Image: Madrid, entre el yin y el yang

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Música

Madrid, entre el yin y el yang

Alice Sara Ott y Yuja Wang, dos formas de hacer piano

11 diciembre, 2009 01:00

Yuja Wang


Son la última sensación del pianismo actual. La versión femenina del cuento siamés de Yundi Li y Lang Lang, dos talentos del piano llegados a un mismo repertorio, en un mismo espacio discográfico y con unos dossiers de prensa en los que muchos no sabían dónde acababa uno y empezaba el otro. La historia podría ser la misma, si no fuera porque Alice Sara Ott y Yuja Wang no han llegado aún a las manos. No antes de su llegada al Ciclo Jóvenes Intérpretes del Teatro de la Zarzuela de Madrid estos días. No mientras dure el equilibrio confuciano que se procuran tácitamente la una a la otra.

Alice Sara Ott (Múnich, 1988) tiene origen germano-nipón y un coeficiente intelectual con más números que un bingo. Sus padres la ingresaron en el Gymnasium alemán, instituto reservado a las mentes privilegiadas, y, una vez apercibidos de la verdadera magnitud de su talento, trataron de despistarla entre clases de ballet y otros pasatiempos. Demasiado tarde. La pequeña ya se había hecho con varios premios internacionales (Steinway, Vittoria Caffa Righetti, Hamamatsu) y había entrado en contacto con algunos cazatalentos. Un día, recién cum- plidos los 19, llegó a casa con un antojo discográfico: grabar de un tirón la integral de los Estudios trascendentales de Liszt. Muchos trataron de disuadirla, temiendo que le ocurriera lo mismo que a David Helfgott con los conciertos de Rajmáninov. Al final se salió con la suya y los grabó en Hamburgo, en tres días menos de lo previsto y con tres veces más éxito de lo esperado.

De padre percusionista y madre bailarina, Yuja Wang (Pekín, 1987) es más yang que ying; más cuerpo que mente, más luz que tiniebla. No entra en liza cuando se comparan sus Liszt, donde Ott practica la apnea y Wang, más que profundizar, se eleva. Lo deja claro en su primer disco para Deutsche Grammophon, Sonatas y estudios, donde persigue el virtuosismo: el técnico, antes que nada, pero también el filosófico y hasta el espiritual. Por eso le gustaría que Sofia Gubaidulina le escribiera un día algo a su medida, como ya hiciera con Mutter. Y, puestos a pedir, preferiría grabarlo en directo, al calor del público.

Ambas llegan por primera vez a Madrid. Ott en plan romántica, ensoñadora e intimista (Variaciones serias de Mendelssohn, Claro de luna de Beethoven, Valses de Chopin y los Estudios trascendentales de Liszt); Wang en un registro más enérgico, malabarista y hasta guerrero (Sonatas de Scarlatti, Scriabin y Prokofiev, Estudios sinfónicos de Schumann). Entre ellas, una semana de diferencia (15 y 22 de diciembre, respectivamente) y dos programas con que revalidar su tregua.