Imagen | Fina Miralles: “Antes que artista soy una mujer de la tierra”

Imagen | Fina Miralles: “Antes que artista soy una mujer de la tierra”

Arte

Fina Miralles: “Antes que artista soy una mujer de la tierra”

Acciones, instalaciones, pinturas, escritos... el MACBA de Barcelona reúne una buena parte del trabajo de la artista a partir del 5 de noviembre

3 noviembre, 2020 04:44

Dice Fina Miralles (Sabadell, 1950) que ella no es una artista profesional. No piensen que este matiz resta valor a su obra, sino más bien todo lo contrario. La tierra, la naturaleza y la vida son los elementos esenciales de su trabajo. Les ha dedicado vídeos, acciones, instalaciones, dibujos, pinturas y palabras, muchas palabras, que hace poco más de un año recogía en los cuatro volúmenes de Fina Miralles. Paraules fèrtils 1972-2017 (Fundación Ars, 2018). Pionera del arte conceptual de los setenta en nuestro país, se encerró en una jaula junto a otros animales para “señalar la crueldad de la humanidad y hacer una crítica de los zoológicos”, llegó a enterrarse en la tierra, se cubrió de hojas, de piedras, registró los cambios del cielo y algunas pequeñas acciones cotidianas tan nimias (o no) como liarse un cigarrillo, hacerse una infusión o mirar el horizonte.

Lejos del mercado

Su carrera ha transcurrido siempre en paralelo al mercado. En 1999 donó toda su obra al Museo de Arte de Sabadell para ponerla a disposición del público, un público con el que lleva décadas tratando de compartir ese mensaje de conciliación de vida y naturaleza. En 1978 participó, junto a Nacho Criado, Juan Navarro Baldeweg o José María Yturralde, en el pabellón nacional de la Bienal de Venecia con su Mediterráneo te quiero y, poco después, en 1984, inició un viaje por Latinoamérica que la alejó del ruido del arte y la sumió en una travesía introspectiva que marcó lo que vino después. A su vuelta, cambió Barcelona por París y, más tarde, París por Normandía, y así hasta instalarse definitivamente en Cadaqués.

“De Fidias a Chillida una piedra era una obra de arte por acción del artista. ¿Por qué no dejar la piedra tal cual es?”

Pregunta. Lleva tiempo alejada del mundo del arte, ¿qué significa esta exposición del MACBA para usted?

Respuesta. No estoy alejada del arte, ni de las personas, pero sí de la vida en las ciudades. Me he ido trasladando a lugares cada vez más pequeños. Desde entonces, es la gente la que se acerca a mí y buena prueba de ello es esta exposición del MACBA que más que una cronología, muestra mis intereses. No es un proyecto mío sino una exposición que el Museo hace sobre mis 45 años de trabajo. Confío plenamente en el equipo, en la comisaria, Teresa Grandas, los restauradores, el equipo detrás del catálogo…

P. Llama la atención su título: Soy todas las que he sido cuando ha seguido una línea tan clara a lo largo de todos estos años.

R. El título tiene que ver con la importancia de saber quién eres y qué quieres. Para mí arte y vida son inseparables y, efectivamente, soy todas las que he sido. Me he buscado a fondo y he profundizado en los distintos momentos de mi vida. Me interesan los sentimientos, la emoción, la relación con las personas, mi propio crecimiento… algo que he aprendido de la naturaleza, que ha sido mi motor pues lo material no me interesa.

Fotografías de la acción 'Traslaciones. Mujer-árbol', 1973 - 1992

P. ¿Qué ambiente artístico predominaba en sus inicios?

R. Nací en el año 50, en la segunda parte del siglo XX y me encontré con un profesionalismo entre los artistas al que di rápidamente la espalda. En la pintura reinaba la oscuridad, la materia, una falta de apertura, de claridad de colores vivos, de pureza, una mirada hacia el mundo. La obra de Manolo Millares, de Antonio Saura, Tàpies, del Grupo El Paso tiene que ver con las horribles consecuencias de un siglo de guerras marcado por el racionalismo. Sin embargo, yo me he guiado siempre por la intuición, que es lo más profundo. ¿Si un artista no es intuitivo quién lo va a ser?

P. ¿Por qué no le gusta referirse a sí misma como artista profesional?

R. Porque no me interesa el aspecto comercial del arte. Doné toda mi obra al Museo de Sabadell en 1999 para que sirviera de algo a los demás. Nunca he querido venderla ni convertir mi práctica en un talonario. Estar fuera del mundo del mercado me ha permitido ser libre y comprender que todo este proceso creativo, que el arte y la vida son inseparables y que debemos ser auténticos. ¿Por qué la exposición del MACBA se aguanta 45 años después? Porque es de verdad.

Bodegones contemporáneos

P. La obra más antigua entre las que presenta es Naturaleza muerta (1972), una selección de materiales minerales y orgánicos ordenados y etiquetados sobre una mesa negra, ¿qué quería contar con ella?

R. Era una crítica a los bodegones que me hacían pintar en la Escuela de Bellas Artes. Entonces la formación era muy clásica, firmemente aferrada a la escuela grecorromana, al dibujo del natural… y pensé en hacer una pieza de museo en la que se hablara de una naturaleza que había dejado de existir. Reuní conchas, agua, algas, arena, hierba, piedras y hojas. Somos naturaleza y si nos alejamos de ella, nos estamos alejando de nosotros mismos.

'Imágenes del zoo,' 1974

P. Miró hablaba también de esa pertenencia a la naturaleza y pintaba figuras de grandes pies anclados a la tierra…

R. A los dos nos une una casa. Él tenía una masía y mi familia la finca de Serralonga.

Un año después de este muestrario de materiales, Fina presentaba en la Sala Vinçon de Barcelona Naturalezas naturales, naturalezas artificiales (1973), un montaje con vegetales, palomas, gallinas, arena y hierba junto a un ficus de plástico, animales disecados y césped sintético, con los que mostraba la dualidad entre lo natural y lo artificial. Muchos lo recordarán por la exposición que le dedicó el Museo Arqueológico en 2016. Esta es otra de las facetas fascinantes de Miralles: cómo en los últimos años comisarios más jóvenes se han acercan a ella, desde esa muestra del Arqueológico comisariada por Javier Hontoria, al diálogo que establecía Juan Canela entre su obra y la de Rita Ponce de León en la Fundación Cerezales (2019), o su participación en Hybris en el MUSAC (2017), de la mano de Blanca de la Torre.

P. ¿Cómo se siente reinterpretando estas piezas tantos años después?

R. No es lo mismo nuestra mirada hacia el trabajo en el momento en el que se realiza que años después. En mi obra todo desaparece y cada vez que se muestra de nuevo hay que buscar todos los elementos. Siempre me ha interesado enseñar el material tal cual, sin la intervención del artista. Desde Fidias hasta Chillida una piedra se ha convertido en una obra de arte porque era el artista el que la tocaba y yo lo que planteo es: ¿por qué hay que transformarla y no dejar la piedra tal cual es?

Gallinas en el museo

En Naturalezas naturales, naturalezas artificiales mostraba todos los materiales –piedras, patateras, un sembrado que germinaba…– sin manipularlos, igual que en la mesa de Naturaleza muerta. “Me interesaba subrayar el contraste entre lo natural y el artificio y cómo tratamos de domesticar la naturaleza”. Este último apartado estaba representado por un gallinero en el que había tres gallinas vivas y una disecada, hicieron una acción con el vuelo de una paloma, pintaron caracoles…

P. Su web es un completo archivo de su trabajo que divide en tres ejes: naturaleza, paisaje y pertenencia. ¿Cómo diferencia estas categorías?

R. Naturaleza es todo. La pertenencia es a la vida y a la raza humana. Y paisaje se refiere a una manera de mirar. Estamos en un mundo en el que proliferan las imágenes planas. Cada día llegan a Cadaqués turistas que se asoman a esta playa preciosa a hacer fotos y después se van. No viven el lugar, no prueban el agua, ni se resguardan bajo un árbol. Igual que en los Sueños de Kurosawa el protagonista entra dentro de los cuadros de Van Gogh, nosotros tenemos que entrar en el paisaje, formar parte de él.

“En el Land Art, la naturaleza se usaba como soporte. lo que yo hago es cambiarla de sitio: llevo la hierba al mar”

P. La parte más conocida de su trabajo son estas obras de los setenta. ¿Mostrará otras en el MACBA?

R. Sí, algunas de los ochenta y los 2000, aunque yo di mi obra por terminada en los noventa con la serie de cuadros Memoria de los humanos. Al no ser profesional de la pintura sino amateur, que en francés quiere decir amador, no tengo la obligación de pintar hasta que me muera. Tengo limitaciones físicas y necesito toda la energía para mí.

P. ¿Qué papel ha tenido el dibujo y la pintura en su obra?

R. He acudido mucho a ellos desde que volví de Latinoamérica. Con un papel y un lápiz se pueden expresar muchos sentimientos.

P. También al lienzo, que ha intervenido haciendo montajes con él, ¿no es así?

R. Sí, en 1979 hice una exposición en la Fundación Miró sobre el paisaje como cuadro. Separaba el bastidor y la tela sin preparar y los unía creando paisajes. No reproducía con ellos una imagen sino que los propios materiales eran el mar, el cielo…

P. ¿Qué opina de la etiqueta que siempre le ha acompañado de artista Land Art?

R. Tiene que ver con los materiales naturales que he utilizado pero cuando metía piedras en un armario o un árbol dentro de una cama, en lugar de en la campo, ya nadie decía nada. En el Land Art, los americanos usan la tierra como soporte para la pieza, como un cuadro, y yo solo la cambio de sitio: llevo la hierba al mar, por ejemplo, con lo que tiene otro sentido. La Tierra nos da tanto…

P. ¿De dónde le viene este amor por la naturaleza?

R. De mi experiencia personal. Crecí entre la ciudad de Sabadell, donde mi padre era médico, y el campo, en Serralonga, una tierra ancestral que fue de mi madre, de mi abuela, mi bisabuela y de todas las mujeres de mi familia. Nos bañábamos en la acequia, jugábamos en el pajar, mirábamos las estrellas… El gran amor de mi vida no es una persona, sino este lugar que me ha enseñado todo lo que sé. Antes que artista soy una mujer de la tierra.

@LuisaEspino4