El abecedario de Joan Miró
Vista de la exposición en el Centro Botín
A punto de celebrarse el 125.° aniversario del nacimiento del artista, el Centro Botín de Santander inaugura Joan Miró. Esculturas 1928-1982, una muestra que se adentra en el proceso creativo de este poeta tridimensional del surrealismo.
El recorrido, dividido en cinco secciones de manera cronológica, permite al visitante adentrarse en su mundo interior e imaginarlo enfrascado en su tarea. El paseo arranca con su primera escultura realizada en 1928, en la antesala del crac americano de 1929. Consiste en un ensamblaje "antiescultórico" en madera en un momento en el que Miró "quería asesinar todos los conceptos preconcebidos de la escultura moderna y buscar objetos desechados haciendo apología del objeto burdo, banal y olvidado aportándoles una nueva vida", explica Joan Punyet Miró, comisario de la exposición junto a María José Salazar. La última, fechada en 1982, está inspirada en un día que fue a comer a La Puñalada (restaurante de Barcelona que cerró) y "una servilleta le sirvió para hacer una escultura de un metro ochenta".
Las salas no solo muestran la evolución de sus esculturas sino también de pensamiento y permite ver las texturas que otorgaba a cada material que empleaba. El proceso empezaba en sus paseos por la montaña, la playa y el campo, donde recogía objetos. De vuelta en el taller los disponía en círculos y "era testigo de los diálogos entre ellos", explica Punyet Miró. Tras un periodo en esa posición de interlocución bajo la curiosa mirada del artista pasaban a ser colocados en el suelo. De ahí salía un boceto y, cuando conseguía tener alrededor de 15 ensamblajes, "los metía en una caja y los mandaba a la fundición de bronce, donde, a su llegada, daba las instrucciones de cómo colocar cada pieza".Miró quería asesinar todos los conceptos preconcebidos de la escultura moderna". Joan Punyet Miró
Objetos, texturas y memoria fotográfica
Vista de la exposición
Madera, hueso, hierro, yeso, arcilla... nada escapaba a su ingenio y todo era susceptible de convertirse en una obra. Y así, en la época en la que se acota la muestra, el artista llegó a realizar cerca de 400 esculturas. Pero su vasta producción (compuesta por 2000 óleos, 8000 dibujos, 1000 grabados, 1200 litografías) no significa que trabajara a ritmo acelerado sino que "podía llegar a almacenar objetos durante años", sostiene su nieto. Había ocasiones, recuerda, en las que Miró conseguía tener cinco objetos pero a falta de uno que culminase la pieza, la futura obra esperaba en el taller.En aquel espacio íntimo y personal, al que nadie accedía sin él, podía llegar a acumular entre 400 y 500 objetos. Pero no era un caos como el estudio de Francis Bacon: Miró inventariaba todo en su memoria fotográfica y si alguien movía una lata o piedra de sitio... lo sabía. Celoso de su espacio personal Joan Miró consiguió "conjugar la escultura con la poesía a través del subconsciente humano". La calabaza con el tronco de acebuche, la lata chafada y el hueso de pollo, una pinza gigante... todo se puede ver en dibujos preparatorios, en yeso y en bronce, algo que permitirá que el "espectador se sienta capaz de descifrar el código del creador", cree Punyet Miró.
Dos puntos de inflexión
Joan Miró retratado por Catalá Roca
Con un estilo depurado, más visceral y directo Miró se alejó del realismo, entró en la esfera de la abstracción y el surrealismo y puso sobre soporte el código perteneciente al mundo de los sueños, el primitivismo y la psique. La otra vuelta de tuerca a su estilo llegó cuando Giacometti le propuso pintar las esculturas de bronce.
A punto de cumplirse el 125° aniversario de su nacimiento la figura de Miró saca músculo con diversas muestras em el IVAM (Valencia), en Lima, en Tokio y la que llegará en octubre en el Grand Palais de París. Además, el 20 de abril (fecha exacta de la efeméride) se abrirá la tercera fundación, en Mont-roig (Tarragona), de un artista místico, introspectivo y silencioso que se ponía una máscara para que nadie supiera lo que pensaba.
@scamarzana