Seiji Ozawa falleció en su residencia de Tokio el día 6 a los 88 años. La causa: una insuficiencia cardíaca, según informó este viernes la cadena pública japonesa NHK. Venía sufriendo desde hacía años graves problemas de salud a causa de un cáncer. Ozawa estaba considerado como el mejor director de orquesta de Japón y una de las batutas asiáticas más famosas en Occidente.

Ozawa nació en 1935 de padres japoneses en la entonces ocupada Manchuria (ahora Shenyang, al noreste de China). Luego regresaría a Japón con su familia, en 1944. Fue entonces cuando comenzó su formación en piano. Johann Sebastian Bach fue el fogonazo que iluminó su incipiente carrera.

Una lesión en un partido de rugby, que le dejó dos dedos rotos, le obligó a cambiar de rumbo profesional. Pasó a partir de ese momento a centrarse en el estudio de dirección de orquestas. Fue crucial en este paso también el impacto emocional que le causó el Concierto para piano nº 5 de Beethoven, un clásico intemporal que ha movilizado muchas vocaciones.

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Fueron en ese tiempo llegando los primeros premios, como el del Concurso Internacional de Besanzón para Jóvenes Directores (al este de Francia. Ozawa estudió bajo la supervisión de figuras como el austríaco Herbert von Karajan o el estadounidense Leonard Bernstein, y llegaría a ejercer como director asistente de la Filarmónica de Nueva York, director musical del Festival Ravinia de la Orquesta Sinfónica de Chicago, director musical de la Orquesta Sinfónica de Toronto y director musical de la Sinfónica de San Francisco.

Se hizo asimismo acreedor también de una invitación por parte del director Charles Munch, entonces responsable de la orquesta Sinfónica de Boston, a asistir al Centro de Música de Berkshire Music Center. Fue un hito crucial en su devenir profesional. En 1973 empezó a dirigir la Sinfónica de Boston, con la que estaría durante 29 años. Es el mandato más largo en la historia de orquestas estadounidenses.

Entre 2002 y 2009 pasó a ser responsable de la Orquesta de la Ópera de Viena, antes de regresar a Japón para tratarse de una neumonía. Finalmente fue sustituido en el cargo por el austriaco Franz Welser-Möst en 2010.

Desde enero de 2010, el músico nipón padecía frecuentes problemas de salud a causa de un cáncer. Tuvo que suspender todos sus compromisos durante cerca de un año, a excepción de unas pocas apariciones públicas, entre ellas, la dirección de la Orquesta de Cámara de Saito Kinen en el Festival de Matsumoto (Japón), que él mismo fundó.

Un aspecto llamativo en la trayectoria de Ozawa fue la colaboración con el novelista Haruki Murakami. Las conversaciones íntimas sobre música clásica que mantuvieron en la casa del escritor dieron origen al libro Música, sólo música. Salen a relucir Brahms, Beethoven, Mahler… Ambos muestras su devoción por estos gigantes.