'Cuando cae el otoño': la intoxicada moralidad de François Ozon
- El director francés se sirve de distintos puntos de vista y de la elipsis para mantener la ambigüedad de un relato con personajes que no son lo que aparentan.
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François Ozon (París, 1967) pertenece a esa estirpe de directores prolíficos que, casi sin excepción, nos entregan una nueva película cada año. Entre ellos –pongamos, por ejemplo, a Woody Allen, Hong Sang-soo o Manoel de Oliveira– suele primar la idea de la repetición, de jugar siempre con los mismos ingredientes aunque mezclándolos de distintas maneras.
Sin embargo, no es el caso del cineasta francés, al que siempre le ha ido la marcha. Así, en su nutrida filmografía, hay espacio para comedias (Mi crimen, 2023), musicales (8 mujeres, 2002), thrillers (El amante doble, 2017), relatos de iniciación (Verano del 95, 2020), dramas de época (Frantz, 2016), cine de vanguardia (Peter Von Kant, 2022), denuncia social (Gracias a Dios, 2018)…
Aunque si hay algo que interesa al cineasta galo, y que vertebra de alguna manera toda su obra, es el estudio de la moralidad, de cómo el bien y el mal puede ser conceptos borrosos en según qué situaciones. A ello se entrega Ozon una vez más en Cuando cae el otoño, su nuevo filme, que evoluciona de inofensivo y sensible drama otoñal, tanto por el paisaje como por la etapa vital de las protagonistas, a oscuro y transgresor thriller, género en el que el director siempre se ha sentido cómodo.
La historia sigue a Michelle (Hélène Vincent), una adorable jubilada que vive en un pueblecito de Borgoña, en una bonita casa con jardín. Ozon se recrea a la hora de mostrarnos el ritmo de vida relajado del campo, con Michelle cuidando del huerto, leyendo en su confortable sillón hasta dar cabezadas frente a la chimenea, yendo a misa (que el cura aborde en su homilía a María Magdalena no será un detalle sin importancia) o recogiendo setas con su amiga Marie-Claude (Josiane Balasko).
Será precisamente un suculento plato de este manjar lo que origine el conflicto en Cuando cae el otoño. Porque, cuando Michelle recibe la visita de su hija Valérie (Ludivine Sagnier) y de su nieto Lucas (Garlan Erlos), ella acabará intoxicada en el hospital, al borde de la muerte. ¿Sabía Michelle que sería su hija la única que probaría el plato? ¿Ha sido un intento de asesinato? ¿Podemos hablar de un inicio de demencia? Estas preguntas pondrán en marcha la transgresora y sinuosa narrativa de Ozon, que nos llevará por caminos inesperados.
El director francés se sirve de la dosificación (o la ocultación) de la información, a través de la utilización de distintos puntos de vista y de la elipsis, para mantener la ambigüedad del relato, protagonizado por personajes que no son lo que aparentan.
Así, el libertino pasado de Michelle y Marie-Claude acabará regresando, al igual que el hijo de esta última. Se trata de Vincent (Pierre Lottin), un treintañero tan seductor como peligroso, que acaba de salir de la cárcel y que se convierte en el principal aliado de Michelle para volver a pasar tiempo con su nieto después de que su hija rompa relaciones con ella tras el ¿desliz? de las setas.
Puede que la escritura de Ozon no tengan demasiada finura en este filme, por lo que sorprende que el jurado decidiera otorgarle la Concha de Plata al mejor guion en San Sebastián (más justificado resulta el de mejor actor de reparto para Lottin), pero a las bravas acaba situando al espectador justo en el mismo dilema que afrontará su protagonista: ¿qué es más importante, la justicia o la felicidad de los más queridos? La película se posicionará por la opción más transgresora, sin sermones y con valentía, pero deja espacio para que cada uno alcance su propio veredicto. Por eso nos gusta Ozon.
Pero no es el único motivo por el que podamos alabar a un director que entrega un filme que, entre otras virtudes, está hecho con gusto, sencillez y estilo. También podemos ensalzar la decisión de poner en el centro del relato a una mujer entrada en la senectud, y saber extraer de sus arrugas, que son producto tanto del paso del tiempo como de una vasta experiencia vital (y que son las de la actriz Hélène Vincent), tanta dulzura como vitalidad y sensualidad.
Cuando cae el otoño
Dirección: François Ozon.
Guion: François Ozon, Philippe Piazzo.
Intérpretes: Hélène Vincent, Josiane Balasko, Ludivine Sagnier, Pierre Lottin, Garlan Erlos.
Año: 2024.
Estreno: 13 de diciembre.