El Cultural

El pasado y Alemania

23 marzo, 2009 01:00

Acaba de llegar a la cartelera RAF, El ejército rojo, una película que recrea de forma minuciosa y prolija (dura dos horas y media) la trayectoria de la banda terrorista comúnmente conocida como Baader-Meinhoff. La película, realizada con generosidad de medios que se traduce en algunas escenas espectaculares, supone una traslación de la narrativa hollywoodiense a la reciente historia alemana. Resulta entretenida y se sigue con interés, pero también es superficial y, en el fondo, artera en su pretendida "objetividad".

Para quienes no estén muy enterados, la Baader-Meinhoff era un violento y peligroso grupúsculo terrorista que a principios de los años 70 desplegó una violencia brutal en Alemania con sucesivos atentados a cuarteles militares, bases americanas o grupos editoriales considerados antagonistas. La película explica sus inicios y los sitúa en la oleada de indignación provocada por la guerra contra Vietnam o la siempre espinosa cuestión israelí (básicamente la guerra "preventiva" del 67).

Y ahí está el problema. Estoy de acuerdo en que el retrato "humano" de los terroristas no los pinte como monstruos, que los haga comprensibles y cercanos, que incluso pretenda que entendamos y simpaticemos con sus motivos. Pero la violencia estaba absolutamente fuera de lugar, sus asesinatos no fueron otra cosa que eso y pertenece a la peor tradición "progre" justificar la violencia cuando surge de personas ideológicamente afines. Para entendernos, a todos nos parecería un escándalo una película que diera cierta cobertura a los asesinatos del infame Pinochet. Y estoy seguro que sus adversarios tampoco eran unos santitos. Aunque desde luego, estaremos de acuerdo que ni uno solo merecía la muerte.

RAF, el ejército rojo, es, de todos modos, una película que conviene ver como también conviene ver la extraordinaria La mejor juventud (película italiana que no se anda por las ramas y llama a los Brigadas Rojas asesinos, y punto) y El abogado del diablo, donde también se habla de la RAF a partir de la defensa de Jacques Vergès, personaje que desaparece, de forma extraña, de la película alemana y eso que tuvo un papel destacado en aquellos años de violencia extrema. Son años que nos hacen darnos cuenta de que el horror en el que vivimos ahora no es ni mucho menos nuevo.

Y conviene ver RAF porque conviene profundizar en la historia reciente. Alemania está triunfando tanto fuera como dentro de sus fronteras con una serie de películas (El hundimiento, La vida de los otros, La ola), que ponen en solfa su peripecia en el siglo XX de forma inteligente e incisiva. De hecho, RAF es la peor. Más allá de los éxitos artísticos, fundamentales, y de taquilla, no poco importantes, este tipo de películas-acontecimiento llevan al país a cuestionarse una o dos veces al año lo que han sido, por qué y adónde van.

Dicho esto, no entiendo por qué en España la única época de nuestra historia que interesa es la Guerra Civil. No es un tópico, o ¿dónde están las películas sobre la cultura del pelotazo? Mario Conde da para una buena película. O incluso dos. Por decir algo, porque el siglo XX español da más de sí de lo que nuestros cineastas han visto en él. Para mucho, mucho más.