Una mancha de humedad en la pared que, poco a poco, adquiere una fantasmagórica forma. No una cualquiera, sino la del cuadro de Velázquez que acabó calcinado en el terrible incendio del Alcázar de Madrid en la Nochebuena de 1734.
Hasta hace muy poco, al buscar imágenes de La expulsión de los moriscos solo era posible toparse con el boceto que realizó Vicente Carducho en 1627. Lo pintó para el concurso que organizó Felipe IV con el fin de encontrar un cuadro que representase la expulsión de los moriscos y colgarlo en el Salón Nuevo del Alcázar de Madrid.
Junto a Carducho, compitieron Eugenio Cajés y el propio Diego Velázquez, que no solo consiguió ganar el concurso, sino también la total confianza de Felipe IV, convirtiéndose en el pintor de cámara de la Corte. Pero su hazaña se perdió en las llamas, las mismas que también se comieron telas de Tiziano, El Greco o Rubens, y se sabe que Las Meninas se salvaron por los pelos, al ser arrojadas por la ventana.
300 años más tarde, el artista Fernando Sánchez Castillo, con la ayuda de la inteligencia artificial y de Paula García, licenciada en Bellas Artes en la UCM, ha sido capaz de recrear cómo habría sido ese cuadro perdido a través de un vídeo de cuatro minutos: La expulsión de los moriscos, 2023.
Este fantasma velazqueño, que se exhibió en la galería madrileña Albarrán Bourdais con motivo de la exposición Contra-informaciones, es un lienzo que aparece y desaparece, y que se basa en el trabajo de investigación de los historiadores Antonio Palomino (1655-1726) y William B. Jordan, quienes aportaron datos sobre cómo podría haber sido este cuadro que pretendía mostrar a España como defensora de la cristiandad frente al islam.
"Conocemos muy bien a Velázquez, tenemos casi toda su obra en España. Pero hay un cuadro que falta. Siempre me ha obsesionado saber cómo podría haber sido", cuenta el artista a El Cultural. Una eterna obsesión, a la que han dedicado alrededor de 100 horas de trabajo, y que Fernando ha ido alimentado a través de los años, con muchas visitas al Museo del Prado y preguntándose de qué manera se hizo la expulsión de los moriscos en la época y por qué fue conveniente.
Por ello, el artista recalca que su objetivo no es recuperar un cuadro de Velázquez porque "no soy restaurador o historiador", sino más bien "la recuperación de una imagen que pertenece al imaginario español, que representa las 'dos Españas': los liberales y conservadores, los nacionalistas y republicanos, y que llega hasta nuestros días", sostiene.
Una imagen, una iconografía, que posee gran vigencia y actualidad, y que representa el tipo de cuestiones candentes en Occidente que interesan al artista. Por eso, para Sánchez Castillo "la cuestión de la inteligencia artificial no es tan importante, solo una herramienta artística más, que agiliza el proceso, pero solo supone el 20% del proyecto, el resto, ese 80%, es su impronta como creador.
Para realizar el proyecto utilizaron la última versión del programa Adobe Photoshop, que ya incorpora inteligencia artificial, por eso considera que "todo lo que hagas ahora mismo digitalmente lo haces con IA. Eso nos tiene que entrar a todos en la cabeza. Mejor utilizarla para que sea algo liberador, que no para algo temeroso", señala el artista.
Además, el artista reivindica cómo en la historia del arte la copia es fundamental. "Copiar es lo que hacía Velázquez y lo que hacía Rubens", y considera que "volver a monumentalizar el trabajo de tanta gente entra dentro de la tradición". "Antes los artistas componían sus cuadros a partir de estampas y ahora lo hacemos a partir de las imágenes fugaces de los medios. La inteligencia artificial, la tecnología y el arte están insoslayablemente unidos".