Image: El efecto Dudamel

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Música

El efecto Dudamel

El músico venezolano dirigirá a la Simón Bolívar en los Príncipe de Asturias

23 octubre, 2008 02:00

Deutsche Grammophon

El Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela recibirá mañana el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Impulsado por José Antonio Abreu, se ha convertido en un ejemplo de integración social y cultural que ya se exporta a otros países. Uno de sus más brillantes productos, el director de orquesta Gustavo Dudamel, acompaña hoy a la Simón Bolívar en el concierto de clausura de la XVII Semana de Música en Oviedo.

Elogiado por maestros como Claudio Abbado, Simon Rattle o Plácido Domingo, el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela ha conseguido revolucionar el panorama musical internacional. Su buque insignia, la Orquesta Juvenil Simón Bolívar, no es más que el escaparate que ha llamado la atención del mundo sobre uno de los proyectos culturales y sociales más ambiciosos con que el continente americano ha sacudido las conciencias de la vieja Europa en las últimas décadas. Hoy, víspera de la entrega de los premios, liderada por su director musical Gustavo Dudamel, abordará, como clausura a la XVII Semana de Música, la Sinfonía n.º 2 en Do menor ‘Resurrección’ de Mahler en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo en el marco de los Premios Príncipe de Asturias. Después de actuar en la Philharmonie am Gasteig de Munich y el Musikverein de Viena, y antes de viajar a Israel, Estados Unidos y Japón, recalará en España, del 27 al 30 de octubre, para tocar, junto a la nueva orquesta de la que es titular, la Sonfónica de Goteborg (Suecia), en el Palau de la Música Catalana de Barcelona, el Palau de la Música de Valencia, el Auditorio Kursaal de San Sebastián y el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid. Entre sus obras se incluyen partituras como la Segunda sinfonía de Beethoven, la Cuarta sinfonía de Carl Nielsen, Una vida de héroe de Richard Strauss o el Concierto para violín de Sibelius (con Sergei Kachatryan como solista).

Al animador, constructor y fundador de todo este Sistema Nacional de Orquestas Juveniles, Infantiles y ya también Pre-escolares de Venezuela, José Antonio Abreu, hay que definirlo como un visionario. Este hombre de fuertes convicciones y una enorme calidez humana ha sabido emprender una tarea que supera el horizonte musical y se inserta en el rescate y formación de la juventud de un país tan castigado como Venezuela. Nacido en Valera, en 1939, desde temprana edad muestra una especial sensibilidad artística. En 1957 se traslada a Caracas, donde se convierte en discípulo de importantes maestros como Vicente Emilio Sojo, Moisés Moleiro y Evencio Castellanos, con los que estudia composición, piano, órgano y clavecín. Más tarde realiza estudios de dirección de orquesta con Gonzalo Castellanos Yumar y es invitado por los principales conjuntos de su país. En 1975 funda la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, con la que interpreta las obras más importantes del repertorio, al tiempo que desarrolla una importante trayectoria como planificador y economista. Es también entonces cuando consagra su vida a la juventud musical venezolana, un apostolado por el que parece tener mayor fascinación cada día. Su inestimable labor ha sido reconocida con numerosos galardones y doctorados honoris causa en todo el mundo, también en España, donde en 2007 recibió el Premio Don Juan de Borbón de la Música, en su segunda edición, y en 2008 el premio Yehudi Menuhin de la Fundación Albéniz.

Los inicios. Gustavo Dudamel nació en Barquisimeto -localidad en la que también vino al mundo el tenor Aquiles Machado-, y comenzó los estudios musicales bajo la tutela de su padre a la edad de cuatro años. Recibió formación en el colegio católico de San Pedro de su ciudad natal, donde destacó en los deportes (es un auténtico fanático del béisbol) y la música. Ingresó en el sistema de José Antonio Abreu, tomando el violín cuando sólo tenía 10 años. Pronto comenzó a estudiar también composición musical y dirección de orquesta, primero con Rodolfo Saglimbeni y después con el propio Abreu. En 1999 fue designado director musical de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, la Orquesta Nacional de la Juventud de Venezuela, con la que pronto viajaría por varios países y se convertiría en la mejor tarjeta de presentación del proyecto venezolano. Tras ganar el primer premio en el Concurso Internacional Gustav Mahler de Bamberg (Alemania) en 2004, su reputación fue apreciada por directores de fama mundial como Simon Rattle y Claudio Abbado, que aceptaron invitaciones para dirigir la Orquesta Simón Bolívar en Venezuela. En 2005, Dudamel se presentó en los Proms de Londres y recibió el galardón creado por la Sociedad de Amigos del Festival Internacional Beethoven en Bonn. Ese mismo año, el joven director debutó, entre otras, con la Philharmonia Orchestra de Londres, la Orquesta Filarmónica de Israel y la Orquesta Filarmónica de Los ángeles. También firmó un contrato de grabación en exclusiva con Deutsche Grammophon, para la que grabó vitales interpretaciones de las sinfonías Quinta y Séptima de Beethoven y una vibrante lectura de la Quinta de Mahler, ambos con la Simón Bolívar.

La gran fiesta. Pero sin duda su disco más sonado ha sido Fiesta, una recopilación de piezas de autores iberoamericanos (Ginastera, Revueltas, Carreño) o inspiradas en sus ritmos (West Side Story de Bernstein), y en cuya cubierta aparecen los jóvenes músicos ataviados con sus característicos ponchos. En 2006, sus apariciones como director invitado incluyeron conciertos con la Orquesta Sinfónica de la Ciudad de Birmingham, la Staatskapelle de Dresde y la Real Orquesta Filarmónica de Liverpool. También hizo su estreno operístico con una nueva producción de Don Giovanni de Mozart en el Teatro alla Scala de Milán (adonde ha regresado este año para despedir el legendario montaje de La bohème debido a Zeffirelli). Asimismo fue nombrado director principal de Goteborg, cargo que asumió en la pasada temporada, y recientemente ha sido designado director titular de la Orquesta Filarmónica de Los ángeles para el curso que viene, oferta que recibió durante un concierto al frente de la Sinfónica de Chicago.

El pasado año, la agenda de Dudamel estuvo igualmente rebosante de compromisos. En abril dirigió en el Vaticano a la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart en un concierto en conmemoración del 80 cumpleaños de Benedicto XVI, con la violinista Hilary Hahn como solista. Poco después, se puso por primera vez al frente de la Orquesta Filarmónica de Viena en el Festival de Lucerna. En noviembre, fue condecorado por Hugo Chávez con la Orden Francisco de Miranda en su Primera Clase, y además fue designado padrino de la Misión de la Música, que busca incorporar a un millón de niños y jóvenes al sistema.

En diciembre, participó como director invitado de la Orquesta Filarmónica de Nueva York en una serie de conciertos donde tuvo el privilegio de utilizar la antigua batuta que solía emplear el desaparecido Leonard Bernstein, cuyo ímpetu tanto recuerda el joven maestro. Este año, Dudamel y su Orquesta Juvenil han cosechado estruendosos éxitos en su primera gira por España, en la que actuaron en Oviedo, Valladolid y Madrid, y sus interpretaciones de la Quinta sinfonía de Tchaikovsky, La consagración de la primavera de Stravinski, la Séptima sinfonía de Beethoven y el Mambo de Bernstein provocaron el delirio tanto del público como de los críticos más exigentes. Finalmente, en mayo se puso al frente de la ONE en el Auditorio Nacional para dirigir el Concierto para violín de Beethoven (con Gidon Kremer como solista) y la Quinta sinfonía de Prokofiev, uno de los mayores acontecimientos de la temporada.

Convicción ética

La Fundación del Estado para el Sistema Nacional de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela (FESNOJIV), compuesta actualmente por 120 orquestas juveniles y 60 infantiles, fue creada en 1975 para que los estudiantes de música pudieran poner en práctica sus conocimientos. Mañana recibirá el Premio Príncipe de Asturias de las Artes a toda una trayectoria en la que ha sabido promocionar la música dentro y fuera de sus fronteras, sin olvidar a los más necesitados, con programas especiales para discapacitados, como el Coro de Manos Blancas, compuesto por niños sordos. Así, en el acta del jurado se ha querido destacar la capacidad de las orquestas para "combinar la máxima calidad artística con una profunda convicción ética aplicada a la mejora de la realidad social".