Recreación del módulo de la sonda Chandrayaan-3 posado en el polo sur de la Luna. Imagen: ISRO

Recreación del módulo de la sonda Chandrayaan-3 posado en el polo sur de la Luna. Imagen: ISRO

ENTRE DOS AGUAS

Chandrayaan-3, primer paso hacia el oxígeno y el hidrógeno de la Luna

La India consolida una nueva carrera espacial gracias al éxito de su misión al polo sur del satélite

15 septiembre, 2023 02:50

Ese cuerpo rocoso que orbita en torno a la Tierra y que, según algunas teorías, fue parte de ella hasta que un choque sideral dantesco lo desgajó de ella, la Luna, es, junto al Sol, uno de los dos cuerpos celestes que es imposible no percibir. Su “cercanía”, su geometría variable y sus cambiantes tonalidades han suscitado pensamientos y sentimientos humanos muy diversos: amores, temores, mitos, fábulas… Luciano de Samósata (c. 125-195) ya imaginó un viaje a la Luna y al Sol en un barco volante sin otra propulsión que la de los vientos “extremosos”.

Incluso Johannes Kepler (1571-1630), uno de los protagonistas de la Revolución Científica, imaginó –bajo la forma de un sueño y publicado póstumamente en 1634, Somnium– un viaje a la Luna, transportado con la ayuda de demonios lunares, aunque en realidad su propósito era describir lo que un observador instalado en nuestro satélite vería desde él. Y no se puede olvidar, por supuesto, a Julio Verne (1828-1905).

Todos esos sueños se hicieron realidad el 20 de julio de 1969, cuando el módulo lunar de la nave espacial Apollo 11 de la NASA alunizó y Neil Armstrong y Buzz Aldrin pisaron el denominado “Mar de la Tranquilidad”. Con anterioridad, el 13 de septiembre de 1959, la Unión Soviética había conseguido que uno de sus vehículos espaciales, el Luna 2, llegara a la superficie de la Luna, pero sin astronautas, y entre 1959 y 1976 tuvieron lugar otros siete alunizajes soviéticos. No fue hasta 1962, con el Ranger 4, cuando Estados Unidos pudo replicar el alunizaje soviético de 1959. A fecha de hoy han pisado la Luna 12 hombres –mediante seis viajes de la serie Apollo–, los dos últimos el 14 de diciembre de 1972, con la misión Apollo 17.

La India se ha convertido en la cuarta nación en conseguir un alunizaje suave, tras la Unión Soviética, EE.UU. y China

Si se repasa la historia de los vuelos espaciales a la Luna, tripulados o no, se observa que su motivación y desarrollo se debe entender en base política, como una manifestación de dominio en el escenario mundial. Es bien sabido que el comienzo de los vuelos espaciales en torno a la Tierra, o mejor sería decir de la competición espacial entre Estados Unidos y la Unión Soviética, data del 4 de octubre de 1957 cuando esta última puso en órbita alrededor de la Tierra el satélite Sputnik (el término ruso para “compañero de viaje”).

La noticia conmocionó a la nación estadounidense. “Este hecho –escribió en su diario el entonces presidente Eisenhower– precipitó una ola de aprensión a lo largo del mundo libre. Comentaristas de periódicos, revistas, radio y televisión se unieron al hombre de la calle en expresiones de desaliento acerca de esta prueba de que los rusos ya no podían ser considerados como ‘retrasados’, y de que incluso habían ‘batido’ a los Estados Unidos en una espectacular competición científica. La gente se acordaba ahora con preocupación de que pocas semanas antes la Unión Soviética había anunciado al mundo su primera prueba exitosa de un ICBM [Inter Continental Ballistic Missile] de varias fases, un logro que, decían los soviéticos, demostraba que podían lanzar un misil a cualquier parte del mundo”.

La noticia de que el pasado 23 de agosto el módulo de aterrizaje Vikram, provisto de un explorador robótico, procedente de la sonda espacial Chandrayaan-3 de la India había alunizado en el polo sur, “antártico”, de la Luna, se debe enmarcar en el mismo escenario de competiciones geopolíticas mundiales. Evidentemente, se trata de un logro tecnológico de primer orden; basta con tener en cuenta la complicación de la maniobra de descenso de Vikram que fue completamente automatizada, habida cuenta de que las comunicaciones Tierra-Luna tardan 3 segundos por sentido, demasiado tiempo para poder controlar la maniobra desde la Tierra (para medir la distancia a la que se iba encontrando, el módulo de aterrizaje iba provisto de dos altímetros, uno láser y otro de microondas).

Imagen del lugar de alunizaje. A la derecha, una de las cuatro patas del módulo. Foto: ISRO

Imagen del lugar de alunizaje. A la derecha, una de las cuatro patas del módulo. Foto: ISRO

La India se ha convertido así en la cuarta nación en conseguir un alunizaje suave, tras la Unión Soviética, Estados Unidos y China, esta última en enero de 2019 y noviembre de 2020 con las sondas Chang'e 4 y Chang'e 5. Pocos días antes del éxito de la India, la nave rusa Luna-25, que tenía el mismo destino que Chandrayaan-3, fracasó en su misión al estrellarse contra la superficie lunar, al igual que había sucedido anteriormente con módulos espaciales de Israel, Japón (en abril de 2023), y otro de la propia India, la Chandrayaan-2 (en 2019).

Que el destino de Chandrayaan-3 haya sido el polo sur lunar se debe a que se cree que allí, en el fondo de cráteres a los que no llega la luz y el calor del Sol, existen grandes depósitos de hielo, esto es, de agua congelada. Y “agua” quiere decir hidrógeno y oxígeno, elementos preciosos, especialmente el oxígeno, si en el futuro se pretende establecer bases habitadas en la Luna. En cuanto al hidrógeno, es, de hecho, una de las esperanzas para suplir el uso de combustibles fósiles como el petróleo, especulándose con utilizarlo para misiones espaciales que partan de la Luna.

[El sueño del 'Homo Sapiens']

Bases lunares habitadas, minería lunar, o vuelos espaciales hacia destinos más alejados del Sistema Solar son algunas de las razones que se utilizan para justificar misiones como esta de la India; también, por supuesto, existen motivaciones netamente científicas. Sin embargo, las justificaciones “prácticas” se encuentran lejos en el tiempo, y no están exentas de dudas y problemas. Habida cuenta de ello, mi opinión es que, de nuevo, importa, y mucho, demostrar con estos proyectos que el país en cuestión ocupa una posición destacada en el panorama político mundial.

Fue así durante la Guerra Fría, y lo es ahora en un escenario geopolítico en el que China y la India, este el país más poblado del mundo –y en el que existen más pobres y mayores diferencias sociales, las “castas”– pugnan por esas posiciones de privilegio. Las inmediatas manifestaciones del primer ministro indio, Naredra Modi, celebrando el éxito de su país, no son sino evidencia en este sentido. Y un recuerdo de la gran capacidad científica y tecnológica de la India, que además cuenta con nombres inolvidables en la historia de la ciencia.

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