Image: El Teatro Real estrena Vanitas de Sciarrino en la Sala Gayarre

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Música

El Teatro Real estrena Vanitas de Sciarrino en la Sala Gayarre

Marisa Martins pone voz a la "fragilidad humana" del compositor italiano

6 mayo, 2010 02:00

Ensayo de Vanitas. Foto: Javier del Real.

Benjamín G. Rosado
El Teatro Real de Madrid no había tenido ocasión, hasta ahora, de incluir en su programación la obra de Salvatore Sciarrino (Palermo, 1947), uno de los popes de la música contemporánea al que no muchos conocen bien, pues lleva tiempo escapando a lo mediático, recluido en su particular cueva de la vanguardia compositiva.

Vanitas, naturaleza muerta para voz, piano y violonchelo, que se representa con los honores propios de un estreno los días 6, 7 y 9 de mayo, encontramos residuos de las sonoridades aisladas y los largos silencios que han dado fama a su autor de ermitaño y anacoreta. "Me habría gustado ponerme a componer en medio de una estación de metro de Nueva York, pero me consta que es un lugar poco tranquilo", contaba el compositor a El Cultural.es durante su última visita a la capital, hace unos meses, con motivo del estreno de su Luci mie traditrici, en Operadhoy. "También lo he intentado a la orilla de un lago, pero el viento hizo volar todos mis papeles. Igualmente, me habría gustado componer en la oscuridad de un pequeño cuarto, pero mis sentidos no me lo permiten. Para componer necesitas espacios, tiempo y concentración".

Estrenada en el Teatro Piccolo milanés hace casi 30 años, Vanitas es una amalgama de sonidos en la que tres intérpretes (la mezzo Marisa Martins, que viene de participar en L'arbore de Diana el pasado mes de marzo; el pianista y maestro repetidor del Teatro Riccardo Bini y la violonchelista Dragos Balan, de la Sinfónica de Madrid) asumen el mismo protagonismo y rivalizan y se complementan en la búsqueda del espacio musical, pero también en el silencio.

La Sala Gayarre del coliseo madrileño acogerá una puesta en escena simplista pero no exenta de significados y juegos compositivos que firma la directora de escena Rita Cosentino. La acompaña la realizadora Celeste Carrasco, que ha elaborado una serie de vídeos con los que subraya el carácter introspectivo de la partitura y con los que Carrasco consigue evocar los "rincones de la memoria" que tanto interesan a Sciarrino.