Image: Cannes se lo toma en serie

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Cine

Cannes se lo toma en serie

12 mayo, 2017 02:00

Happy End de Michael Haneke

Almodóvar y su jurado tendrán este año serias dificultades para elegir la Palma de Oro. La 70 edición del Festival de Cannes, que este año se abre a la proyección de series como Twin Peaks y Top of the Lake, viene repleta de grandes títulos, entre ellos El seductor, de Sofia Coppola, Happy End, de Michael Haneke, Rodin, de Jacques Doillon y The Killing of a Sacred Deer de Yorgos Lanthimos. Además, podremos ver 24 frames, obra póstuma de Kiarostami, y lo nuevo de Polanski fuera de concurso. Del 17 al 28 de mayo.

El cine y las ficciones televisivas comparten un código genético que el Festival de Cannes por fin está dispuesto a reconocer. No hay que olvidar que Steven Soderbergh compitió hace unos años por el premio gordo con un largometraje realizado para la HBO, pero lo de este año es algo completamente inédito en el festival galo, que ha abierto sus puertas al impacto de las series televisivas y, también, a las producciones originales de Netflix (como el año pasado lo hizo a las de Amazon). Si el estreno mundial del largamente esperado regreso de Twin Peaks, en el que David Lynch hace honor a las palabras que Laura Palmer le susurraba al agente Cooper en el final de la segunda temporada -¡hace 26 años!-, se convierte en el fenómeno del 70 cumpleaños del festival de cine más importante del mundo, es que algo ha cambiado en los paradigmas de la producción audiovisual.

Apertura televisiva

Lynch, que dará a conocer los dos primeros capítulos, no estará solo. También la cineasta Jane Campion presentará los nuevos episodios de Top of the Lake, que tanto debe estética y narrativamente a Twin Peaks. Thierry Frémaux, el director del festival, defiende la "apertura" televisiva del certamen que con mayor pasión ha reverenciado el arte cinematográfico a lo largo de los años afirmando que solo se trata de mostrar los nuevos trabajos de "dos viejos amigos del festival". No en vano, ambos son poseedores del más alto honor que concede el certamen: la Palma de Oro.

El furor que despertó el poster de la 70 edición, con una jovencita Claudia Cardinale absurdamente "adelgazada" con Photoshop, escondía quizá las credenciales femeninas del festival. Nada menos que doce directoras presentarán sus nuevos trabajos a lo largo de los diez días del festival, y tres de ellas lo harán a concurso: Sofia Coppola, Lynne Ramsay y Naomi Kawase.

La autora de Lost in Translation (2003) reaparece con una nueva adaptación de la novela gótica El seductor, protagonizada por Kristen Dunst, Colin Farrell y Nicole Kidman, una de las fulgurantes estrellas de la alfombra roja, dispuesta a recuperar su popularidad perdida (cirugías estéticas mediante) con nada menos que cuatro producciones este año en el festival. Farrel y Kidman también coinciden en The Killing of a Sacred Deer, del griego Yorgos Lanthimos, convertido ya de facto en un auteur de la fábrica de Cannes. Ramsay, por su parte, que ya concursó con Tenemos que hablar de Kevin (2011), narrará la aventura de un veterano de guerra interpretado por Joaquin Phoenix que intenta salvar a una chica de las redes del tráfico de sexo en You Were Never Really Here; y la japonesa Kawase, en su séptima participación en el festival (cuatro de ellas a concurso), traerá de nuevo su lirismo cinematográfico al Palais con Radiance.

El seductor

Para celebrar su redonda efeméride, la selección de grandes autores ‘canneseurs', repartidos por todas las secciones, no tendrá desperdicio este año. Puede que Cannes se haya instalado cómodamente en los réditos de sus sospechosos habituales para auparse con el galardón, y que a veces los nombres prevalezcan sobre las propuestas, pero sigue siendo difícil resistirse a sus encantos. El doblemente galardonado con la Palma de Oro, Michael Haneke, reúne de nuevo a Isabelle Huppert y Jean-Lois Trintignant en Happy End, un drama familiar cuyo título en manos del autor de Amor (2012) solo puede tomarse con ironía.

Discurso dramático

El sanedrín presidido por Pedro Almodóvar no lo tendrá desde luego fácil, pues opositarán también al gran premio los cineastas norteamericanos Todd Haynes (Wonderstruck), Noah Baumbach (The Meyerowitz Stories) y los hermanos Benny y Josh Safdie (Good Time), a quienes recordamos sobre todo por su maravillosa Go Get Some Rosemary (2009). El imprescindible creador de Carol (2015) adapta la novela gráfica de Brian Selznick (autor de La invención de Hugo Cabret, que adaptó Martin Scorsese a la gran pantalla) en la que conecta las historias de Ben en 1977 y de Rose en 1927 para armar un discurso dramático sobre las secretas correspondencias en el magma del tiempo, mientras que Baumbach reúne por primera vez a los cómicos Adam Sandler y Ben Stiller para perpetuar sus lecturas contemporáneas de la comedia dramática (o el drama cómico). El ansiado equilibrio entre autores y estrellas, entre cinefilia y alfombra roja, es la perpetua conquista del festival que cada mes de mayo enciende la Riviera francesa.

Y más. Hong Sang-soo, acaso el cineasta más infatigable y prolífico del nuevo mileno, estará presente por partida doble: con The Day After a concurso y con Claire's Camera como proyección especial. Esta última, de nuevo protagonizada por Isabelle Huppert, la rodó el coreano durante la pasada edición de Cannes, en los aledaños del Palais. Su compatriota Bong Joon-ho, cuyas grandes producciones se colocan en el territorio opuesto de los intereses cinematográficos de Sang-soo, opositará por la Palma con Okja, una producción de Netflix (que en todo caso dará prioridad al estreno en salas) en la que al igual que en Rompenieves (2013) hibrida un reparto de estrellas americanas y asiáticas para armar un thriller fantástico en el que espectáculo y discurso político no están reñidos. El cine asiático, en todo caso, se ha visto concentrado sobre todo en las sesiones de medianoche, cuyo espíritu lúdico se alía con el cine de género, de manos de los también coreanos Byun Sung-hyun (The Merciless) y el debutante Jung Byung-Gil (The Villainess). Por si no ha quedado claro, Corea es el nuevo centro neurálgico de la industria del cine oriental.

El flanco europeo

The Redoutable

Desde el flanco europeo, regresarán a las salas del Palais el bielorruso Sergei Loznitsa (A Gentle Creature) adaptando a Dostoievsky y el sueco Ruben Ostlünd (The Square) con un drama urbano protagonizado por Elisabeth Moss. A ellos se suma el regreso del ruso Andrey Zvyagintsev (Loveless) tras la memorable Leviatán (2014), quien vuelve a hundir el dedo en la llaga de las infancias maltratadas, como en su ópera prima El regreso (2003). Parece mentira pero el turco-alemán Fatih Akin aún goza del beneplácito del certamen, si bien el protagonismo de Diane Kruger y la distribución a cargo de The Match Factory (uno de los grandes "surtidores" de Cannes junto a Wild Bunch) de su drama In the Fade ha podido tener su ración de reclamo para que esta crónica de venganza situada en Hamburgo compita por el más alto premio.

Inmune a las críticas recibidas en pasadas ediciones por su generosidad con la cuota local -¿y qué gran festival da la espalda al cine de su propio país?-, varios serán de nuevo los cineastas franceses a concurso. Mientras François Ozon presentará L'Amant double, un romance entre un psicoanalista y su paciente que cuenta en su reparto con Jacqueline Bisset, Jacques Doillon y Michel Hazanavicius entregan sendos biopics bajo los títulos Rodin y Le Redoutable, trabajos en los que Vincent Lindon da vida al escultor Auguste Rodin y Louis Garrel a nada menos que Jean-Luc Godard. Todos ellos llegarán precedidos por su compatriota Arnaud Desplechin (Les Fantomes d'Ismael), que inaugurará fuera de competición esta fiesta de cinefilia consumada.

El morbo de Polanski

Twin Peaks

La bacanal de autores no termina ahí, por supuesto. Aparte de que podrá verse, ante el asombro de todos, la película póstuma de Abbas Kiarostami (24 frames), fuera de competición y en proyecciones especiales también se descubrirán los nuevos trabajos de los veteranos Roman Polanski (D'après une histoire vraie, adaptación de la intensa, opresiva y sutil novela de suspense psicológico de la escritora Delphine de Vigan), Agnès Varda (Visages villages) y Barbet Schroeder (Le Vénérable W.), así como los últimos filmes del japonés Takashi Miike (Blade of the Inmortal) y del norteamericano John Cameron Mitchell (How to Talk to Girls at Parties), uno de esos cineastas dotados de un talento aún por explotar y que mantiene intacta su capacidad de asombro. Al prestigio de la sección Un certain regard, que inaugurará Mathieu Amalric con su sexto largometraje tras las cámaras (Barbara), se sumarán los estrenos mundiales de los últimos filmes de Laurent Cantet (L'Atelier), Kiyoshi Kurosawa (Before We Vanish) o Sergio Castellito (Fortunata). Los filmes La cordillera del argentino Santiago Mitre, una intriga política protagonizado por Ricardo Darín, y Las hijas de Abril del mexicano Michel Franco, un drama sobre la maternidad infantil, también en Un certain regard, serán prácticamente las únicas presencias hispanas en el certamen, ambas con participación española: Elena Anaya en la primera y Emma Suárez en la segunda. Por su parte, el mexicano Alejandro G. Iñárritu presentará el primer filme en realidad virtual que acoge Cannes, titulado Carne y arena, una pieza de seis minutos en la que, junto al director de fotografía Emmanuel Lubezki, propone romper las fronteras del observador para "vivir" la experiencia personal de un inmigrante.

Por si esto fuera poco, que desde luego no lo es, y bajo el riesgo de padecer una indigestión frente a tan abrumadora oferta, la Quincena de Realizadores también dispara con balas de alto calibre. Nada menos que Claire Denis abrirá el certamen paralelo con una película protagonizada por Juliette Binoche y Gérard Depardieu. La selección de veinte largometrajes contará con los nuevos trabajos de, atentos, de Abel Ferrara (Alive in France), Bruno Dumont (Jeannette. L'enfance de Jeanne d'Arc), Philippe Garrel (L'Amant d'un jour), Sharunas Bartas (Frost) y Amos Gitai (West of the Jordan River). ¿Alguien da más? Evidentemente, no. El festival de Cannes celebra por todo lo alto su longevo reinado en las cimas del cine de autor.

Verdades incómodas

Al anunciar el programa de este año, el presidente del festival Pierre Lescure advirtió en rueda de prensa que "desde que nos levantamos con una sorpresa cada día por parte de Donald Trump, espero que Siria y Corea del Norte no ensombrezcan esta edición". El temor a que las turbulencias diplomáticas cristalicen en un terror irrespirable encuentra su reflejo en la 70 edición del certamen, que no siempre se ha caracterizado por la impronta política de su programación, pero que este año no ha querido ser menos. El cine politizado estará presente tanto dentro como fuera de competición. En liza por la Palma de Oro, tanto el austriaco Michael Haneke como el húngaro Kornél Mundruczó presentarán sendos dramas con el telón de fondo de la crisis de refugiados en Happy End y Jupiter's Moon, mientras que Robin Campillo se adentra en la esferas políticas del SIDA en 120 battements par minute, si bien uno de los focos más mediáticos del certamen lo aportará el coreano Bong Joon-ho con la fantasía Okja, protagonizada por Tilda Swinton, que el director del festival Thierry Frémaux ha definido como "una película muy política sobre la explotación de animales". En el territorio del documental, anunciadas como ‘Proyecciones Especiales', Al Gore presentará An Inconvenient Sequel, que promete ser una continuación, diez años después, de su llamada de atención sobre el cambio climático Una verdad incómoda (2006), mientras que Vanessa Redgrave debuta en la dirección con Sea Sorrow, que aporta un contexto histórico a la actual crisis migratoria. El director de Shoah, Claude Lanzmann, regresa a la Croisette con Napalm, dispuesto a revelar los secretos de Corea del Norte con su habitual rigor, mientras que Raymond Depardon se adentra en la vida cotidiana y las vicisitudes de un centro psiquiátrico en 12 jours.