Es el inevitable origen exótico del demonio que acosa a la protagonista, el folclórico pishacha de las tradiciones hindú y budista, lo que aporta brillo e interés a una trama poco original y un desarrollo efectivo pero demasiado familiar. Y “familiar” es el término que mejor define la película. Familiar es no solo el ámbito en el que se mueve la historia, del terror de instituto al drama madre e hija, sino también la estructura y resolución del relato.

Por una parte, es de agradecer que Vive dentro haya elegido un reparto y escenario juvenil, situándose así en la tradición teenager del género, que tiene en Wes Craven su mejor modelo, evitando en buena medida caer en los excesos elevados de moda.

Por otra, Bishal Dutta se mira demasiado en los recientes ejemplos de Jordan Peele o Ari Aster, en detrimento de la ligereza, humor y energía que hubiera necesitado su sencillo episodio de Tales from the Crypt.

Demasiado frívola para el terror de autor y demasiado seria para una buena noche de Halloween, Vive dentro oscila entre la parábola social evidente, con ese demonio ancestral que encarna la frustración, alienación y emociones negativas de unos personajes que a su angst adolescente suman la “otredad” de verse atrapados entre su cultura ancestral y la de su nuevo mundo, entre las exigencias familiares y las necesidades de integración y adaptación… Y el mero divertimento de suspense y terror sobrenatural.

Eficaz diseño y porte

Lo primero, no solo resulta obvio en exceso, sino que genera a su vez nuevos estereotipos (spoiler: la única víctima mortal es el chico blanco, guapo y que fuma porros, noviete de la protagonista… Y eso que ni se propasa). Lo segundo, funciona de forma automática, pero sin la energía que sería de desear: el body count es demasiado bajo, el gore prácticamente ausente, las muertes poco creativas y la criatura, aunque se agradece su eficaz diseño y porte, un tanto adocenada. Pese a su carácter y procedencia asiática no acaba de escapar a los modelos clásicos occidentales de Stan Winston (Aliens, Pumpkinhead) o Clive Barker.

Con todo y eso, una vez más son exotismo y simplicidad las mejores bazas de Vive dentro, que al aficionado incombustible depara un rato entretenido, con algunas agradables trazas de folk horror, una buena interpretación por parte de su protagonista, Megan Suri, y un primer buen final (el segundo desmerece un poco).