Carlos Alcaraz, uno de las estrellas del tenistas en la nueva generación, ha reflexionado sobre su infancia y los valores que lo formaron en un evento especial celebrado en Murcia.
Durante la inauguración de la exposición "Los pies en la tierra", que hace un recorrido por su carrera y estará abierta hasta el 15 de febrero en la Cárcel Vieja de Murcia, el tenista murciano compartió momentos personales y destacó cómo su crianza en un entorno humilde moldeó su perspectiva de la vida y el deporte.
Alcaraz, ganador de cuatro títulos de Grand Slam y considerado una de las mayores esperanzas del tenis mundial, recordó una infancia marcada por la sencillez, el cariño y la falta de grandes lujos.
"Vivía feliz y en un entorno cariñoso, sin grandes lujos, pero hoy sé que las pequeñas cosas marcan la diferencia. No necesitaba más para ser feliz", expresó durante el evento, dejando claro que sus raíces son una parte esencial de su identidad.
Valores que trascienden el deporte
El evento, organizado por la Fundación Alcaraz, no solo celebró los logros del joven tenista, sino también los valores que lo han llevado a la cima. La exposición incluye trofeos, equipaciones, fotografías y objetos representativos de su carrera, así como actividades interactivas diseñadas para inspirar a los asistentes. Según el propio Alcaraz, este proyecto busca no solo mostrar su trayectoria, sino también impactar positivamente en la vida de niños y jóvenes.
"Era un crío con sueños, como todos. Los perseguí y hoy estoy rodeado de los ídolos que tenía. No me creería lo que ya he conseguido", confesó Alcaraz, mostrando su humildad y su agradecimiento por las oportunidades que ha tenido.
Beatriz García, directora de la fundación y tía del deportista, destacó que el deseo de Alcaraz siempre ha sido contribuir al desarrollo de la infancia. "La exposición muestra una realidad y la posibilidad de influir en ella y hacerlo con pequeños gestos", afirmó.
El alcalde de Murcia, José Ballesta, también estuvo presente en la inauguración y subrayó los valores de humildad, modestia y naturalidad que representa Carlos Alcaraz. "Es importante tener los pies en la tierra y saber de dónde venimos", comentó, resaltando la relevancia de transmitir estas cualidades a las nuevas generaciones.
Por su parte, Alcaraz explicó que, aunque no tuvo acceso a grandes lujos durante su infancia, su pasión por el deporte y el apoyo de su familia fueron suficientes para alimentarlo de sueños y ambiciones.
"Cuando era niño no teníamos grandes lujos, pero las pequeñas cosas hacen la diferencia. Teníamos lo necesario, y yo era feliz con lo que tenía", señaló el tenista, quien recordó con cariño a su grupo de amigos del Club de Campo de El Palmar, donde dio sus primeros pasos en el tenis.
Un legado en construcción
A sus 21 años, Carlos Alcaraz ya ha dejado una marca imborrable en el mundo del tenis, pero su mirada está puesta en el futuro. Después de un año lleno de altibajos, que incluyó victorias en Roland Garros y Wimbledon, así como una final épica en los Juegos Olímpicos contra Novak Djokovic, el joven tenista se prepara para un 2025 ambicioso. Su principal objetivo: ganar el Abierto de Australia y completar el Grand Slam antes de cumplir 22 años.
"Quiero 2025 aún más emocionante. Mi principal meta es ser campeón en Australia. Es lo que quiero tatuarme, aunque a mi padre no le guste mucho", bromeó Alcaraz, demostrando una vez más su determinación y su sentido del humor.
El camino de Carlos Alcaraz no solo inspira a quienes aspiran a triunfar en el deporte, sino a todos aquellos que ven en él un ejemplo de cómo los valores, la humildad y el esfuerzo pueden llevar al éxito.
La exposición "Los pies en la tierra" es un recordatorio de que, más allá de los trofeos, lo que realmente define a un campeón son sus raíces y su capacidad de inspirar a otros.