Tras los acontecimientos de Ragnarok, el universo nórdico de God of War queda seriamente trastocado. La gran batalla que conforma el clímax de la aventura supone la muerte de Thor y Odín, entre muchos otros dioses del panteón, y la destrucción completa de Asgard. También la despedida de Atreus, que decide emprender un viaje en solitario para encontrarse a sí mismo lejos de la sombra alargada de su padre.
Freya y el resto de las valquirias intentan crear un orden nuevo, con una sensibilidad diametralmente opuesta al imperio de los Aesir y para ello intentan reclutar a Kratos. Sin embargo, el espartano rehúye el concepto mismo de responsabilidad y junto a Mimir, atiende una invitación para explorar el Valhalla, un reino ignoto capaz de conjurar los demonios interiores de quienes lo visitan en un agónico proceso de purificación.
Anunciada sin mucho alboroto en la reciente gala de los Game Awards, Valhalla es una expansión atípica. Aunque pudiera parecer a simple vista un mero modo extra sin mucha consistencia para satisfacer las necesidades masoquistas de sus jugadores más acérrimos, la realidad es bien diferente. Sony Santa Monica ha llamado de vuelta a muchos de sus principales actores para conformar un capítulo adicional de respetable metraje que establece un hilo conductor entre la saga nórdica y la griega, llevando a Kratos a revisitar escenarios, personajes y enemigos de la etapa primigenia.
Se exploran y analizan muchos de los eventos de los primeros juegos, pero especialmente los de God of War 3 (2010), cuyas consecuencias apocalípticas para el universo heleno marcaron un punto de inflexión definitivo para su protagonista. Destaca por encima de todo la vuelta de Helios, el dios del sol al que Kratos arrancó la cabeza en una secuencia tan violenta como grotesca y que tiene mucho que decir al respecto.
La estructura jugable sigue el patrón de un roguelite y se fija concretamente en cómo lo hacía Hades (2020), el juego de Supergiant Games. Es decir, se realizan incursiones con una serie de modificadores por una serie de estancias con combates que van subiendo en dificultad. Como Kratos es desposeído de todo su equipamiento al llegar a Valhalla, el objetivo es acumulando mejoras perdurables entre cada incursión para tener más posibilidades de llegar hasta el final. ¿Y quién espera al final? Tyr, caracterizado como un mentor tan avezado en disquisiciones filosóficas como en diferentes disciplinas marciales.
['Hades', la maldición de Sísifo]
Tyr ha ido pergeñando una colección de diferentes armas en sus viajes y cada combate contra él es diferente, con nuevos movimientos y mecánicas. Sin lugar a dudas, es el mejor jefe de todo el juego y un verdadero desafío que pone a Kratos contra las cuerdas en busca de una iluminación interior.
El gran mérito de Valhalla es evitar la repetición más tediosa que suele afectar este tipo de formatos. Sí, en el fondo no deja de ser una recombinación de los elementos expuestos en el juego base con un fuerte componente aleatorio, pero al otorgarle una fuerte carga narrativa, con cientos de líneas de diálogo, nuevas cinemáticas y, sobre todo, una vuelta parcial a la ambientación griega, la expansión acaba tomando un carácter fundamental. Por eso sorprende tanto que en Sony hayan cedido a los deseos del estudio angelino y lo hayan ofrecido gratis a todos los poseedores del juego base, que según las últimas cifras de la editora superan ya los 15 millones.
El título ha sido un éxito sin paliativos, pero en tiempos donde la industria está atravesando un ajuste severo, sorprende para bien una actitud tan generosa. Valhalla es una extensa sesión de terapia cognitiva para Kratos, que confronta su pasado más abyecto y problemático de frente para surgir al otro lado de otra forma, quizá liberado de sus propias cadenas. Solo el tiempo, y sus próximas aventuras, lo dirán.
Por último, quería extenderme un poco más con otro asunto. Hace unas semanas publiqué mi lista de los 5 mejores juegos de este pasado 2023, pero tengo la necesidad de completarla para incluir más títulos en lo que considero que ha sido un año extraordinario. A pesar de todos los ajustes que se han hecho entre bambalinas, lo que ha llegado a las tiendas ha sido espectacular y es necesario recordarlo.
Los 10 mejores videojuegos de 2023
1. Baldur’s Gate 3 (Larian Studios): uno de los mejores juegos de rol de la historia. Una historia apasionante, grandes personajes y una considerable profundidad mecánica. Un referente atemporal.
2. The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom (Nintendo): una aventura increíble y todo un milagro tecnológico que desafía a la razón. Tiene algunos de los momentos más inspirados de una franquicia que está cerca de cumplir los 40.
3. Star Wars Jedi: Survivor (Respawn Entertainment, Electronic Arts): sus percances técnicos durante el lanzamiento no deberían emborronar un juego superlativo en todos los aspectos.
4. Final Fantasy XVI (CB3, Square Enix): un juego que he esperado como agua de mayo desde su anuncio se termina desinflando en su tercer acto por culpa de un villano que no está a la altura. Aun así, es un juego con algunas de las secuencias más espectaculares y épicas de toda la historia del medio.
5. Cyberpunk 2077 + Phantom Liberty (CD Projekt): después de tres años de arreglos, Night City luce por fin como debería haberlo hecho el primer día. Como experiencia narrativa y visual, pocos se pueden comparar. Y su expansión no puede valorarse de otra forma que no sea como imprescindible.
6. Lies of P (Round8, Neowiz): una absoluta sorpresa por parte de un estudio coreano totalmente desconocido. Sus referentes son tan obvios que en un principio saltan las alarmas por plagio, pero más adelante se revela como un juego incontestable. A la altura de los maestros de From Software.
7. Hogwarts Legacy (Avalanche, Warner Bros): aunque su estructura y su narrativa no pasan de ser funcionales, el poder explorar cada recóndito de Hogwarts es un placer que nunca pensé que podría satisfacer. Ya solo por eso merece la pena.
8. Wo Long: Fallen Dynasty (Team Ninja, Koei Tecmo): una gran epopeya ambientada en el periodo de los Tres Reinos. La narrativa podría haber hecho mucho más con tanto personaje histórico, pero su combate traslada como nadie la tensión y la épica visual de toda la tradición del cine wuxia.
9. Blasphemous II (The Game Kitchen, Team 17): los sevillanos de The Game Kitchen lo han vuelto a hacer. Una secuela que supera en todo al original. Una iconografía radical y un verdadero portento jugable. Para estar muy orgullosos.
10. Alan Wake 2 (Remedy Entertainment, Epic Games): un juego con muchos desequilibrios en su forma de encarar el combate, pero absolutamente magistral en su ambición metanarrativa y su trangresión formal.