La Pasión de Cristo ha sido un tema ampliamente representado en la Historia del Arte. De hecho, hace dos años el director Phil Grabsky estrenó La pasión en el arte , un documental que mostraba cómo artistas de diferentes épocas han abordado la Pascua. Rubens , Caravaggio y El Bosco pero también Munch y Matisse dejaron su impronta. También ha sido un tema recurrente en el cine, con películas como La pasión de Cristo , de Mel Gibson, o Rey de reyes , de Nicholas Ray.
En esta ocasión, coincidiendo con la celebración de la Semana Santa, seleccionamos algunas de las piezas que , procedentes del Museo del Prado, muestran diferentes escenas de las últimas horas de la vida de Jesucristo.
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Rogier van der Weyden: 'El descendimiento'
Rogier van der Weyden, uno de los pintores flamencos más importantes, abordó esta temática en más de una ocasión como se puede constatar en El Calvario , obra magistral de los fondos de Patrimonio Nacional. En El Descendimiento el artista nos presenta a un Jesucristo de cuerpo pálido en el que no se observan las huellas de la flagelación pero que, sin embargo, está a punto de perecer. Con la cruz exactamente en el centro del lienzo, las figuras que componen la escena están a punto de derrumbarse ante el horror de la situación. Ejecutada para la capilla de Nuestra Señora de Extramuros de Lovaina antes de 1443, fue comprada por María de Hungría en 1549 y antes de 1564 ya colgaba en la capilla de El Pardo. Más tarde, en 1566 fue trasladada a El Escorial, donde estuvo hasta que en 1939 llegó a su destino final, el Museo del Prado, donde se puede ver en la sala 58.
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El Greco: 'Cristo abrazado a la cruz'
El Greco nos muestra a un Jesucristo que lleva la cruz sobre su hombro y viste una túnica roja y un manto azul. Su mirada, con unos ojos que se muestran llorosos, mira hacia arriba con aire de resignación mientras la corona de espinas, de un gran realismo, está compuesta por ramas que se ajustan a su frente y le han ocasionado heridas que se advierten en las pequeñas gota de sangre que recorren su frente y su cuello. Sin embargo, sorprende la ausencia de dolor o cansancio en el rostro de Jesús. La obra, realizada en torno a 1600-1605, recaló en el Museo del Prado en 1872 procedente del Museo de la Trinidad.
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Anton van Dyck: 'La coronación de espinas'
Son varias las obras que Anton van Dyck dedicó a Jesucristo: La Piedad (1629), El prendimiento de Cristo (1618-1620) y La coronación de espinas (1618-1620). En esta última asistimos a una escena en la que Cristo está siendo rodeado por varios personajes: un soldado y un verdugo le ponen la corona, otro le proporciona la caña como centro y dos figuras más observan lo que ocurre desde la ventana situada en la esquina izquierda. A pesar de ser una obra juvenil el pintor ya demuestra sus dotes artísticas y sus conocimientos de la pintura veneciana. El eje de la escena, con Cristo en el centro, bebe de lo aprendido con Rubens, a quien le regaló la pintura. Posteriormente, fue adquirida para Felipe IV con destino el Monasterio de El Escorial.
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Diego Velázquez: 'Cristo crucificado'
Fechada en torno a 1630 se cree que este lienzo fue un encargo que le hizo Jerónimo de Villanueva, mano derecha del conde duque de Olivares, a Velázquez, pintor del rey, para el Convento de San Plácido de Madrid. En Cristo crucificado el maestro sevillano nos muestra a un Jesucristo pálido y de anatomía perfecta. Se cree que estas características tienen el objetivo de mostrar, como reza uno de los salmos mesiánicos, que Cristo era el hombre más bello. La figura de Jesús, que aparece clavada a una cruz por cuatro clavos, se nos presenta muerta tal y como se advierte por la presencia de la herida sangrante de su costado a pesar de que pueda parecer que está dormido.
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Francisco de Zurbarán: 'Cristo crucificado con un donante'
Uno de los géneros más tratados en la obra de Zurbarán es el de carácter religioso y dentro de esa producción abordó en una docena de ocasiones el tema del Cristo en la cruz. Todos ellos comparten una misma característica: Cristo aparece clavado con cuatro clavos y no con los tres habituales. En el caso de Cristo crucificado con un donante Zurbarán nos presenta una escena tenebrista en la que el cuerpo recio de Cristo yace muerto. En la esquina inferior izquierda se encuentra la figura de quien encargó la obra y se cree que la destinó a un lugar de culto. El lienzo, fechado en 1640, pertenece a la colección del Museo del Prado aunque en la actualidad no se encuentra expuesto en la colección permanente.
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Luca Giordano: 'El beso de Judas'
Este lienzo de Luca Giordano, realizado después de 1655 y que forma parte de su producción temprana, es una de las piezas que forman un conjunto más amplio en el que representa diferentes escenas de la vida de Cristo, muy especialmente de la Pasión. De trazos cortos que inciden sobre la luz, los brillos y los detalles anatómicos, el artista trata de mostrar sus conocimientos de los artistas alemanes del siglo XV, sobre todo de Durero y Lucas de Leiden. En la escena vemos cómo Judas abraza a Jesús e intenta besar su mejilla mientras este, que está siendo agarrado por el brazo y por el pelo por dos soldados, trata de esquivarlo.
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Giandomenico Tiepolo: 'Caída en el camino del Calvario'
Este cuadro pintado en 1772 en Venecia forma parte de una conjunto de ocho escenas sobre la Pasión de Cristo procedente del Convento de San Felipe Neri de Madrid. De allí, la serie recaló en el Museo de la Trinidad para llegar, finalmente, al Museo del Prado, donde cuelga en la sala 23. Aunque se desconocen las condiciones en las que se hizo el encargo, se cree que su destino fueron unas sobrepuertas o un lugar alto para ser observado por varias personas a la vez. La escena, aún transcurriendo en el exterior, transmite una sensación de claustrofobia y dramatismo que el artista consigue al presentar a varios de los personajes en primer plano.
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Francisco de Goya: 'El prendimiento de Cristo'
Se trata de un boceto preparatorio en el que vemos las figuras principales y las líneas de las luces para el posterior lienzo destinado a la Sacristía de la Catedral de Toledo. El trabajo fue encargado por el Cabildo en 1791 aunque Goya no lo abordó hasta 1798. Un año más tarde, en 1799, el pintor lo presentó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Se cree que Goya hizo varios dibujos preparatorios entre los que se encuentran este que pertenece al Museo del Prado en el que nos muestra un estudio rápido que permite sentir lo que sucede en el centro de la escena.