Image: Vitto Acconci revisitado

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Arte

Vitto Acconci revisitado

25 noviembre, 2004 01:00

Tres de las Doce fotografías, realizadas el 28 de mayo de 1969. Acción fotográfica / performance

Acconci Studio. MACBA. Comisaria: Corinne Diserens. Plaza dels àngels, 1. Barcelona. Hasta el 14 de febrero

Vitto Acconci es uno de los referentes del arte conceptual, no hace falta decirlo. Ahora el MACBA presenta una exposición sobre este creador que tiene el mérito de ser una de las primeras lecturas panorámicas sobre su obra. Hasta ahora se habían tratado parcelas específicas: Acconci es citado en los manuales primero por sus performances y luego como arquitecto, pero faltaba esa lectura que situara su obra como un proceso. Esta muestra es un recorrido por su trabajo desde sus inicios hasta sus recientes intervenciones arquitectónicas. Muy esquemáticamente, el itinerario de la exposición se inicia con sus poesías para pasar luego a la performance, la instalación y finalmente la creación del Acconci Studio, un gabinete dirigido por el mismo Acconci que trabaja en el arte público y la arquitectura. De alguna manera, plantear una exposición que estudie la evolución de una de las figuras clave del conceptual, es revisitar esta tendencia y preguntarse qué es lo que queda de aquella experiencia.

La tesis que plantea el MACBA en esta exposición es que existe un hilo argumental en este proceso: la poesía que se expande. Algo de verdad hay: Acconci es, en primer lugar, poeta, pero por una exigencia expresiva, el autor trasciende la hoja de papel y llega a la performance. Se trata de superar los límites de la escritura, de enriquecerla con otras dimensiones... Es la poesía amplificada con la oralidad, el cuerpo, el espacio... Escribir resulta insuficiente: para ganar expresividad hace falta añadir la voz a la escritura. Pero quien recita la poesía con la voluntad de intensificarla, se plantea, en una misma lógica, trascender la voz y luego el cuerpo y luego el espacio y así sucesivamente.

Los episodios más difundidos de Acconci son sus performances. Entre otras, es célebre la titulada Seed bed en la que el mismo Acconci se masturba. Puede que, como se ha dicho, este tipo de experiencias impliquen una reflexión sobre Duchamp, sobre el cuerpo, sobre los límites del lenguaje... En fin, se hace una lectura en términos políticos. Yo, que no me siento implicado en esta generación y que me resulta especialmente distante, pienso que, en vez de repetir los tópicos al uso, algún día se tendrá que reflexionar seriamente sobre el significado de tales prácticas. Intuyo que en Acconci existe un deseo que no se puede contener, una idea como de sexo absoluto que sobrevuela sus performances, que por lo demás se expresa de una forma primaria: es el lenguaje del niño el que se habla.

Sin embargo, en la evolución de Acconci, existe un salto importante que va de estas prácticas a sus instalaciones y a sus arquitecturas. En su trabajo se incorporan elementos lúdicos y retóricos. Pero existe una dimensión que me interesa destacar: la oralidad. La palabra -aquella poesía en acción a la que aludía antes- es de algún modo la protagonista. Sus instalaciones están prácticamente vacías; es la palabra, por lo general la particular declamación de Acconci, la que las llena.

Las intervenciones aquitectónicas de Acconci se han planteado y -él mismo las ha explicado- como una suerte de reflexión sobre lo público y lo privado, sobre el poder y sus mecanismos, etc. Aunque él trabaja con un equipo de profesionales que resuelve los problemas técnicos, se trata de una arquitectura irrealizable y utópica. Más aún, existe una diferencia importante entre su ideación y su materialización, esta última versión depauperada del ideal en los pocos proyectos llevados a la práctica. Hasta ahora, Acconci presentaba sus intervenciones arquitectónicas con las típicas maquetas. Pero la exposición del MACBA ha incorporado un programa informático que representa los proyectos con infinitud de detalles en tres dimensiones, aspecto que introduce nuevos elementos para la interpretación de Acconci.

Yo no puedo dejar de observar estos proyectos como un espacio de ficción. Algo así como un escenario para la poesía y la palabra, porque un elemento fundamental de ellos es la propia voz de Acconci que describe, con su particular dicción. Entre aquellas performances y estos proyectos imposibles no hay diferencia. Es la misma utopía: el deseo que lo arrasa todo, es la ansiedad por la obra total... Pero tampoco es exactamente lo mismo: hay una retórica, un lenguaje publicitario que es la inversión exacta de aquellas performances. La oscilación y la propia evolución camaleónica de Acconci de una posición a otra, de un lenguaje primario a otro altamente elaborado y comercial es significativo. ¿Acaso da cuenta de las limitaciones y contradicciones del conceptual? ¿O tal vez explicita las ambiciones inconfesadas de Acconci? Intuyo que existe una perversidad: lo político -la clave con la que se interpreta la obra de Acconci- como un juego, un juego de ficciones y divertimentos. Este juego es el hilo conductor de su proceso.