Image: Asier Mendizábal

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Arte

Asier Mendizábal

Culturgest, Oporto. Del 6 de febrero al 18 de abril de 2010

24 febrero, 2010 01:00

Asier Mendizabal: 'La Ruota Dentata', 2009

Asier Mendizábal es uno de los artistas españoles de su generación más relevantes. La institución portuguesa Culturgest le dedica una exposición en sus salas de Oporto.

ELCULTURAL.es
Asier Mendizábal nació en 1973 en la ciudad guipuzcoana de Ordizia y es hoy uno de los más claros exponentes de la generación de artistas vascos que vienen trabajando desde principios de la pasada década al abrigo de la Nueva Escultura. Su obra se inserta en esa línea que todos comparten, la que se resume en un interés por la escultura, el arte conceptual y un cierto componente social e ideológico que, las más de las veces, complejiza el trabajo. En este sentido, Mendizábal se encontraría cerca de artistas como Ibon Aranberri o Jon Mikel Euba. Su trabajo ha gozado recientemente del aplauso de la crítica en la recientemente clausurada edición de la feria de arte ARCO con sus excelentes trabajos en las galería Carreras Múgica y ProjecteSD. En 2008 realizó una exposición individual en el MACBA a los 35 años, una edad muy corta para sumir semejantes retos en la institución barcelonesa.

Una parte importante del trabajo del ordiziarra hunde sus raíces en la especulación sobre el concepto de masa en el contexto de los desarrollos ideológicos fundamentalmente de izquierda, sobre esa tendencia de los seres humanos a manifestar sus inquietudes en compañía. Quiere Mendizábal investigar sobre cómo se visibilizan los atributos de dichas inquietudes, cómo toman forma las voces de la reivindicación. Muchas de estos atributos se encuentran en el mundo de la música, en especial de la música punk, motivo al que han acudido no pocos artistas de su generación y de su entorno geográfico (no hay que olvidar otros artistas que han trabajando en torno a la dialéctica punk como Txomin Badiola o Jon Mikel Euba). ¿Qué tiene el punk para haber sido recogido por tantos artistas visuales y para ser caldo de cultivo en el trabajo de Mendizabal? Su espíritu inconformista, su actitud cercana al nihilismo y a la anarquía, el perfil crítico hacia todo sistema gubernamental... Los motivos punk son los más conocidos de cuantos configuran los atributos de las tribus urbanas y en el acervo de todos están las imágenes de los años setenta y ochenta relacionadas con el movimiento y con muchos de sus integrantes, desde Joy Division o The Clash hasta Dirty Pretty Things.

En esta exposición de Oporto, titulada And/Or, que ha organizado el comisario portugués Miguel Wandschneider, Mendizábal continúa con su investigación sobre el signo y el gesto como vehículos ideológicos. Dice, con razón, Wandschneider que es simplista hablar de arte político o de arte de denuncia como también lo es el creer que Mendizábal es un mero representante de grupos sociales marginales. La suya es, más bien, una reflexión sobre los intersticios que se abren entre, como decíamos, la forma -interés que procede de su formación en el ámbito de la escultura-, el contenido conceptual que lo sostiene y los discursos ideológicos que le interesan. Trabaja el artista en torno a los factores que dan lugar a las congregaciones, sea en macroconciertos o en manifestaciones antisistema, estudia diferentes momentos políticos y las actitudes artísticas que los acompañan (punk, cine ruso…) y se pregunta por los diferentes comportamientos de la masa en cada uno de ellos... Y lo hace desde un amplio abanico de medios. Tiene Mendizábal especial interés en el medio cinematográfico. Se siente apegado a las películas realizadas por cineastas como Costa Gavras u otros colectivos de autores/cineastas como Medvedkine, en las ciudades francesas de Besançon y Socheaux, que crecen al abrigo conceptual de otros cineastas como Chris Marker y aquellos comprometidos con la clase obrera. Ese interés por el cine en la obra de Mendizábal trasciende la mera influencia de momentos cinematográficos históricos para incidir en la propia estructura del medio, si técnica, su forma. Y juega también con la reapropiación de los signos y con la forma que éstos adquieren, esto es, su filiación escultórica, que, por paradójica que pueda resultar, no camina lejos de su inclinación por lo cinematográfico.