Hasta la semana pasada, tan solo una minoría muy concreta conocía al estudio indie japonés Pocket Pair. Con un par de títulos en su haber, en estudio afincado en Shinagawa formaba parte de la miríada de empresas que intentan destacar entre la avalancha de títulos que cada día salen en Steam con pocas posibilidades de ser percibidos por la audiencia.
Sin embargo, bajo la superficie, algo se estaba cociendo que muy pocos (por no decir nadie) pudieron predecir. El 18 de enero el juego se lanzó en Early Access en Steam. Es decir, sin terminar. A todos los efectos, una beta con la que recaudar nuevos fondos para continuar con el desarrollo.
El estudio ya había abandonado un juego anterior por falta de éxito, por lo que no las tenía todas consigo. Lo que no se pudo imaginar es que los ignotos algoritmos que rigen Internet habían seleccionado a su juego, Palworld, para catapultarlo de inmediato a la cumbre de la tienda digital.
Palworld vendió un millón de copias en las primeras ocho horas en las que estuvo disponible, un hito absurdo e inexplicable que rápidamente perdió relevancia por el devenir de los acontecimientos. Parecía que de repente todo el mundo había perdido la cabeza, a lo largo y ancho de todo el planeta.
La base de datos que sigue el número de jugadores simultáneos de los títulos de Steam documentó el ascenso meteórico de Palworld, que derribaba sin contemplaciones a su paso a enormes superproducciones como si fueran pesos pluma.
Ni los arrolladores éxitos de titanes como Baldur’s Gate 3, Hogwarts Legacy o incluso Cyberpunk 2077 pudieron hacer nada para contenerlo. El dato del martes 23 era de 1.830.531 jugadores al mismo tiempo, superando al coloso Counter Strike 2 (que es gratuito, recordemos) para ocupar con irreverencia el segundo puesto en la tabla histórico.
Por encima solo que da PUBG, que hace ya varios años arrasó con más de 3,2 millones e inició una nueva era en los juegos multijugador con su formato Battle Royale. PUBG llegó a vender más de 70 millones de juegos antes de convertirse en un free-to-play al ver que Fortnite, imitando su éxito, le comía la tostada. Queda todavía mucho, pero con el fin de semana todavía en el horizonte no es descartable.
Palworld ya ha vendido 6 millones de copias. Cuando toda la fiebre se acabe, el número se habrá multiplicado. El juego también está disponible en Xbox Game Pass, por lo que la cifra no es tan alta como podría ser. Pero claro, cuando firmaron el contrato con Microsoft para aparecer en su servicio de suscripción, ni en sus mejores sueños podrían haber imaginado un éxito de semejante magnitud.
El juego, según datos de su CEO, ha costado más de mil millones de yenes. Como 6,5 millones de euros al cambio. Al ritmo al que va, le calculo en estos momentos un ROI del 2000%. De la noche a la mañana, se han convertido en multimillonarios. Y lo que les queda todavía. Cada día de ahora en adelante es crucial.
El juego está sufriendo problemas con los servidores, bugs y demás. Lo normal en una beta. Pero la avalancha es tan abrumadora que se vuelve muy difícil arreglar nada en esas condiciones, sobre todo con un público que ni siquiera entiende que no se puede considerar como un producto terminado.
A todo esto, ¿qué es Palworld? El meme nos dice que es un “Pokémon con armas”, pero la realidad es más compleja. Pocket Pair diseña sus productos en base a las tendencias del mercado, por lo que el juego es una amalgama un tanto extraña de varios títulos: Ark: Survival Evolved, Rust, Fortnite, Breath of the Wild y sí, también Pokémon.
Un juego de supervivencia donde tienes que capturar y coleccionar a una serie de criaturas (los Pals) para ponerlos a trabajar en tus fábricas o usarlos en combate. El juego tiene armas y un sentido del humor bastante iconoclasta y pasado de rosca, pero la estética cartoon descarta estampas escabrosas o demasiado gráficas.
Desde el primer momento arreciaron las críticas de falta de originalidad o de ser un pastiche sin personalidad ni un alma propia, algo que puede ser criticable pero que tiene poco recorrido. Luego la conversación giró hacia derroteros más oscuros que se pueden resumir dos. Primero, que los diseños de los Pals seguían tan de cerca al de los Pokémons que deberían considerarse plagios. Dos, el presunto uso masivo de herramientas de inteligencia artificial que explicaría el volumen de contenido y la similitud en los diseños.
Las investigaciones que se están llevando a cabo en foros y redes sociales por el momento no son más que mera especulación, pero el éxito del juego amerita su inspección. Su CEO, Takuro Mizobe, dice estar dispuesto a defender la originalidad de su obra en los tribunales y que nunca ha pretendido hacer uso de la propiedad intelectual de otras compañías.
La realidad es que Nintendo siempre se ha caracterizado por tener los abogados más beligerantes en estas cuestiones y por ahora no han dicho nada. Sí que han obliterado cualquier rastro en Youtube de los mods que ponían a personajes del universo Pokémon en el juego, pero contra la compañía en sí no han movido un dedo.
¿Lo harán en el futuro? Es difícil saberlo. Las cuestiones de plagio son delicadas y las pruebas tienen que ser contundentes. Por mucho que a ciertas compañías no les guste, imitar o recrear mecánicas es una práctica más que legitimada. Y el tema de la IA puede gustar o no, pero es una realidad ineludible con la que nos va tocar lidiar. Hasta ahora, su mera mención hacía las veces de kryptonita entre la audiencia.
Pero si el juego es divertido y conecta con la audiencia de esta forma tan espectacular, la gran mayoría va a dejar los principios y las buenas intenciones en la puerta. Sea cual sea el caso de Palworld (que se acabará sabiendo), es innegable que estamos ante una nueva era. Una era donde un estudio desconocido, con una mayoría de miembros novatos o sin apenas experiencia, puede disputarles el trono a las superproducciones de cientos de millones.
Sin campaña de marketing apreciable. Sin apenas medios. Ocupando un hueco en el mercado que la desidia de los primeros espadas (en este caso, Pokémon) han dejado desguarecido. Con una IA capaz de igualar el tablero, la lucha va a ser más encarnizada que nunca.