Image: Ramón Fontseré

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Escenarios

Ramón Fontseré

"La cena es una obra para la salud física, mental e higiénica"

23 febrero, 2009 01:00

Ramón Fontseré en La cena.

Marta Caballero
Después de la buena acogida que ha tenido la simpática propuesta Una noche en el Canal, una suerte de pasen y vean para presentar las virguerías del nuevo y polémico edificio del teatro madrileño, Els Joglars estrena esta semana en el mismo espacio La cena, polémica sátira en torno al cambio climático y sus profetas de última hora que, tras haber desfilado por los escenarios de varias ciudades españolas, llega ahora a la capital. Ramón Fontseré, protagonista de la propuesta que se representará en Madrid desde este jueves y hasta el 12 de abril, recuerda los porqués de la obra y charla sobre el acercamiento de la veterana compañía a Madrid con la conversión de Albert Boadella en director de los nuevos teatros.

PREGUNTA.- Llegan a Madrid después de haber presentado La Cena en buena parte del país, preséntesela al público madrileño.
RESPUESTA.- La obra funciona muy bien, y lo hará mejor en estos tiempos de crisis que antes, en pleno apogeo de la burbuja. Es un espectáculo de nuestra factoría, pensado para el máximo de tipo de públicos, tiene todos nuestros ingredientes: el punto catárquico, irónico, reflexivo y de provocación. Es una sátira que se centra fundamentalmente en el cambio climático, que solía ser un asunto importante hasta que llegó la tan manida crisis. El fondo es la frivolidad con la que la Administración trata el tema ambiental, pero también la cobertura seudo religiosa que a veces se le da temas sensibles, convertidos en una nueva religión, y la pasmosa facilidad con la que la sociedad queda subyugada ante el discurso de cualquier majadero que aparece para salvar el mundo con sus teorías en detrimento de la libertad del individuo y en su propio beneficio.

P.- ¿Por ejemplo?
R.- Por ejemplo Al Gore y su documental, en el que parece haberse olvidado de que firmó el protocolo de Kyoto cuando era vicepresidente de Estados Unidos.

P.- Con todo lo que ha precedido a la apertura de Los teatros del Canal, cómo cree que recibirán los madrileños esta propuesta y las venideras?
R.- No tengo duda de que nos recibirán bien, llevo 25 años en esta casa y sé dónde se nos quiere, y Madrid siempre ha sido un sitio muy generoso y muy amable con nosotros. Hay espectáculos de los que salimos con el rabo entre las piernas en Barcelona y en Madrid siempre lo hemos hecho de manera fantástica, es una ciudad en la que hay mucho interés por el teatro. Ahora bien, aunque llevemos mucho tiempo, tenemos cierta vergöenza torera y sabemos que actuar en una gran plaza como la de Madrid es siempre un reto. Pero también un aliciente más para poner toda la carne en el asador y demostrar que la compañía merece estar en un sitio como este. No obstante, creo que el público, de todas formas, se gana actuando con la misma presión e intención en Madrid que en Tomelloso.

P.-¿Qué relación tendrá la compañía con los teatros del Canal? ¿Será residente, qué implicaría esto en caso de materializarse?
R.- No tengo ni idea. Nosotros somos residentes en la cúpula, y por lo que intuyo no lo seremos de ningún sitio más de momento. Yo soy un indio, no el jefe de la tribu. Es Boadella el que decide y propone las cosas. A mí Madrid es una ciudad que me encanta, y a nadie le amarga un dulce. Pero, a nivel personal, somos gente que tenemos un estilo de ensayo y concepción del teatro muy especial, esto marca mucho. Preparar un montaje desde Madrid no sé si funcionaría.

P.- Ya que ha nombrado la crisis, parece que el teatro, de momento, la sortea. ¿Lo cree así?
R.- Parece ser que no ha llegado al teatro, aunque no sé si es porque los que nos dedicamos a esto estamos siempre acostumbrados a ir tirando. Ahora que las cosas se han torcido, ya no nos sorprende esta situación a la que estamos acostumbrados. Cuando empecé en el teatro mis padres me aconsejaban dejarlo y trabajar en una caja de ahorros, pero ahora son los de las cajas los que están peor... En fin, los de la escena siempre hemos tenido una especie de mala salud de hierro.

P.- Como materia teatral la crisis es un tema suculento, ¿se planteará Els Joglars abordarla?
R.- En estos momentos la compañía está cerca del medio siglo de historia, y esto es un hecho insólito, así que es posible que preparemos algo que resuma lo que hemos hecho estos años o bien que tomemos un tema equis y lo representemos. Estaría bien abordar la crisis, pero en una montería o en un coto privado de caza. De todas formas, tengo a mi director sobrecargado de trabajo y no hemos tenido ocasión de celebrar reuniones previas para hacer una tormenta de ideas de cara a nuevos espectáculos. No ha habido ocasión.

P.- Ha declarado en varias ocasiones que Els Joglars colma sus anhelos de lo que debe ser el teatro. Para quien no los conozca, ¿Qué debe ser hoy el teatro?
R.- Para un tipo normal, como lo era yo cuando llegué al teatro, debía ser la sátira, entendida como la forma más civilizada de mostrar tu crítica hacia cualquier forma de poder. El único grupo que me satisfacía en este sentido era Els Joglars. Así que para mí era un privilegio poder tratar de manera profunda y seria, pero también divertida estos temas sagrados. Esto para alguien a quien le guste es una suerte, que yo he vivido de manera profunda y plena. Las cosas no las regalan, claro, he sufrido y trabajado, pero sobre todo me he divertido dedicándome al teatro con este espíritu. También fue cuestión del azar: si boadella no se hubiera instalado a 30 kilómetros de mi pueblo, no habría llegado a ellos.

P.-¿Por qué deben ir los madrileños a degustar La cena junto a ustedes?
R.- Porque sabrán valorar la profesionalidad y el buen trabajo de los actores, precedido de seis meses de ensayo, un hecho muy diferencial con el resto del mercado. El público se va a divertir, porque es un espectáculo catárquico. Manifestará sentimientos y pensamientos que por complejo o lo que sea no acostumbra a sacar a relucir. Es algo higiénico tratar estas cuestiones que de alguna manera pretenden meternos en la cabeza. Para la salud física, higiénica y mental.