos de las pistas, Nadal ha construido un emporio empresarial diversificado. Su academia en Manacor, inaugurada en 2016, es un referente mundial en la formación de jóvenes talentos. Este complejo incluye no solo instalaciones deportivas de primer nivel, sino también un hotel, restaurantes, un museo y una residencia.

En el ámbito de la hostelería, Nadal es socio de ZEL, una cadena de hoteles de lujo creada en colaboración con Melià. Este proyecto planea abrir 20 establecimientos en cuatro años, consolidando la marca en destinos estratégicos. Paralelamente, el tenista participa en el grupo Tatel, una exclusiva cadena de restaurantes presentes en ciudades como Madrid, Miami y Beverly Hills. Este emprendimiento lo comparte con socios como Pau Gasol y Cristiano Ronaldo.

Su incursión en el sector inmobiliario también es destacada. A través de Mabel Capital, Nadal ha impulsado proyectos en España, Portugal, Estados Unidos y Oriente Medio, incluyendo desarrollos residenciales de lujo como el edificio Villa de París en Madrid. Además, como imagen global de Nike, sigue siendo un referente del deporte en el ámbito publicitario.

Nadal no oculta su pasión por el Real Madrid, equipo al que siempre ha seguido como aficionado. Esta afinidad ha llevado a muchos a imaginarlo en el futuro como presidente del club blanco. Mientras tanto, el extenista seguirá disfrutando de otro de sus pasatiempos: el golf. 

Embajador eterno del tenis

La influencia de Nadal en el tenis no se detendrá con su retirada, ya que su objetivo es seguir inspirando a nuevas generaciones y apoyando iniciativas que promuevan este deporte en todo el mundo. Ya lo dijo Ferrer: "Rafa llevará muy bien su nueva vida fuera de las pistas. Es una persona con inquietudes y curiosidad. Tiene muchas cosas por hacer y será un embajador de nuestro deporte".

El futuro de Rafael Nadal está repleto de retos, pero también de oportunidades. Su versatilidad, su espíritu emprendedor y su pasión por el tenis garantizan que, aunque ya no lo veamos compitiendo, su huella seguirá marcando tanto las pistas como los proyectos en los que se embarque. Nadal es y seguirá siendo un icono.