El Cultural

Gaudí y Kar-wai

20 enero, 2009 01:00
1. Me pregunto qué culpa tendrá el pobre Antoni Gaudí, uno de los más insignes artistas españoles de todos los tiempos, para que le pongan su nombre a unos premios absurdos y tontorrones de “cine catalán” que impulsa el simpar Joel Joan. Joan, un actor mediocre que ha hecho carrera vendiendo teleseries horrendas a TV3, es especialista en todo tipo de actos nacionalistas donde, cual falangista consumado, se llena la boca con palabras altisonantes que le pirran como “nació” o lemas como som i serem que hubieran encajado estupendamente en tiempos pretéritos que por lo visto algunos añoran. En fin. El cine catalán (que tiene una cuota de mercado del 0,8 en la propia Cataluña, un exitazo, vamos) celebró su fiesta a costa del contribuyente para acabar concluyendo que Vicky Cristina Barcelona es la mejor película catalana (¡toma ya!) y que Camino, de Javier Fesser, es ¡la mejor película europea! El sinsentido es tan brutal que me recuerda a un chaval que conocí en mi infancia barcelonesa que decía que España era su país preferido del mundo después de Cataluña. Vamos, que no conocía otro.
2. Durante mucho tiempo o te gustaba Wang Kar-Wai o eras el tío más tonto del mundo. A mí, como me gustaba, me hacía bastante gracia esa especie de fanatismo talibán de sus acérrimos seguidores. Ahora, la vida es traicionera, resulta que es al revés. O te parece que My Blueberry Nights es una película espantosa o es que no te enteras de nada. Pues vaya, ni tanto ni tan poco. Vi la película ayer y, lo confieso, me gustó. En primer lugar, es corta, lo cual se agradece. Y en segundo, cuenta una pequeña, casi minúscula historia de amor, romántica hasta el tuétano, que logró que entrara en el cine de mal humor (por cosas mías) y saliera más contento que unas pascuas. Ojalá todas las películas malas lograran el mismo efecto.
P.D. Tres cuartos de lo mismo con la última de Guy Richie, Rockanrolla, que encontré la mar de entretenida mientras la intelligentsia la tacha de execrable. De vez en cuando al cine hay que ir a pasárselo bien, hombre.