La soprano Danielle de Niese. Foto: Javier del Real.

La soprano australiana debuta en España con L'incoronazione di Poppea de Monteverdi en una nueva producción del Teatro Real. El estreno, este domingo, coincide con el lanzamiento de su último disco, dedicado a Mozart, y la emisión de un documental de la BBC sobre su vida que indaga en los hábitos de una nueva generación de cantantes. ¿Divas 2.0? De Niese nos da las respuestas.

El Teatro Real de Madrid prepara el cierre de su trilogía monteverdiana con L'incoronazione di Poppea, que servirá de debut oficial y escénico en España a la soprano australiana Danielle de Niese. Oficial porque nadie olvida a la Cleopatra que ofreció en la Catedral de Valladolid durante las sesiones del Giulio Cesare händeliano que dirigió en 2002 Mark Minkowski. Ni tampoco la gira que realizó hace ya un lustro con William Christie y Les Arts Florissants, a quienes considera poco menos que una segunda familia y que la escoltarán en su camino al aplauso en esta primera toma de contacto con la afición lírica madrileña.

De Niese nació en Melbourne, creció en California y tiene ascendencia celandesa y holandesa. Domina, además del inglés, francés e italiano, y se ha apuntado a clases de alemán. Habla por los codos. "He aprendido cada lengua casi sin darme cuenta -se jacta la soprano de 31 años-. Recuerdo mi juventud como una peregrinación de festival en festival. Asistía a las óperas, intercambiaba opiniones y me hacía una idea de las entretelas de este gremio". Debutó, con sólo 19 años, en el Metropolitan de Nueva York como la Barbarina de Las bodas de Fígaro que dirigió James Levine en 1998. Acompañó entonces nada menos que a Renée Fleming, Cecilia Bartoli y Bryn Terfel, con quienes hoy comparte repartos de tú a tú.

Cuarta emperatriz
Para entender los motivos que han traído a la soprano a esta soberbia producción del Teatro Real de Madrid y La Fenice de Venecia, que estará en cartel del 16 al 28 de mayo, basta echar un vistazo a su currículo, que la acredita como una de las más versadas Poppeas del momento. Interpretó a la emperatriz romana en el Harris Theater de Chicago, en 2004, en la Ópera de Lyon, un año después, y en el Festival de Glyndebourne de 2008. De aquelles representaciones, que firmaron Emmanuelle Haïm y Robert Carsen, se ha editado ahora un DVD, que es ya un referente estético de esta ópera fundacional, una de las tres que se conservan completas de Monteverdi.

Las comparaciones son odiosas, más si cabe en el caso de Poppea, donde, asegura la soprano, ni siquiera proceden. "Lo peligrosamente atractivo de este personaje es que en cada producción adquiere una dimensión diferente. Si bien se mantiene intacto su análisis de la naturaleza humana, el hecho de que existan dos versiones de la partitura, la de Venecia y la de Nápoles, abre la puerta a un sinfín de posibilidades. Como en un efecto mariposa, un cambio aparentemente insignificante puede tener con- secuencias trascendentales más tarde". Por eso, antes de empezar a trabajar con Pier Luigi Pizzi, responsable de la puesta en escena, asegura haber "formateado todas las Poppeas anteriores".

Se respira un aire de camaradería en los ensayos, en los que Pizzi señala, después De Niese sugiere y todo va surgiendo. "La genialidad de Pizzi radica en su dualidad. Por un lado, tiene la inquietud de un niño que se pregunta el porqué de todo. Por otro, ha alcanzado una madurez estética tal que el más liviano gesto adquiere una elocuencia literal. Su dominio del espacio y de los cuerpos crea una nueva gravedad".

La psicología de Poppea no se presta fácilmente a la etiqueta. "No acostumbro a juzgar a mis personajes, sino que prefiero esforzarme en comprenderlos. No sirve el maniqueísmo para entender a Poppea, que no es sólo mala, sino que actúa mal por amor; un amor real y puro. Confunde las ansias de poder con la necesidad de amar. Creo que si algo he aprendido de esta ópera es que hay que tener mucho cuidado con lo que se desea".

Comparten algo más que afinidad musical la soprano y los conjuntos de instrumentos originales. De Niese habla de Les Arts Florissants en los términos de un todo orgánico, con vida propia. "Billi [Christie] consigue un rol para la orquesta, que tiene su propio temperamento, una pulsión casi humana y una respiración instrumental". Lo mismo puede decirse de sus experiencias con Il Giardino Armonico, con quien actuó recientemente en el Centro Cultural Miguel Delibes, o The Age of Enlightenment. Junto a éstos, y dirigidos por sir Charles Mackerras, ha grabado su último disco para Decca, sobre arias de Mozart, en el que incluye la emotiva Per quel paterno amplesso que el compositor escribió con sólo 12 años.

Para quienes todo esto les sepa a poco, en agosto se editará Diva, un recopilatorio de sus mejores arias, que se completa con un documental, a modo de reality, que sigue a la soprano "casi 24 horas al día" -confesionario incluido- y cierra el círculo metropolitano: el de su debut en Nueva York. Allí regresa, flanqueada por un equipo de cámaras, para interpretar a Susana en la misma producción de Las bodas de Fígaro, con Renée Fleming y Cecilia Bartoli. El documental se emitirá, también vía internet, el 26 de mayo, y en él se lanza una pregunta al aire: ¿Acudimos al nacimiento de una nueva generación de cantantes, con los hábitos y manías de nuestro tiempo? "En parte sí. Las divas de hoy somos interactivas y tecnológicas. Tenemos que estar siempre alerta. Somos divas 2.0 porque cualquiera puede grabarte durante un ensayo y subirte diez minutos después a Youtube".