Cuando se anunciaron los filmes que iban a competir en la sección oficial del pasado festival de Cannes, pocos podían pensar que sería la francesa Justine Triet quien se llevaría la Palma de Oro por Anatomía de una caída. La ristra de cineastas con inmaculado prestigio y abultado currículum era larga (Kaurismaki, Wenders, Moretti, Bellocchio, Loach…), y, por tanto, la competencia, muy dura.
Triet llegaba al festival habiendo dirigido previamente tres irregulares películas, que coleccionaban tantos aciertos como desfallecimientos. De todas ellas, quizá la mejor fue la primera, La batalla de Solferino (2013), una comedia que aunaba política y relaciones de pareja rodada con arrojó en las calles de París durante el 6 de mayo de 2012, día de la victoria electoral de Fraçoise Hollande.
El intento de actualización de la screwball comedy de Los casos de Victoria (2016) y los juegos de espejo entre escritora y actriz de El reflejo de Sybill (2019), en cambio, convencieron a muy pocos, a pesar de que la primera estuvo nominada a mejor película en los César y que la segunda ya logró colarse en la lucha por la Palma de Oro. En cualquier caso, Anatomía de una caída no era el plato más esperado del festín de Cannes.
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Sin embargo, la película conquistó al instante tanto al jurado como a la crítica, que pocos reparos puso a su victoría (solo se lamentaron de que las reglas no escritas del palmarés impidan que una misma película se lleve la Palma de Oro y el premio a la mejor actriz, que bien merecía la alemana Sandra Hüller). Triet se convertía así en la tercera mujer que alzaba el galardón tras Jane Campion (El piano, 1993) y Julia Ducournau (Titane, 2021), y lo recogía de manos de Jane Fonda.
La película se sirve de las formas del true-crime, que han puesto de moda los servicios de streaming, y del tradicional thriller jurídico -su título hace referencia a uno de los primeros clásicos del género, Anatomía de un asesinato (Otto Preminger, 1959)- para diseccionar las dinámicas de una matrimonio en el que la mujer (impresionante Hüller) desempeña el rol fuerte.
Ella es acusada del asesinato de su marido, muerto en extrañas circunstancias, y a partir de los interrogatorios del fiscal y el abogado defensor, vamos accediendo a los pormenores de una relación marcada por el éxito de ella como novelista y por el fracaso de él en la misma disciplina. El filme esconde, además, una encendida denuncia del sesgo heteropatriarcal que opera en la sala de máquinas de la vida en sociedad.
“La película se resiste a clarificar los detalles de la muerte del marido, extendiendo un halo de incertidumbre sobre el relato”, escribía el crítico de El Cultural Manu Yáñez sobre el filme. “Así emergerá una relectura cargada de ambigüedad de la figura hitchcockiana del falso culpable, en cuanto que la protagonista se enfrentará con gran impotencia a las codificadas garras del sistema legal”.
Una mala decisión y una exitosa trayectoria
En definitiva, Anatomía de una caída es uno de los grandes filmes del pasado año y, por fin, llega a nuestras televisiones. A partir de este viernes, se puede disfrutar de ella tanto en Movistar Plus+ como en Filmin, y cada espectador podrá apreciar por si mismo si merece los laureles acumulados durante su impresionante trayectoria.
Una trayectoria, eso sí, con un inexplicable borrón: Francia decidió enviar a los Oscar para competir en la categoría de mejor película internacional A fuego lento, de Tran Anh Hung, que ni siquiera entró entre las cinco candidatas finales al premio.
“No tengo nada contra la película que han escogido y estoy muy contenta por él, pero estamos muy decepcionados”, explicaba Triet a El Cultural. “En Francia hemos vendido más de un millón de entradas y en Estados Unidos nuestra película ha tenido una gran acogida. Nos preguntamos qué motivaciones puede haber para que se haya escogido esa película. Realmente fue un golpe duro, seguramente los peores días que hemos vivido con este filme”.
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En cualquier caso, Anatomía de una caída logró cinco nominaciones a los Óscar: película, dirección, actriz, montaje y guion original. Triet y Arthur Harari -su pareja en la vida real y director de películas como Onoda- subieron al escenario para levantar la estatuilla por el guion, siendo este premio la culminación a una trayectoría plagada de éxitos: dos Globos de Oro (película internacional y guion original), un Bafta (guion original), seis Cesar (incluido mejor película), el Goya a la mejor película europea….