El sentido político de Nancy Spero
El peso del corazón
21 octubre, 2004 02:00Eagle, Swastikas, Victims, 1968. Aguada y tinta sobre papel. 60,7 x 90,8
Nacida en Cleveland, Ohio, en 1929, Nancy Spero pasa por ser una de las principales reivindicadoras de lo femenino, aunque siempre lo haya hecho de un modo más sutil -o cuando menos huyendo de lo espectacular- que gran parte de las artistas que se integraron en esa lucha. A partir de algunas de sus piezas claves como Codex Artaud o Hours of the Night, topamos con una muestra donde advertimos la fragilidad de unos papeles que semejan ser violentados por un cromatismo duro y agitado, lo que encaja con un tipo de figuración velada, casi impedida o, en todo caso, semiborrada que esconde la intención de actuar de metáfora de ese sentimiento opresivo y doloroso, casi a modo de angustiosa tortura, que desde hace años viene denunciando la norteamericana.En muchos casos, es como si Spero recalcara esa suerte de sumisión de la figura femenina por un ataque de pincelada gestual, masculina, típica del expresionismo abstracto dominante en el momento de la aparición de Spero como artista.
Obviando la dudosa, reductiva e ingenua justificación histórica de su comisaria, Susan Harris -independientemente de las virtuales erratas de su texto, semeja que todo vale a la hora de trazar referencias-, es cierto que la obra de Spero encaja con el contexto actual de desconfianza generalizada en las políticas bélicas y con un clima de incertidumbre que, tal vez, haya tenido su mayor reflejo artístico en la última cita de la Bienal del Whitney. ésta actuó como claro reflejo del momento cultural y político occidental, sobre todo desde una Norteamérica implicada en decisiones que podrían equipararse a la situación de hace tres décadas. Así, si bien se derivó en una serie de visiones nostálgicas, lo predominante fue un caleidoscopio traumático de compromiso a modo de disconformidad sobre la cadena de decisiones y consecuencias político-sociales. Como en Spero, muchas de las piezas resultaban inquietantes, afines a este clima de incertidumbre, cuando no reflejos del propio sentido de conflicto.
No hablamos de politizaciones sino de sentido político. Y ese sentido político está muy presente en las desgarradas propuestas de Nancy Spero. De ahí ese sentido de ruina, de decadencia, de pérdida desolada que aflora no sólo en el trabajo concreto de Spero, sino en la manera de plantear su integración en el espacio de un CGAC que más que nunca semeja vacío y desmedrado. De ahí también ese sentido del mundo como misterio insondable donde cualquier imagen previa resultaría abolida por las siempre variables fuerzas vitales, por la muerte como transfiguración que aseveraría el tan admirado por Spero, Antonin Artaud.