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Hace más de una semana que Rafa Nadal (Manacor, 1986) llegó al final de su extraordinaria carrera. Un adiós lleno de emociones, recuerdos y logros incomparables que consolidan su legado como uno de los mejores deportistas de la historia, no solo en España, sino a nivel mundial. Este cierre tenía que ser con la raqueta en la mano, representando a su país, luchando hasta el último momento en la Copa Davis, el torneo donde forjó parte de su leyenda.

Miguel Díaz Román, presidente de la Real Federación Española de Tenis (RFET), recuerda en EL ESPAÑOL cómo conoció a un jovencísimo Nadal en el año 2000, durante un Campeonato de España Infantil celebrado en el Club Internacional de Tenis de Majadahonda. "Me llegó la información de que tenía un dedo roto o dañado poco antes de jugar la final. Se jugaba en mi club, el que yo entonces presidía. Rafa Nadal ganó la final a pesar de esa lesión a Tomeú Salvá, que hoy forma parte del equipo de entrenadores de su Academia".

La historia no termina ahí, porque años más tarde, en un Mutua Madrid Open, Nadal le confesó que esa lesión se volvió crónica: "Seguía jugando con ella", rememora Díaz. Aquella victoria, con apenas 14 años, ya mostraba al mundo la capacidad de sacrificio y determinación que definirían su carrera.

Hablar de Rafa Nadal es hablar de un legado sin precedentes. "Creo que solo podremos valorar plenamente su impacto cuando pase el tiempo", reflexiona Díaz Román en conversación con este diario. "Lo que he hecho es sencillamente inmenso. Ya no son solo sus victorias en Roland Garros, que son tantas que todo el mundo sabe que ese récord es imbatible. Es que con un tenis nacido en tierra batida fue capaz de adaptarse y ganar en una pista tan antagónica con la tierra como es la hierba de Wimbledon. Aquellas victorias, especialmente la de 2008 ante Federer, fue memorable. Me atrevo a decir que ese partido es el mejor de la historia del tenis, por cómo fue y por lo que significa", añade.

Nadal ha mostrado siempre una capacidad única para superar adversidades, como su último título en el Abierto de Australia en 2022, remontando épicamente en la final al ruso Daniil Medvedev. "Creo que nos dejó a todos impactados. Esa victoria simboliza, para mi, lo que es Rafa Nadal. No rendirse jamás, saber competir, saber jugar cada punto como se tiene que jugar, es decir, ser un portento jugando y compitiendo", apunta Miguel Díaz Román sobre aquello.

El círculo que se cerró en la Davis

La relación de Nadal con la Copa Davis es especial. Allí inició su historia como leyenda y también allí, en Málaga, se despidió del tenis competitivo. Con apenas 17 años, debutó con la selección en 2004 contra República Checa, en Brno. Aunque perdió aquel primer encuentro contra Jiri Novak, su trayectoria en la Davis es casi perfecta: cinco títulos (2004, 2008, 2009, 2011 y 2019), 29 victorias en partidos individuales y solo dos derrotas, la primera en su debut y la última en Málaga este 2024 contra Países Bajos.

Rafa Nadal junto a Miguel Díaz Román (i) y David Haggerty (d) EFE

Su liderazgo en el equipo español no se limitó a sus actuaciones individuales. Fue un pilar emocional y deportivo para España, especialmente en momentos difíciles como la histórica edición de 2019. "Rafa llegó directo desde Londres de jugar el Máster, quería formar parte del equipo. Roberto Baustista tuvo problemas personales muy duros que superó como un auténtico líder, dando ejemplo. Y por último, la pista, rapísima, cubierta y en Madrid, que siempre complica el juego de los españoles por la altura de la capital. Pero el equipo liderado por Bruguera supero todos esos obstáculos y logró esa Copa Davis que ya es mítica", recuerda quien ya entonces presidía la RFET.

El futuro de Nadal, aunque alejado de las pistas como jugador, podría seguir ligado al tenis. "Rafa será lo que quiera ser. Es el deportista español más importante de todos los tiempos", asegura Díaz Román. Aunque ahora parece querer descansar, muchos ven en él un futuro capitán para el equipo español, incluido el presidente de la Federación. "Estamos encantados con la labor de David Ferrer, pero está claro que su momento llegará, seguro".

El 2024 no fue fácil para Nadal. Con solo 19 partidos jugados, repartidos en siete torneos, el balear cerró el último año de su carrera con 12 victorias y siete derrotas. En torneos como Bastad, donde alcanzó la final, mostró destellos de su grandeza, pero los resultados globales no fueron suficientes para disipar sus dudas sobre su continuidad en el circuito. La contundente derrota contra Novak Djokovic en los Juegos Olímpicos de París y la brecha cada vez mayor con la élite del tenis marcaron el cierre de una era. 

Quiso que su despedida fuera en la Copa Davis, un torneo que siempre consideró especial. Para Rafa, cada representación de España era un momento único. Así, en Málaga, cerró el círculo: el mismo torneo que lo vio nacer como leyenda fue el escenario de su adiós.

Rafael Nadal celebra un punto de Carlos Alcaraz ante Tallon Griekspoor Reuters

Un mito eterno

Con 22 títulos de Grand Slam y numerosos récords a sus espaldas, Rafa Nadal se retira como una figura icónica del deporte mundial. Su legado no solo se mide en victorias, sino en su carácter competitivo, su humildad y su capacidad para inspirar a generaciones enteras.

En palabras de Miguel Díaz Román, su presidente y amigo: "Solo seremos capaces de valorar ese legado cuando pase el tiempo". Definitivamente, lo que ha hecho Rafa Nadal por el tenis español es incalculable. No solo en la pista, sino fuera de ella, como ejemplo de deportista y persona. Es único y su impacto perdurará para siempre.