Image: Los Dardenne y Bauman: extraños llaman a la puerta

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Cine

Los Dardenne y Bauman: extraños llaman a la puerta

3 marzo, 2017 01:00

Una imagen de La chica desconocida

La protagonista de La chica desconocida de los hermanos Dardenne, mitos vivientes del cine europeo, sirve como espejo del espectador en una película con amplias resonancias metafóricas que penetra en el thriller. Hablamos con los directores.

Mitos vivientes del cine europeo, los hermanos belgas Jean-Pierre (Engis, 1951) y Luc Dardenne (Awirs, 1954) llevan desde finales de los 80 haciendo algunas de las mejores películas de las últimas décadas. Filmes maravillosos con un estilo muy reconocible como La promesa (1996), Rosetta (1999), su primera Palma de Oro en Cannes, El hijo (2002), El niño (2005, segunda Palma) o las recientes El niño de la bicicleta (2011) y Dos días, una noche (2014) con una pletórica Marion Cotillard. Conocemos el universo de los Dardenne, esos personajes de clase media baja cuando no marginales que sobreviven en los lugares menos visibles de una opulencia occidental que oculta la miseria.

Aunque los Dardenne con frecuencia nos cuentan sus historias desde ese lugar del "otro", el marginal, el invisible y el pobre, en su nueva película, La chica desconocida la protagonista es una médico, Jenny (Adèle Haenel), más o menos acomodada que sirve como espejo del espectador en una película con amplias resonancias metafóricas. Hablaba Zygmunt Bauman en su libro sobre los refugiados de los Extraños llamando a la puerta y en este caso lo vemos de manera casi literal cuando Jenny, después de un mal día, no abre la consulta a deshoras cuando la llaman al interfono para luego sentirse culpable porque era una llamada de socorro que hubiera podido salvarle la vida a una mujer africana que salía adelante como prostituta y ha sido asesinada.

"Desde luego, esa expresión de los 'extraños llamando a la puerta' de Bauman, al que admiramos, cobra todo su sentido en este filme", nos cuenta Luc Dardenne a su paso por la Filmoteca de Barcelona. "Aquí también hay una puerta que se cierra a una mujer sin papeles que después aparece muerta en la playa, cerca del mar, y no es por casualidad porque por desgracia miles de personas han fallecido en el mar tratando de llegar a nuestras costas. Cuando sucede la muerte de esta chica lo que vemos es cómo detrás de esa tragedia no hay un solo culpable".

Jenny, incluso en su buena voluntad pero también en su indiferencia inicial, puede representarnos a cualquiera de nosotros. Los Dardenne no cargan las tintas. Esos "extraños llamando a la puerta" también lo hacen a un mundo ocupado y angustiado con sus propios problemas. Un mundo occidental y rico que no por ello está menos obligado a mirar donde no quiere mirar y hacerse cargo de una miseria que puede devorarlo desde sus entrañas. Lo que vemos en el filme es como Jenny, sintiéndose culpable, inicia por su cuenta y riesgo una investigación criminal para descubrir al culpable del asesinato: "Ella en un momento decide que se va a sentir responsable pero también que va a compartir esa responsabilidad. Jenny quiere involucrar a la comunidad porque quiere que la muerte de esa chica se convierta en un problema social", nos explica Jean-Pierre.

Por supuesto, esta es una película de los Dardenne. Aunque los hermanos penetren en los mimbres del thriller, aquí lo importante no es tanto "quién ha sido" sino el poner rostro a una víctima de piel negra, que como muchas, muere como si su muerte formara parte de la propia naturaleza inalterable del mundo y no del mundo que hemos construido con nuestra indiferencia. "No se trata tanto de encontrar al culpable", nos cuenta Luc, "sino del propio nombre de esta chica. Cuando Jenny comienza a investigar lo que se encuentra es que todo el mundo tiene algo que proteger. Algunos tienen miedo y otros temen por su reputación pero la realidad es que nadie se interesa por ella en ese momento. Del mismo modo que hablamos del "soldado desconocido", creo que esa chica también representa a todas esas emigrantes desconocidas que han tenido muertes perfectamente evitables. Lo que queremos es descubrir las raíces profundas de esa desaparición. Por qué todo el mundo tiene algo que esconder".

Ante la reciente victoria de Trump y las inminentes elecciones a la presidencia de la República francesa, en las que los sondeos pronostican un buen resultado para Marine Le Pen, es inevitable preguntar a los comprometidos hermanos por su visión del inquietante ascenso del discurso del odio: "No creo que Le Pen vaya a ganar", dice Luc. "Pero lo que sí parece inevitable es que vaya a sacar un 30% de los votos que son muchos, esa es la verdadera cuestión. Cuando vemos este populismo que le echa la culpa a los emigrantes y tiene un discurso racista lo que debemos pensar es por qué está pasando. En Francia la mayoría de los votantes del Frente Nacional son obreros o campesinos que lo están pasando muy mal económicamente. Ante la inseguridad económica y vital surge ese instinto de buscar una seguridad étnica. La respuesta es una Europa más social que dé un futuro a muchas personas a las que no se lo está dando".

@juansarda